Alerta en Arizona: qué es la “fiebre del valle” y cuáles son sus mayores peligros
Se origina por la inhalación de un hongo; los síntomas tienden a confundirse con gripe o neumonía y por esa razón es muy difícil diagnosticarla
![La tos es uno de los síntomas de la fiebre del valle (Foto: Archivo iStock)](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/la-tos-es-uno-de-los-sintomas-de-la-fiebre-del-ESQM3CI7OVDCNLAPSEBITYHPHQ.jpg?auth=28b661643ba2733ac7d6b5521b6e254b598b22dbb4b1dd0fdcd17a1957a7a211&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
La fiebre del valle es una enfermedad infecciosa que afecta a miles de personas en Arizona cada año. Esta afección, también conocida como coccidioidomicosis, es causada por la inhalación de esporas del hongo Coccidioides, que se encuentra en el suelo de áreas desérticas del suroeste de EE.UU. A medida que las esporas se dispersan en el aire, especialmente durante las tormentas de polvo, las personas pueden inhalarlas y desarrollar la infección, de acuerdo al Departamento de Servicios de Salud de Arizona.
¿Cuáles son los síntomas de la fiebre del valle?
La fiebre del valle es una infección pulmonar que puede presentar una variedad de síntomas, desde leves a severos. Entre los síntomas comunes se encuentran la fatiga, tos, fiebre, dolor de cabeza, dificultad para respirar, sudores nocturnos, dolores musculares o articulares y erupciones en la piel. Estos síntomas pueden aparecer entre una y tres semanas después de la exposición y, aunque muchas personas se recuperan sin tratamiento, algunos casos pueden requerir intervención médica.
Diagnóstico y Tratamiento
Una de las mayores dificultades con la fiebre del valle es su diagnóstico. Debido a que los síntomas son similares a otras enfermedades respiratorias, como la gripe o la neumonía, a menudo se diagnostica erróneamente. Esto puede llevar a tratamientos inadecuados y prolongar el malestar de los pacientes. Para un diagnóstico preciso, los médicos pueden utilizar pruebas de sangre, cultivos de esputo o radiografías de tórax.
El tratamiento de la fiebre del valle depende de la gravedad de los síntomas. En casos leves, los pacientes pueden mejorar sin tratamiento específico, aunque se recomienda descanso y reposo. En casos más severos, los médicos pueden prescribir medicamentos antimicóticos como fluconazol o itraconazol. Estos medicamentos ayudan a combatir la infección, pero el tratamiento puede durar varios meses, determinan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU.
Prevención
La prevención de la fiebre del valle es un desafío debido a la naturaleza ambiental del hongo. Sin embargo, hay medidas que las personas pueden tomar para reducir el riesgo de exposición, especialmente durante las tormentas de polvo o en áreas conocidas por tener altas concentraciones de esporas de Coccidioides:
Evitar áreas polvorientas: limitar el tiempo al aire libre durante las tormentas de polvo.
Uso de mascarillas: los barbijos pueden ayudar a filtrar las esporas del aire.
Cierre de ventanas: mantener las ventanas cerradas durante las tormentas de polvo.
Impacto en Arizona
Según el Departamento de Servicios de Salud de Arizona, en lo que va del 2024, cerca de 6.793 personas han sido diagnosticadas con fiebre del valle en el estado, siendo el condado de Maricopa el más afectado con 4.919 casos, recoge Univisión. La incidencia de la enfermedad tiene un impacto significativo en la salud pública y la economía de la región, ya que puede afectar la productividad laboral y aumentar los costos médicos.
Conciencia y educación
Para combatir la fiebre del valle, es crucial aumentar la conciencia y la educación entre la población y los profesionales de la salud. Las campañas de salud pública pueden ayudar a informar a las personas sobre los riesgos, los síntomas y las medidas de prevención, recomiendan desde el Departamento de Servicios de Salud del estado. Además, los médicos y otros profesionales de la salud deben estar capacitados para reconocer los síntomas y realizar diagnósticos precisos.
Investigación y avances
La investigación sobre la fiebre del valle continúa, con el objetivo de mejorar los métodos de diagnóstico, tratamiento y prevención. Los científicos están explorando nuevas formas de detectar la enfermedad de manera más rápida y precisa, así como desarrollando tratamientos más efectivos. También se están llevando a cabo estudios para comprender mejor cómo el cambio climático y otros factores ambientales pueden influir en la propagación del hongo, finaliza el Centro de Periodismo Sanitario.
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