Biden intenta asfixiar más a Putin e impone un embargo petrolero a Rusia
Anunció en un discurso en Casa Blanca una nueva ampliación de las represalias económicas contra Moscú por la invasión a Ucrania; crece el costo para la economía norteamericana
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WASHINGTON.- Estados Unidos prohibió las importaciones de petróleo de Rusia en una nueva escalada en la ofensiva de sanciones de la Casa Blanca contra Moscú por la invasión a Ucrania ordenada por el presidente Vladimir Putin. La nueva represalia del gobierno de Joe Biden llega cuando la guerra ha recrudecido en medio de los brutales ataques rusos, que han alcanzado a civiles, las principales ciudades y corredores humanitarios en Ucrania.
El cepo a las exportaciones de energía que impuso Washington a Rusia no fue acompañado esta vez por los socios de Estados Unidos en Europa, que dependen del gas y el petróleo ruso, en la primera divergencia que muestra el frente occidental contra Putin.
“Estamos prohibiendo todas las importaciones de petróleo, gas y energía. Eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptado en los puertos de Estados Unidos y los estadounidenses dan otro fuerte golpe a la maquinaria de guerra de Putin”, anunció Biden en la Casa Blanca.
Watch live as I announce actions to continue to hold Russia accountable for its unprovoked and unjustified war on Ukraine. https://t.co/u7bg2980dy
— President Biden (@POTUS) March 8, 2022
Biden dijo que entendía que muchos de los aliados europeos no iban a unirse a Estados Unidos. “Podemos tomar este paso mientras otros no”, agregó, luego de recordar que el país produce más petróleo que toda Europa. Aún así, el Reino Unido anunció que suspenderá las importaciones energéticas de Rusia antes de termine el año, la Unión Europea tiene la intención de reducir este año dos tercios sus importaciones de gas ruso.
Aun con sus limitaciones, la prohibición a las ventas de energía de Rusia –”la arteria principal” de su economía, graficó Biden– representa una de las sanciones más duras contra Moscú desde el inicio de la guerra, y se suma al bloqueo de las reservas del Banco Central y la desconexión casi total del sistema financiero ruso de las transacciones internacionales. Las exportaciones de gas y petróleo generan casi la mitad de los ingresos de divisas de Rusia, y son la principal fuente de ingresos del presupuesto del Kremlin. Sin la participación plena de Europa, el impacto de la represalia es limitado ya que el petróleo ruso representa solo alrededor del 3% de las importaciones totales de energía norteamericanas. En 2021, Estados Unidos importó casi 700.000 barriles de petróleo y otros productos derivados por día desde Rusia, mientras que los europeos compran alrededor de 4,5 millones de barriles de petróleo diarios, indicó ayer la vocera presidencial, Jen Psaki.
La nueva movida de Biden contra Moscú llega en medio de un creciente costo interno para la economía de Estados Unidos de la guerra en Ucrania y la ofensiva de sanciones contra Rusia.
Por la invasión de Rusia a Ucrania y el aumento en el valor del petróleo, el precio promedio de la nafta marca récords a diario y ya se estacionó arriba de los 4 dólares, el impacto más notorio del conflicto en el día a día de los norteamericanos. La suba del crudo, y del paladio y el níquel –insumos industriales para autos, baterías, teléfonos y computadoras– o del trigo auguran precios más altos, alimentos y bienes más caros y más inflación, y ponen al gobierno de Biden ante nuevos dilemas para intentar amortiguar el impacto de la guerra en el país.
Economistas y el Fondo Monetario esperan que el aumento de los precios del petróleo –el crudo Brent volvió a a superar los 130 dólares el barril tras el anuncio de Biden, el nivel más alto desde 2008– y de los alimentos sumado a nuevos problemas en las cadenas globales de suministro exacerben la inflación, que ya está en un máximo en los últimos 40 años. Biden reconoció el daño que provocan la guerra y las sanciones a la economía, pero a la vez dijo que el embargo petrolero tiene un amplio apoyo bipartidista en el Congreso, y cuenta también con el respaldo de la gente. Las últimas encuestas así lo señalan: siete de cada 10 norteamericanos respaldan el embargo, según un sondeo reciente de Quinnipiac.
“Dije que me sinceraría con el pueblo estadounidense desde el principio. Y cuando hablé por primera vez de esto, dije que defender la libertad va a costar. También nos va a costar a nosotros, en los Estados Unidos”, afirmó el presidente.
“Esto ya está claro: Ucrania nunca será una victoria para Putin. Putin puede tomar una ciudad, pero nunca podrá controlar el país”, dijo Biden en otro tramo de su mensaje.
La primera y más notoria muestra de esa nueva realidad la dio el precio de la gasolina, que tocó un nuevo máximo histórico, según el sitio GasBuddy y la Asociación Americana de Automóviles, que registraron picos arriba incluso de US$7 en California. Además de marcar un récord, la nafta tuvo la suba más fuerte de la historia luego de que se desató el conflicto con Ucrania, con una disparada que en promedio superó los 50 centavos de dólar.
Biden cargó contra las petroleras al afirmar que la guerra no podía ser una excusa para aumentos “excesivos” en la gasolina. Su administración ya liberó parte de las reservas estratégicas de petróleo del país para contener el fuerte aumento de los combustibles, y mantiene “conversaciones” con las petroleras en busca de alternativas para amortiguar el golpe.
“Ya hemos tomado medidas, el presidente ya ha tomado medidas, la liberación histórica de la reserva estratégica de petróleo, de manera coordinada. Y, claramente, continuaremos teniendo conversaciones con grandes productores y proveedores de petróleo de todo el mundo sobre cómo mitigar el impacto y considerar también opciones nacionales”, indicó ayer la vocera de Biden, Jen Psaki.
La guerra en Ucrania también llevó al gobierno de Biden a dar algunos giros en su política exterior. La Casa Blanca abrió conversaciones con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, férreo aliado de Moscú, en una movida que muchos vieron como un intento por ampliar la oferta global de petróleo, pero también por comenzar a corroer los lazos de Putin en la región. La Casa Blanca confirmó que funcionarios norteamericanos viajaron el fin de semana pasado a Caracas para discutir “una variedad de temas” con el régimen de Maduro, indicó Psaki, entre ellos la “seguridad energética”.
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