Apremiada por la inflación en EE.UU., la Fed vuelve a cambiar el libreto y anuncia la mayor suba de tasas en 28 años
El banco central norteamericano decidió apurar la corrección de su política monetaria ante la persistencia de la inflación y el derrape de los mercados financieros de las últimas semanas
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WASHINGTON.- Luego de subestimar la inflación durante meses, la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, anunció la mayor suba en su tasa de interés desde 1994, en otro dramático endurecimiento de su política monetaria para intentar controlar el alza del costo de vida –que en mayo marcó un nuevo pico para los últimos 40 años– aun a riesgo de enfriar la economía, o llevarla a una recesión.
La Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera) anunció un alza en su tasa de interés de 0,75 puntos y llevó su tasa de referencia al 1,5-1,75%, el mismo nivel que tenía justo antes del azote de la pandemia del coronavirus, pero aún por debajo del valor que los economistas consideran que debe alcanzar para estabilizar la primera economía global, jaqueada, al igual que el resto del mundo, por el peor rebrote inflacionario desde principio de la década del 80.
Bajo una enorme presión de economistas y de los mercados, la Fed marcó otro notable giro. Durante meses, el presidente de la Fed, Jerome Powell, y los otros miembros del comité que define la política monetaria del banco central ningunearon la gravedad del rebrote inflacionario que despuntó junto con la reactivación a la pandemia, al tildarlo de “transitorio”.
A principios de este año, la guerra en Ucrania y la persistencia y la amplitud de los aumentos de precios los llevaron luego a adelantar el ajuste en la tasa de interés. La Fed comenzó ese ajuste con prudencia y cautela, fiel a su historial. Aun hasta el mes pasado, Powell había desestimado la posibilidad de acelerar aún más el endurecimiento en la política monetaria para controlar la inflación, al afirmar que la Fed “no estaba considerando activamente” una suba de 75 puntos básicos, aunque no la descartó del todo.
En unas semanas, el panorama cambió, y la Fed adoptó una postura mucho más agresiva. El último dato de inflación –8,6% anual en mayo– mostró que el alza del costo de vida parece aún lejos de frenarse y, peor aún, un indicador clave de las expectativas de inflación de la Universidad de Michigan comenzó a correrse hacia arriba, una señal de alarma determinante para que la Fed cambiara de actitud. A eso se sumó el derrape de los mercados financieros de las últimas semanas, que dejó al descubierto un fuerte pesimismo entre los inversores sobre el sendero en el que se encontraba la economía. Ese menú de advertencias terminó por llevar a Powell y al resto de los miembros del comité que timonea a la Fed a apurar –una vez más– la lucha contra la inflación.
Tras el anuncio, Powell admitió en una conferencia de prensa que el ambiente se había vuelto “más difícil” en los últimos meses, y reconoció por primera vez un riesgo real de que el rebrote inflacionario pueda llegar a empeorar si la gente comenzaba a correr más sus expectativas y a esperar una mayor inflación en el futuro. Powell se mostró más determinado que nunca en atacar la inflación y lograr que baje, al indicar que era impopular, dolorosa para la gente, tóxica para la economía, y querían ver “un claro progreso”, y dejar incluso la puerta abierta a otro aumento agresivo similar al anunciado más adelante, La decisión, dijo, se tomará “reunión a reunión”.
“No vamos a declarar la victoria hasta que veamos, realmente veamos, evidencia convincente de que la inflación está bajando”, insistió Powell.
“El peor error que podemos cometer es fracasar. No es una opción. Tenemos que restaurar la estabilidad de precios. Es la base de la economía. Sin estabilidad de precios, la economía realmente no funciona. No funciona para la gente, come su sueldo”, afirmó luego el jefe de la Fed “Queremos hacer el trabajo”, remarcó.
Los integrantes del comité de la Fed proyectaron además un sendero de ajuste más agresivo, al anticipar que la tasa cerrará el año arriba del 3 por ciento, cerca de 3,4 por ciento, cuando a principios de este año anticipaban que estaría por debajo del 2 por ciento en diciembre.
Ya el mes anterior, la Fed había implementado la corrección más agresiva en la tasa de interés desde 2006, y Powell había anticipado que preveían subir la tasas medio punto en las siguientes dos reuniones. Pero la realidad forzó a la Fed a cambiar otra vez el libreto, y anunciar una suba de 0,75 puntos, la más alta en casi 28 años. El nuevo sendero trazado por la Fed coloca a Estados Unidos en un sendero de ajuste similar al de principios de los ‘80, cuando Paul Volcker estaba al frente del banco central y un giro brutal en la política económica terminó por favorecer la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca, quien derrotó al presidente demócrata Jimmy Carter.
Criticado por su falta de reflejos y su lentitud para atacar la inflación, Powell ofreció varias definiciones en su conferencia de prensa para mostrar su convicción y su compromiso con una mayor agresividad de la Fed para controlar los precios. Apenas comenzó dijo que sabía las enormes dificultades que generaba para la gente, y hacia el final insistió en ese punto al afirmar que la inflación “es increíblemente impopular y muy dolorosa”.
La movida de la Fed conlleva el riesgo de provocar una recesión, o lo que los economistas llaman un “aterrizaje forzoso” que logre enfriar los precios, pero al costo de aumentar mucho el desempleo. Las últimas proyecciones de la Fed mostraron, de hecho, que el comité espera un leve aumento de la desocupación en 2023 y 2024, un reconocimiento implícito a un mayor riesgo a una recesión, o, en el mejor de los casos, un freno en la economía.
Con todo, los inversores le ofrecieron un guiño a la movida: luego de varias sesiones turbulentas, los principales índices accionarios de Wall Street cerraron el miércoles en territorio positivo.
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