Wes Craven: el cineasta que hizo del terror una pasión de multitudes
Wes Craven, uno de los grandes directores que dio Hollywood en las últimas cuatro décadas, murió anteayer, en Los Ángeles, de un cáncer cerebral, a los 76 años. La afirmación quizá parezca exagerada. No lo es: el cineasta -nacido en Ohio en 1939- hizo grandes películas durante su carrera, aunque claramente no todo lo que dirigió tuvo el mismo nivel de calidad. Pero al menos con las películas que fueron clave, cruciales para el cine de diferentes décadas, Craven se ganó un lugar de privilegio en la memoria cinéfila como un realizador con un manejo superior de ciertos géneros, sobre todo el terror. Se fogueó rodando cine porno, pero su primera película fue The Last House on the Left (1972), con esa violencia y aspereza típicas de buena parte del gran cine estadounidense de los años 70, y que además fue un éxito notable hecho a partir de un presupuesto bajísimo. De esa década también se destaca La pandilla abominable.
Si en esa gran década Craven dejó su marca, entre sus películas de los ochenta estuvo una insoslayable, una que llevaría el slasher film a nuevas alturas y sobre todo, a nuevas cumbres de éxito: creó Pesadilla en lo profundo de la noche (1984), la primera entrega de esa serie de películas, donde nació su villano, Freddy Krueger, uno de los mayores íconos de la historia del cine de terror. En los años 90, luego de las múltiples secuelas de nivel oscilante, volvió a poner las cosas en claro con La nueva pesadilla.
Sin embargo, el gran hito de Craven en esa década sería otro. Y no estamos hablando de Música del corazón, con Meryl Streep, una de esas películas que suelen tildarse de "serias" por quienes no toman al terror con seriedad. Nos referimos a Scream-Vigila quién llama, con la que Craven inició otra serie de éxito al reírse de forma retorcida, compleja, divertida y brillante de ciertas reglas del terror que él había ayudado a crear en la pantalla. Y todo eso sin dejar de asustar, dando cátedra de tensión y de su conocimiento del género, y de sus posibilidades de expansión y explosión. Craven dirigió las cuatro Scream, todas imaginativas, fluidas, inteligentes. Esa tetralogía cómico-terrorífica le regaló la posibilidad de relajarse a los adolescentes de los 80 que habían pasado noches enteras en vela temiendo a Freddy Krueger.
En el siglo XXI, el director no solamente acertó con Scream 4, sino que además hizo un thriller concentrado, de una tensión perfecta: Vuelo nocturno, con Rachel McAdams (2005). Más allá de sus grandes películas, Craven será también recordado por haberle dado su primer papel a Johnny Depp (que fue despanzurrado en Pesadilla) y su primer protagónico a Bruce Willis (en un episodio de The Twilight Zone) y a Sharon Stone (en Bendición mortal).
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