La compañía aeroespacial se instaló en Texas y generó nuevos puestos de trabajo y progreso en la población; algunos locales, ambientalistas y descendientes de comunidades indígenas están en franco desacuerdo
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“Hay mucho movimiento y ruido. Pero esto es el progreso. Podemos adaptarnos”. Así resume Jim Crawford, un jubilado de 76 años, su vida en Boca Chica Village, un asentamiento de una veintena de casas en el condado de Cameron, en el extremo sur de Texas, en Estados Unidos y a poca distancia de la frontera con México.
Crawford vive la mayor parte del año en Michigan pero todos los inviernos se escapa a su casa en la playa, donde el clima es más amable, las reservas naturales ofrecen abundante vegetación y aves, y donde puede disfrutar de su pasatiempo favorito: la pesca. Pero desde hace casi una década, en Boca Chica las cosas empezaron a cambiar.
En 2013, SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk, el hombre más rico del mundo con una fortuna de unos US$273.000 millones, se instaló a unos metros de la casa de Crawford. La compañía compró la mayoría de las propiedades en Boca Chica Village -donde no hay agua corriente ni sistema de cloacas-, pero unos pocos vecinos, como Crawford, se resisten a venderlas.
También adquirió numerosas hectáreas frente al mar y alrededor de varias zonas naturales protegidas como el Parque Estatal Boca Chica, Refugio de Vida Silvestre Boca Chica y Área de manejo de Vida Silvestre Las Palomas.
“No creo que sean muy cuidadosos con el medio ambiente. Cortaron muchos árboles y este es un santuario de aves. Ahora hay menos pájaros”, describe Crawford a BBC Mundo frente a su casa, mientras dice que se conforma con ir a pescar “cuando no cierran la playa” para hacer pruebas.
“Cohetes en el patio trasero”
Boca Chica es un lugar estratégico para SpaceX. Al igual que Cabo Cañaveral en Florida, Boca Chica está cerca del mar, en una zona relativamente poco poblada y es uno de los puntos de los Estados Unidos más cerca del ecuador.
Y a diferencia de California, donde Elon Musk estableció la mayoría de sus empresas, durante los últimos años Texas comenzó una campaña de oferta de beneficios fiscales que hicieron que el multimillonario mudara varias de sus operaciones al estado de la estrella solitaria. A principios de abril, Musk inauguró una “gigafactory”, una planta de fabricación enorme para la producción de sus autos eléctricos Tesla en Austin.
Varias de las autoridades locales celebran que el multimillonario eligiera este rincón del país. “Nadie pudo imaginar que lanzaríamos cohetes desde nuestro patio trasero”, dice el juez del condado de Cameron, Eddie Treviño, quien ejerce de alcalde. “Ese compromiso e inversión de SpaceX en Boca Chica inspiró a muchas personas a estar entusiasmadas con el futuro de Brownsville, del condado y del valle”, le cuenta a BBC Mundo.
“Somos una mezcla”
El condado de Cameron comprende geográficamente varias localidades y áreas, entre ellas Boca Chica y Brownsville. Esta última es la ciudad más grande del valle del Río Grande del lado estadounidense, con casi 200.000 habitantes y con su propio gobierno y legislación.
Como toda ciudad de frontera, la composición demográfica de Brownsville dista mucho de cualquier otro sitio de Estados Unidos. Allí el 94% de la población se percibe como hispana o latina, según el último censo. “No somos México y no somos los Estados Unidos. Somos una mezcla”, asegura el agente inmobiliario Bruno Zavaleta, quien nació y se crio en Brownsville.
Hasta hace muy poco, la gente vivía y trabajaba en continuo movimiento entre ambos lados de la frontera. Pero “la seguridad fronteriza se ha convertido en un tema político. Para los que vivimos aquí no es la verdadera realidad. Dirigentes políticos de todo el país vienen a la frontera para tratar de utilizarla como tema para atacar o embellecer la realidad”, asegura Treviño. “Hay tanta nueva tecnología que nuestras agencias federales encargadas de hacer cumplir la ley pueden usar en lugar de construir un muro que es solo una pérdida de dinero”, piensa.
En Brownsville, el español e inglés se escuchan por igual en las calles. Hay carteles en ambos idiomas e incluso instalaciones artísticas que resaltan la fusión de ambos en un spanglish que termina por crear nuevas palabras que solo los que viven en la frontera entienden. Pero la demografía también está cambiando en Brownsville.
“Brownsville es una comunidad predominantemente hispana pero se está volviendo un poco más diversa porque más gente de fuera se está mudando aquí, debido a compañías como SpaceX. Eso nos puso en el mapa”, reconoce Roy De los Santos, comisionado por el distrito 3 de Brownsville.
De los Santos, quien nació en Brownsville y está orgulloso de sus orígenes mexicanos, españoles e ingleses, es también el presidente del Sombrero Festival, que junto a Charro Days y Mr. Amigo conforman las tres fiestas más importantes de la comunidad para honrarlas raíces latinas y celebrar la amistad entre Brownsville (Estados Unidos) y Matamoros (México). La comunidad incluso cuenta con un “paseo de la fama” cuyas estrellas homenajean a personalidades y artistas que destacan la fraternidad entre las comunidades de los dos lados de la frontera.
La realidad económica de Brownsville es compleja. Según datos publicados por la oficina del censo de los Estados Unidos, casi el 30% de la población es pobre. Y hace menos de dos décadas encabezaba el listado como la ciudad con menos recursos en todo el país. “En Brownsville siempre hubo pobreza. Pero hace una década, que coincide con la llegada de SpaceX, se empezaron a ver cambios en los edificios del centro de la ciudad”, describe el agente inmobiliario.
Elizabeth St. es la calle principal de Brownsville que desemboca en el puente internacional para cruzar a México. Allí hay comercios de venta de telas, bazares y edificios históricos que fácilmente son reconocibles por su arquitectura. Y en otras calles aledañas se observan nuevos negocios y restaurantes. “En 10 años, esto cambió significativamente. Jamás pensé que Brownsville tendría un concesionario de Tesla”, dice Zavaleta.
“La playa de los pobres”
La relación entre Brownsville y Boca Chica es muy estrecha. Incluso algunos dicen que “Boca Chica Beach es la playa de Brownsville”. Otros que es “la playa de los pobres” porque allí no hay que pagar para entrar y no hay desarrollo inmobiliario ni servicios.
Unos 40 kilómetros separan a Brownsville de Boca Chica y para llegar allí, hay que tomar la ruta 4, la única vía de acceso. A solo cinco minutos fuera de la ciudad ya se puede apreciar el verde de la vegetación local y la variedad de aves que buscan estas zonas de humedales para alimentarse y reproducirse. Pero dos cosas llaman la atención de este trayecto.
La primera es el control migratorio sobre la carretera. La playa de Boca Chica termina en la desembocadura del Río Grande, límite natural con México. Del otro lado está la playa Bagdad, próxima a la ciudad de Matamoros. Allí no hay muro. La segunda es que la línea del horizonte se interrumpe por las gigantescas torres de ensamblaje y almacenamiento de SpaceX.
Y mientras uno se aproxima a la playa, puede recorrer con detalle los trabajos que se realizan en la planta de SpaceX, bautizada como Starbase, que es el nombre que muchos usan para todo el área de Boca Chica, aunque no ha habido un pedido oficial para el cambio de denominación.
En ese tramo sobre la carretera se puede observar la construcción de los motores y de los prototipos de las naves. Todo está allí, al alcance de la vista, aunque está lleno de carteles que nos recuerdan que se trata de una propiedad privada.
A la Luna y más allá
SpaceX se estableció en Boca Chica con la idea original de lanzar sus cohetes parcialmente reutilizables Falcon 9 para poner satélites en órbita. Hace unos años eso cambió. Elon Musk decidió que quería desarrollar la nave espacial “Starship/Super Heavy” aquí y enviar a los humanos de regreso a la Luna y más allá (back to the Moon and beyond). Transportar personas a Marte es parte clave del plan.
“Entonces, en lugar de una huella pequeña, esa huella se volvió mucho más grande”, explica Treviño. Para que SpaceX pueda realizar operaciones de lanzamiento de Starship desde Boca Chica, la compañía debe obtener un permiso experimental o una licencia de operador de vehículos de la Oficina de Transporte Espacial Comercial de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés).
La evaluación de la FAA de una solicitud de permiso o licencia incluye cuatro requisitos: una revisión de problemas de seguridad pública (como el sobrevuelo de áreas pobladas y el contenido de la carga), preocupaciones de seguridad nacional o política exterior, requisitos de seguro para el operador de lanzamiento y el potencial impacto ambiental.
Tras la publicación de un borrador de evaluación ambiental para revisión y comentarios del público en septiembre de 2021 y luego de varias postergaciones, la FAA comunicó que a fines de abril de 2022 presentaría el informe final. “Soy optimista de que obtendremos la aprobación”, dijo Musk el pasado febrero. “Supongo que nuestro peor escenario es que nos retrasemos de seis a ocho meses para construir la torre de lanzamiento del cabo (Cañaveral, Florida) y lanzar desde allí”, añadió.
Mayor empleador
En el discurso anual del estado de la ciudad el pasado 21 de abril, el alcalde de Brownsville, Juan Trey Mendez, reveló cifras del impacto de SpaceX en la economía de la localidad y el condado. “Un estudio de impacto económico reciente mostró que la empresa invirtió US$430 millones en diferentes operaciones en el condado de Cameron el año pasado”, dijo. “Tuvo más de 1600 empleados directos en Starbase, siendo el 71% de ellos residentes del valle del Río Grande”, agregó.
Según el alcalde, SpaceX se convirtió en el empleador privado más grande en Brownsville. Pero varios entrevistados coinciden en que para los habitantes de Brownsville solo quedan los trabajos de menor calidad. “La mayoría de los trabajos profesionales son ocupados por personas de fuera de la comunidad, específicamente jóvenes blancos”, dice Emma Guevara, una joven activista de la organización Red de Justicia Ambiental del Sur de Texas. “Y los locales se quedan con los trabajos de recepcionista, construcción o lavando platos”, cuenta.
De los Santos no está de acuerdo. “Siempre y cuando estén calificados, los residentes consiguen trabajo. Y lo he visto de primera mano”, afirma. “Obviamente en la ciencia espacial se necesitan personas muy especializadas. Si no tenemos el talento local, lo importarán”, añade.
Impacto ambiental
Las críticas más escuchadas contra SpaceX se refieren al posible impacto ambiental que provocan sus operaciones. “Realizamos varios proyectos de investigación y monitoreo de vida silvestre en el área durante los últimos años y hemos documentado impactos negativos sustanciales durante ese tiempo”, afirma Stephanie Bilodeau, bióloga conservacionista del Programa de Bahías y Estuarios Coastal Bend.
El área al norte de la carretera desde el sitio de lanzamiento sería la más afectada. Allí está el parque estatal Boca Chica. “Se pueden observar innumerables huellas y marcas de arrastre de escombros de varias explosiones a lo largo de los años. Estos daños hacen que el suelo no se pueda recuperar”, dice. La especialista también denuncia la existencia de residuos y agua espumosa saliendo de todas las zanjas que se han cavado para drenar las propiedades en Boca Chica Village y que “desembocan en las sensibles planicies del refugio de Vida Silvestre de Boca Chica”.
Bill Berg tiene 76 años y es profesor de ingeniería retirado de la Universidad de Texas Valle del Río Grande. Además es miembro de la organización sin fines de lucro Save RGV (Salven al Valle Río Grande) que analiza el impacto ambiental de SpaceX en Boca Chica.
“Los escombros de los ensayos destruyeron parte del suelo del área protegida. Allí solía crecer un alga que alimenta a los pájaros. Las algas ya no crecen, así que las aves no vienen aquí en su ruta de migración”, detalla a BBC Mundo frente al parque estatal Boca Chica. Según Berg, “esto parece Marte antes de que ellos lleguen allí”.
BBC Mundo solicitó a SpaceX acceso a sus instalaciones y comentarios sobre el impacto medioambiental y en la comunidad de sus operaciones, pero el pedido fue denegado.
Cortes de ruta
Para hacer sus pruebas, SpaceX realiza numerosos cortes en la ruta 4 que deben ser aprobados por el condado de Cameron. Muchos miembros de la comunidad se quejan porque hay un exceso en los cortes y dicen que la empresa y el condado violan la Constitución de Texas al no poder ingresar a la playa.
La playa Boca Chica Beach está protegida por la Ley de Playas Abiertas de Texas, por la cual el público tiene el derecho libre y sin restricciones de acceder a las playas en todo el estado. Sin embargo, el único acceso a ella suele bloquearse por las operaciones de SpaceX. Y permanecer en la playa durante las pruebas puede ser extremadamente peligroso.
“Gentrificación”
Existe otro problema que indirectamente causa SpaceX: la gentrificación. Los precios de las casas y los alquileres subieron significativamente en Brownsville. “Antes de la llegada de SpaceX, las casas de a poco aumentaban de precio, pero ahora el incremento es mayor”, dice Bruno Zavaleta.
Según el agente inmobiliario, el norte de Brownsville se revalorizó. Un alquiler de una casa de tres habitaciones estaba hace un año a US$1500 y ahora está US$2400. Mientras que una casa de cuatro habitaciones pasó de valer US$287.000 en marzo de 2021 a US$349.000 en diciembre de ese mismo año. Según él, todo esto se debe “al poder de un tuit de Elon Musk”, de marzo de 2021.
Desde ese momento, Zavaleta cuenta que empezó a recibir consultas y mucha gente comenzó a mudarse a Brownsville. “Los inversionistas creen que los precios van a seguir subiendo. Yo realmente no lo sé. No tengo la bola de cristal. Pero el mercado es una locura”, define.
Emma Guevara opina que ese tuit de Musk “causó muchos problemas a la comunidad”. “Mi renta aumentó y tuve que mudarme”, asegura. “Todo es difícil. Yo amo este lugar. Mi familia, la comida, mi cultura están aquí… y es tan deprimente, insultante y agotador cómo siempre se están aprovechando todo el tiempo”, reflexiona.
Un reclamo ancestral
Existe un reclamo mucho más antiguo sobre estas tierras desde las que Musk quiere colonizar el espacio. “Esta es tierra ancestral de nuestra tribu”, le dice a BBC Mundo Christopher Basaldu, miembro de la tribu Esto’k Gna, que significa “seres humanos”, también conocida como Carrizo/Comecrudo.
“Tenemos a uno de los hombres más ricos del planeta colonizando activamente esta tierra sin el consentimiento de los nativos indígenas”, detalla Basaldu, quien es doctor en Filosofía y Antropología de la Universidad de Arizona. “Y siempre tienen un mantra: no hay daños ambientales significativos, sin impacto social y cultural. Pero SpaceX nunca consultó con la tribu para entender que mientras construyen estas cosas, lo más probable es que perturben sitios arqueológicos, restos humanos, restos indígenas”, afirma.
Basaldu explica que, al no ser una tribu con reconocimiento federal, ni SpaceX ni ninguna otra compañía en la zona están sujetas a las leyes federales que las obligan a informar sobre potenciales hallazgos. “La tribu continúa planteando este tema lo mejor que puede. Pero las empresas siguen ignorándolo”, dice. “El progreso es una narrativa supremacista blanca para facilitar la creación de un consentimiento en la opinión popular para continuar permitiendo la destrucción de las tierras nativas”, opina. “El progreso es literalmente permitir que el pequeño 1% de la población humana cause miseria al resto”, agrega.
Contrastes
“Esto es una locura y me encanta”, asegura Gene Gore, quien se define como indoamericano y que cuenta que su familia vivió en Brownsville por generaciones. Para él es maravilloso lo que está pasando con SpaceX en toda la zona. Y asegura que la empresa aeroespacial es muy consciente del impacto.
“Yo trabajo protegiendo a las tortugas. Puse cámaras y después de cada lanzamiento no hubo un pájaro muerto. Nada”, asegura este instructor de surf en South Padre Island que visita a menudo Boca Chica Beach con sus caballos.
“Cuando introdujeron los caballos (al continente americano), lo cambiaron todo. SpaceX está haciendo lo mismo. Vamos a descubrir lo que aún no conocemos. Eso es asombroso”, asegura Gore. Lo cierto es que desde hace casi una década, SpaceX genera una grieta en la comunidad del condado de Cameron.
“Si llega el progreso, siempre hay consecuencias asociadas. Tenemos que hacer todo lo posible para asegurarnos de que el medio ambiente de Boca Chica está protegido”, señala el juez Treviño. “Pero estos trabajos que llegaron y ojalá sigan, son muy bien pagados. La gente que construye los cohetes es nuestra mano de obra local. Entonces, si podemos construir cohetes, podemos construir cualquier cosa”, concluye.
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