Amenazada por una recesión, la economía de Estados Unidos da señales de fortaleza
En noviembre se crearon 263.000 empleos, un nivel similar al de los meses anteriores, a pesar de los ajustes de la Fed por los aumentos de precios; “los salarios están aumentando más rápido que la inflación”, afirmó Biden
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WASHINGTON.- Los pronósticos de economistas y empresarios auguran una recesión en el horizonte. La inflación, que este año alcanzó su pico en los últimos 40 años, comienza a ceder, pero está lejos de aún de enfriarse del todo. El crédito se encarece. Las grandes empresas anuncian despidos masivos, o congelan todos sus planes de contrataciones. Estados Unidos parece avanzar inexorablemente hacia su próxima crisis, al punto tal que la Casa Blanca y el Congreso han comenzado a diseñar planes de contingencia ante una eventual recesión, un escenario que, para muchos, es inevitable. Pero la economía también arroja notables signos de resiliencia: la bolsa se recupera, el consumo, el gran motor, todavía no se apaga del todo, y el empleo aún crece a un ritmo saludable.
La economía norteamericana creó 263.000 puestos de trabajo en noviembre, un nivel similar al de los meses anteriores a pesar del fuerte ajuste que comenzó a aplicar la Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera) en la tasa de interés –encareciendo el financiamiento de las empresas y de los hogares– para controlar el alza del costo de vida. El desempleo se mantuvo en el 3,7%, cerca de su piso histórico.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este viernes en la Casa Blanca una ley que forzó un acuerdo entre los sindicatos ferroviarios y los operadores que permitió evitar una huelga durante las fiestas de fin de año. Biden aprovechó la ocasión para refrendar su confianza en su agenda económica.
“Los estadounidenses están trabajando, la economía está creciendo, los salarios están aumentando más rápido que la inflación y evitamos una huelga ferroviaria catastrófica”, dijo el mandatario en la Casa Blanca.
“Nuestro plan para construir la economía de abajo hacia arriba y del centro hacia afuera está funcionando”, insistió.
Cambio de velocidad
A la fortaleza que ha mostrado el mercado laboral norteamericano se agregó esta semana un cambio en el mensaje del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, quien dijo en un discurso que el banco central podría comenzar a “moderar” los aumentos en la tasa de interés a partir de este mes para combatir la inflación. Con todo, Powell dijo que todavía queda mucho camino por recorrer para terminar de controlar el alza del costo de vida.
El jefe de la Fed ha reconocidó que la lucha contra la inflación pueden llevar a la economía a una recesión, aunque a la vez ha mostrado un cauteloso optimismo en lograr que lo que los economistas llaman un “aterrizaje suave”. Las últimas palabras de Powell provocaron una suba instántanea de las bolsas al inyectar una dosis de optimismo en el ánimo de los inversores. Otro dato favorable: el gobierno revisó al alza el crecimiento del tercer trimestre, de un 2,6 a un 2,9 por ciento anual.
Los pronósticos y las encuestas que realizan bancos de inversión y medios como Bloomberg auguran que el año próximo la primera economía mundial y el mundo caerán en recesión. Un modelo de Bloomberg Economics publicado a fines de octubre determinó que el riesgo de una recesión en los próximos 12 meses se ubica en un categórico 100 por ciento. Otro modelo de probabilidad, de Ned Davis Research, también encontró una probabilidad del 98,1% de una recesión global.
La última encuesta de Bank of America indicó que el 77% de los administradores de fondos consultados consideraron probable que se produzca una recesión mundial el próximo año. “La cuestión de una recesión ya no es si ocurrirá, sino cuándo”, dijo un artículo reciente de CNN Business. CNN fue, de hecho, una de las últimas grandes corporaciones norteamericanas que anunció despidos masivos para hacer frente a lo que muchos asumen será un invierno largo y difícil.
Pese a los pronósticos pesimistas, algunos economistas y expertos esperan que al menos la recesión venidera –si es que efectivamente ocurre– sea corta y leve, o al menos más benigna de lo que se esperaba hace unos meses. Un dato que los inversores, funcionarios y economistas miran con particular atención es el estado de ánimo de los consumidores.
Ante el incremento de los precios, alrededor del 60% de los consumidores ya han reducido sus gastos, y más consumidores planean recortes de gastos en el próximo año, según un análisis de la Universidad de Michigan. Los consumidores son más reacios a endeudarse para realizar compras importantes que a utilizar sus ahorros, lo que sugiere que los consumidores pueden reducir sus gastos aún más a medida que sus ahorros disminuyen y el costo del financiamiento con los aumentos en la tasa de interés.
En noviembre, la confianza del consumidor cayó un 5% por debajo de octubre, mordiendo alrededor de un tercio de las ganancias registradas desde el mínimo histórico de junio.
“Junto con el impacto continuo de la inflación, las actitudes de los consumidores también se han visto afectadas por el aumento de los costos de los préstamos, la disminución del valor de los activos y el debilitamiento de las expectativas del mercado laboral”, indicó la Universidad de Michigan, en una luz de alerta hacia el futuro.
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