Westworld cerró su segunda temporada con muchas respuestas y una gran pregunta
Luego de diez episodios en los que la audiencia pudo conocer el verdadero fin de los parques de la organización Delos y presenció la rebelión de los anfitriones en búsqueda de su propia conciencia y libertad, Westworld cerró su segunda temporada con un episodio extenso y con muchas respuestas.
Quizá porque muchos temían que una serie con tantos misterios e interrogantes tuviese el destino de Lost -que concluyó encerrada en las trampas que los mismos guionistas fueron plantando a lo largo de los años, sin lograr darle sentido a todo lo que sucedía en pantalla- el capítulo de anoche reveló muchísima información y bien podría haber servido de final para toda la trama.
La segunda temporada había comenzado con Bernard (Jeffrey Wright) inconsciente en una playa, rodeado de cadáveres y sobrevivientes de la sangrienta batalla, tras los festejos por el lanzamiento de la nueva narrativa y había cerrado con el hallazgo de cientos de anfitriones flotando inertes en un desconocido mar. Ahora el misterio quedó resuelto: aquella decisión que Bernard no podía recordar, pues no podía distinguir entre lo que sucedía en el pasado y en el presente, había sido salvar a los de su clase reviviendo a Dolores (Evan Rachel Wood)) en otro cuerpo, creándolo a partir de las instrucciones de un Ford que había encontrado amparo de la muerte en su propia simulación. Pero pronto descubriremos que era toda una construcción del androide.
Y así como la primera temporada la acción se centró en un misterioso laberinto que desveló a los fanáticos y creó cientos de teorías en Internet pero terminó siendo absolutamente literal, en este año Westworld se volcó a la búsqueda de una puerta a un nuevo mundo. Y nuevamente fue un objeto real, o tan real como puede serlo en esta trama.
A través de la puerta los creyentes accedieron a su nuevo mundo, en donde Akecheta y la Nación Fantasma encontraron la paz, mientras que Maeve consiguió el poder para cumplir la promesa que le había hecho a su hija y Teddy tendría un cierre digno, gracias a la misericordia de Dolores.
Una vez que esa puerta se cerró, Westworld abrió otra, que augura una tercera temporada fuera del parque y ya sin saltos temporales, en donde los anfitriones podrán cumplir sus deseos de venganza y vivir sus vidas. La gran pregunta que quedó en el aire es cómo seguirá a partir de ahora la acción. "Tratamos de ver a cada temporada como una exploración. El primer año fue un estudio de la conciencia, ver cómo los hosts buscaban su propia autodeterminación y su destino, una vez que fueran autoconscientes. Este año nos preguntamos qué podían hacer con esa nueva habilidad y a lo largo de esta temporada vimos alianzas, traiciones, estrategias... y eso nos llevó a que nos preguntásemos qué es lo que está bien o lo que está mal de las acciones. Son dilemas morales que están vinculados con nuestra naturaleza y con lo que nos hace humanos. Es por eso que el tema de la segunda temporada es la inmortalidad, si es posible, cómo nos afecta, por qué la perseguimos, qué significa para nuestra naturaleza humana", le dijeron sus creadores a LA NACION .
Al mejor estilo de las películas de Marvel, y tal como sucedió en la primera temporada, la serie mostró una escena de créditos final en la que William y su hija conversan en un futuro lejano, en el que el parque está en ruinas, pero él mismo es parte del experimento para volverlo inmortal. Así que quizá haya un regreso al parque muy pronto.
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