En pocas horas estrenará su traje de conductora de programa propio en Telefe; desafío que significará una bisagra en su carrera y sobre el que estarán puestas todas las miradas
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“Hace dos meses, grabé un piloto, me fui a Europa y me olvidé del tema hasta que la gente de Telefe me pidió conversar por videoconferencia. En esa charla me comunicaron que sería la conductora de MasterChef, ¡guau!”. Wanda Nara aún se sorprende por aquella confirmación que llegó cuando su aspiración a liderar la competencia gastronómica había quedado relegada a un recuerdo. “Me encanta el formato, por eso me presenté”, reconoce esta polémica mujer que no fue la única figura en ser convocada para audicionar, aunque aquellos nombres sean un secreto guardado bajo siete llaves.
Este lunes, desde las 21.30, las miradas estarán puestas en esta mujer que convirtió su nombre en una marca y su vida en un reality. “Justo en abril empieza ATAV”, se lamenta, pensando en que la tira de Polka, que estrenará eltrece en las próximas semanas, a las 22, podría ser un escollo para el rating de su programa. De todos modos, este lunes su competencia será Los 8 escalones de los dos millones, el ciclo de Guido Kaczka.
A Wanda Nara le tocará ocupar, de la mano de MasterChef, el espacio de Gran Hermano, que cosechó números de rating, al menos en los últimos años, inusuales para nuestra televisión. Asi que la apuesta en ella es alta.
“Me siento segura, aunque se trata de un formato que requiere de muchas horas de dedicación y preparación”, sostiene esta mujer que sorprende por su sencillez y por mostrarse muy alejada del personaje que ella misma fomenta con buen ojo comercial y que la opinión pública multiplica con algo de morbo y mucho de curiosidad.
La femme fatale está sentada en una mesa de un bar a medio armar, a un costado del set del flamante programa. Remera suelta, pelo al viento y la cara lavada. Cuesta reconocerla. A su lado, su madre infatigable y no demasiadas personas más. “Siempre estoy así como me ves, en remera y ojotas”. El par de ojotas animal print llevan una gran leyenda con la marca Dior.
LA NACION llega a Telefe un lunes por la mañana. Luego de atravesar un pasillo aún desierto, donde una de las puertas lleva el nombre de la conductora, se llega a una zona común donde todo es movimiento, adrenalina y vértigo. “Me dieron medio canal”, se ríe sorprendida y explica que a lo largo del angosto pasillo no sólo está su camarín sino también una sala de estar y algunos espacios más listos para su uso exclusivo. Su sorpresa es sincera. Tanto como su buena predisposición a conversar.
Si cualquier debut conlleva una energía especial, esta vez también significa la posibilidad de que la mediática ocupe un lugar que puede convertirse en una bisagra en su carrera y en su vida. Es la nueva estrella del canal más visto de la Argentina. Sabe que todas las miradas estarán puestas sobre ella. “Acá vine un montón de veces como invitada del programa de Susana (Giménez)”. No es ingenua. Si hace las cosas bien, ¿el camino siguiente podría ser su propio show? Por ahora, lejos está de ocupar el lugar de la mujer más famosa del país y la primera figura del canal. Ya lo dijo, con razón, la diva mayor, “nadie reemplaza a nadie”.
-Susana Giménez es un referente.
-La amo, me encantaría hacer teatro con ella.
Logística
“Para poder hacer MasterChef tuve que organizar la vida familiar porque, en catorce años, que es la edad del más grande jamás me separé de mis hijos, los he llevado a cuanto camarín me tocó estar y les di la teta durante un año y medio a cada uno”.
La ahora conductora es madre de Valentino, Constantino y Benedicto López, los hijos que tuvo con el jugador de fútbol Maxi López, y de Francesca e Isabella Icardi, fruto de su relación con Mauro Icardi. A la hora de hablar sobre la crianza y la educación de los niños suena algo conservadora, justo ella que hizo del desenfado un estilo.
“Mi hija más chica ya está en primer grado y es muy viva, independiente. De todos modos, tengo gente que me ayuda. De hecho, mi mamá se puso toda la organización familiar al hombro y eso me permite soltar un poquito”, aclara. La logística no es sencilla. Los varones están en Buenos Aires junto a su madre y las nenas se quedaron en Europa con su padre, mientras terminan su escolaridad.
Hornallas
-¿Sos televidente de MasterChef?
-Veía el formato argentino pero, por una cuestión de horarios, era más complicado seguirlo desde Europa, ya que significaba quedarme despierta hasta muy tarde. Mis hijos y yo somos fanáticos de la versión italiana, de hecho, soy amiga de varios de los jurados.
En la nueva temporada local, el máximo tribunal que juzgará a los participantes seguirá estando conformado por los cocineros Donato de Santis, Damián Betular y Germán Martitegui, un puntal insoslayable de este ciclo que, en otras versiones internacionales, no cuenta con un conductor, sino que esa responsabilidad recae en los propios jueces especializados. “Cuando me dijeron que los participantes eran amateurs, me divirtió mucho más porque me encanta conocer nuevas historias. De un famoso ya te esperás algo, sabés por dónde puede ir”.
-Vos sabés sobre eso...
-¡Claro! Además lo piola es que se van a cumplir sueños reales, no sé si un famoso, por más que gane MasterChef, se va a dedicar a eso. Acá se trata de darle la posibilidad a muchos cocineros de sumergirse en su propio sueño y hasta, quizás, que puedan terminar sus estudios. Y están compitiendo por una suma muy alta de dinero, lo cual, a muchos, les permitirá concretar su emprendimiento. Es una oportunidad para gente “normal”, que tiene mucho de formación.
Para formar parte de la competencia, hubo casi diez mil inscriptos oriundos de diversas zonas del país, en una convocatoria de amplio espíritu federal. Una primera preselección dejó en carrera a 53 aspirantes. Esta temporada, y esto es una novedad, se podrá ver la instancia de audiciones donde esos candidatos deberán sorprender al jurado para ser elegidos y pasar a integrar el plantel definitivo compuesto por 24 competidores, quienes buscarán alzarse con el premio mayor de diez millones de pesos y la aspiración de convertirse en chefs profesionales.
“Que los participantes sean evaluados por Damián (Betular), Germán (Martitegui) y Donato (de Santis) es un valor agregado impresionante para ellos. El ´corso´, acá se dice trayecto, que van a hacer será inolvidable”. Cada tanto, mecha una palabra en italiano, ese idioma que domina a la perfección.
-El hecho de que se trate de personas no famosas es aspiracional para quienes buscan un camino similar.
-Y lo importante es que tienen pasión por lo que hacen y tienen que demostrar lo que saben hacer, no les interesa la cámara, no es Gran Hermano.
La conductora también reconoce que la competencia hace aflorar las personalidades, sus zonas luminosas y otras menos generosas: “Se ve todo: quién ayuda, quién es solidario en el mercado y quienes hacen un trabajo más solitario”.
Estudio renovado y con cuidada escenografía. Maquinistas, técnicos, iluminadores, escenógrafos yendo de un lado a otro. Es Telefe y acá todo es a lo grande, como ese set tan inmenso como se lo puede percibir en cámara. Todo es cómodo. Acorde a la exigencia y a las doce, o más, horas diarias que lleva la grabación de cada episodio de la competencia.
Ella, su propia marca
-Sos una mujer acostumbrada a que la opinión pública pose su mirada en vos, ¿cómo te preparás para esta visibilidad que será de otro tono?
-Estoy en manos de los mejores. Mi conductora estrella y referente es Susana Giménez, también me encantan Santiago del Moro y Marley, lo de Lizy Tagliani es muy bueno, cada uno tiene su impronta. En mi caso, buscaré ser yo misma, dentro de lo que el formato permite. No podemos pensar en una Wanda súper libre, pero tengo la libertad para ser yo y eso es algo que me interesó mucho de esta propuesta, la gente del canal me aclaró de entrada que no querían que se modificara mi esencia. La mirada del otro siempre estará, pero -como les explico a mis hijos- eso no tiene que detenerte. Seguramente, el primer día no seré la mejor conductora, pero comienzo un camino y en el capítulo 20 estaré mejor”.
-¿Te ves emprendiendo una carrera como conductora?
-Me divierte mucho la conducción, fui muchas veces entrevistada y siempre me gustó ver el rol de quien me hacía las preguntas.
-¿Es una aspiración tener tu propio big show?
-Puede pasar, a MasterChef no me lo esperaba y la vida me sorprendió, así que espero todo.
-¿Lista para recibir las críticas?
-Nunca me importó mucho las miradas y tomaré las críticas que sean hechas con buena intención para poder aprender. Hago esto porque me divierte, me hace feliz y siento que puedo crecer un montón.
A no confundirse y dejar los prejuicios de lado. Si hace 16 años y buscando cumplir su sueño adolescente de ser famosa buscó relacionarse con el mundo de Diego Maradona; hoy, esta mujer es una empresaria del mundo del fútbol que le transformó la carrera a Mauro Icardi y que se planta en el mercado europeo con conocimiento de causa. Habla muy bien. Sin ostentar, pero determinada.
-Dijiste “la vida me sorprendió”. En tu vida, ¿cuánto hubo de sorpresivo y cuánto de objetivos concretos?
-Hay mucho de plantearme metas, un montón. Desde chiquita, cada vez que venía a Telefe, todos me escuchaban decir que quería ser conductora. Me daban una participación en Casados con hijos, pero yo quería conducir. Cuando menos me lo esperaba, llegó esta oportunidad. En la vida, nunca hay que perder el foco de lo que uno quiere hacer, por más que haya obstáculos, pero todo llega y cada cosa tiene su momento. En la Argentina hay un montón de conductores, pero siento que yo también, desde hace años, tengo un lugar en el medio.
En ese vaivén de la vida pública, reconoce que “la vida de las redes sociales no es la real, por eso mis hijas las tienen prohibidas para usar de manera abierta. Un mensaje puede dañar, por suerte siempre tuve una personalidad muy fuerte, una crítica nunca me sacó del eje, siempre fui para adelante, e importándome sólo lo que dice la gente que me rodea”.
-En figuras como vos, a veces aparece el séquito adulador.
-Me interesa la opinión sincera de mi entorno y no rodearme de esa gente que te dice todo que sí. Yo sé que lo que pido me lo dan. Pido un café y en dos segundos está, me dan doscientas habitaciones para armar el camarín, algo que no pedí. Por poder o por tener un poco más de dinero, aparecen los “sí”, pero yo prefiero rodearme de gente que me diga la verdad.
-Eso es inteligente y sano.
-No me gusta rodearme de gente obsecuente sino de los que me dicen la verdad. A veces, mis amigos o colaboradores me dicen “saliste hermosa” y eso no me gusta, porque yo sé que me sentía mal y que salí mal.
-El afuera también puede dañar.
-El de afuera, que no me conoce, puede decirme algo para herirme, pero yo lo tomo como de quien viene, por eso sólo me quedo con lo bueno y las críticas de la gente que me quiere. Eso busco decirles a mis hijas, creo que es importante decírselo a los chicos muy chiquitos que se exponen en redes como TikTok. Hay que encerrarse en el círculo más íntimo y que nada de lo de afuera quite ganas o modifique el rumbo.
-Sos una experta en coquetear con el afuera y en provocar a la opinión pública.
-La opinión pública aparece desde el minuto uno en el que te comenzás a exponer, les sucederá también a los participantes de MasterChef.
-Vos te exponés, con lo cual tenés que estar muy plantada para la devolución.
-Tengo que estar muy plantada y muy segura para que la mirada del otro no me lastime. Es muy duro leer determinadas cosas. Me pregunto cómo se tomaron el tiempo de escribir una barbaridad sobre alguien que no conocen.
-Con tu nuevo rol televisivo, las miradas estarán muy posicionadas en vos.
-La mirada externa aparece desde que nacés mujer.
-¿Por qué lo decís?
-En los rubros en los que yo estuve, aparece la subestimación, esa cosa de decir “quedó por el cuerpo que tiene” o “si quedó es porque está con tal o cual”, convivo con eso desde chiquita, desde que hago castings. Sin embargo, mi mamá y mi papá me acompañaban a todos lados, si participaba de un desfile, no me quedaba en la fiesta posterior porque nunca me gustó eso. No me gusta ir a discotecas, puedo contar con los dedos de una mano, las veces que fui a bailar. Sin embargo, estoy acostumbrada a que digan barbaridades, algo que se potencia por ser mujer.
-El mundo del fútbol, donde también te movés, aunque se va deconstruyendo, es muy machista y prejuicioso.
-Todo ha cambiado si lo comparo a cuando era chica. Vamos bien encaminados y las nuevas generaciones están haciendo un gran trabajo, pero la mirada que subestima existe. Sin embargo, Wanda no es un producto de un verano, hace muchos años que estoy en el medio y soy una privilegiada porque, viviendo hace 14 años en Europa, no hubo un año en el que no me llamaran para hacer algo en la Argentina.
-¿Cómo nace la empresaria del fútbol?
-Eso apareció naturalmente, como suelen aparecer las cosas en mi vida. Mis contratos, siempre me los gestiono yo misma, así que fue una manera natural. El representante que entonces tenía Mauro (Icardi) había terminado su contrato y, naturalmente, me vi mirando los contratos para el próximo año y quedé. No me lo planteé, surgió. De hecho, aconsejo mucho a mi hermana, pero no la representaría, aunque soy la primera a la que llama para que la asesore con un contrato. Mi hijo está en River pero, el día de mañana, no sería su representante, no mezclaría. Sería muy difícil sentarme a pelear por mi hijo, una madre siempre cree que su hijo es el mejor. Pero, desde ya, siempre estaré para aconsejarlo.
Espejos
Si hoy se habla de la dictadura de la cultura de los cuerpos hegemónicos, lo cierto es que Wanda Nara mucho ha contribuido a fomentar esa idea de la perfección. Hizo uso y abuso del Photoshop, aunque, en los últimos tiempos, es un hecho que también se la pudo ver “más real”. Para la charla con LA NACION no se produjo, ya que las fotografías que acompañan esta entrevista fueron producidas en otro momento. Pareciera ser que experimenta una evolución a la hora de pensar eso tan abstracto y subjetivo como es la belleza, su belleza.
-¿Cuán esclava sos de tu imagen?
-Es una esclavitud desde el momento en el que vendo maquillajes, entonces tengo la obligación de mostrarme bien, pero también me gusta que me vean sin maquillaje porque es una manera de ver el antes y el después.
-Y de empoderar a otras mujeres.
-Por supuesto, de eso se trata.
-Entonces, dictadura de la imagen, ¿sí o no?
-A mí no me preocupa mucho, creo que tiene que ver con la mirada de los demás, de como me ven, porque a mí me vas a ver siempre en chancletas, a cara lavada y pelo atado. Desde ya, hay un equipo que trabaja para producirme, pero quienes se enamoraron de mí, en los últimos años de mi vida, se enamoraron de la Wanda a cara lavada y eso me da la seguridad que yo tengo. Las personas que estuvieron siempre al lado mío, primero me vieron así y luego me descubrieron producida.
-Hace un tiempo publicaste una imagen sin Photoshop y se convirtió en un asunto de Estado.
-No tengo problemas en mostrarme tal cual soy. A veces, prefiero la foto sin retocar a las que me dan los fotógrafos, ya editadas.
Compromiso
-Hace poco, te expresaste en tus redes sociales sobre el asesinato de Fernando Báez Sosa y el encarcelamiento de sus asesinos.
-Es un tema muy difícil. También me conmovió mucho el caso del crimen de Lucio Dupuy. Será porque soy mamá y ya tengo cierta edad. Hablé muchísimos con mis hijos sobre estos temas. Me parece que los padres tenemos que sentar a nuestros hijos a charlar para que tomen conciencia. Soy una persona que no suele hacer juicios sobre los demás, pero cuando vi a la mamá de Fernando (Báez Sosa) todos los días yendo al juicio, pensaba en la fuerza que debía tener, sabiendo que nada le devolverá a su hijo y que su única esperanza es la Justicia. Sentí que podía darle fuerzas desde mi lugar y que esa Justicia que llegó le daría un poquito de paz. Tampoco Lucio volverá a estar con su familia. Jamás me podría poner en el lugar de dolor que sufren esas familias. Pedir justicia es lo único que puede calmar algo el dolor, entonces, desde mi lugar de persona pública, de influencer, me pareció que debía expresarme. Uno publicita tantas cosas banales y estúpidas, que siento que, por primera vez, pude utilizar las redes sociales para un caso que valía la pena. Si uno de mis ingresos más importantes son las redes sociales, me pareció que debía utilizarlas para esta causa, fue una forma de decir “hagamos Justicia todos juntos”.
-En un mundo complejo, ¿cuáles son tus miedos como madre de cinco hijos?
-En estos catorce años, me dediqué a hablarles, educarlos, a veces desde mi propio miedo. Cuando pasó lo de Baéz Sosa, los senté a todos para conversar. Hice lo mismo cuando, en París, una nena que iba al colegio de Valentino había decidido terminar con su vida a causa del bullying, una situación muy fea. Recuerdo que los junté para hablar sobre eso y Francesca me dijo: “Eso a mí no me va a pasar porque soy hermosa”.
-¿Qué le respondiste?
-Que no debía pensar eso, ya que quien busca hacer bullying va a buscar su punto débil. Siempre el que ataca busca el punto débil que todos tenemos. Entonces, le hice notar algunos errores y ella misma me confesó: “Mamá no lo había notado”. Siempre habrá alguien que no guste de uno, entonces mi mensaje a Francesca fue: “Tenés que reírte porque vos sos linda persona, sos bella por dentro”. Y nos pusimos a enumerar los defectos de cada uno.
-¿Cuáles son los tuyos?
-Tengo dientes grandes y chuecos. Incluso les mostré a los chicos mi celulitis. “Mamá tiene pozos”, les dije. Todo eso, en las redes sociales, puede lastimar. Entonces, volviendo a tu pregunta anterior, mis miedos como mamá es que no entiendan eso, que no incorporen esas enseñanzas, aunque la mirada de un padre siempre debe ser escuchada porque es la persona que más te conoce y lo hace desde el desinterés. Si los tuve nueve meses dentro mí, nadie los conoce más que yo. Arriesgaría mil veces mi vida por ellos.
-¿Te asusta el nivel de consumo de drogas que se da en los jóvenes?
-Sí, es un tema complicado, pero creo que tiene mucho que ver con la forma en la que te crían, en cómo crecés y en saber decir que no, en distinguir lo bueno de lo malo. A mí, en un evento, nadie me puso nada en una botellita porque yo me llevaba mi propia agua. Si veía a un amigo que tomaba, no me subía a un auto manejado por él y llamaba a mi mamá a las tres de la mañana para que me viniese a buscar. Esos cuidados los tenía y se los traslado a mis hijos. Creo que Dios acompaña a tus hijos y con eso no podemos hacer nada.
-¿Creés en Dios?
-Sí.
-¿Rezás?
-Sí, soy de rezar.
Esa fe, que les trasladó a sus hijos, también aplica para el desempeño futbolístico de Valentino, quien -siguiendo los pasos profesionales de su padre- ya integra la Novena división de River Plate. “El día en que River le tenía que confirmar si se quedaba o no, mi mamá lo fue a despertar y lo encontró dormido con las manos en posición de rezo”.
-Por otro lado, mostrarte con un automóvil muy costoso, como lo hiciste hace pocos días, ¿considerás que puede llegar a molestar?
-Ojalá que no. Argentina es el país de las posibilidades, aunque soy consciente de la situación muy difícil que vive mucha gente, pero los argentinos sabemos reinventarnos y salir de las crisis. En mi caso, trabajo desde hace muchos años, soy una apasionada de los autos, aunque tengo cabeza y lo primero que me compré fue mi departamento.
-Mi pregunta no tiene espíritu de juzgar tus pertenencias, sino que apunta a otra cosa.
-Sí, está claro, por eso apunto a que siempre hay que estar atentos a las oportunidades. Si alguien progresa, yo me alegro. En mi caso, todo lo que tengo me lo gané trabajando. Con respecto a la Argentina, sé que vamos a salir adelante, tengo fe y esperanza, es un país rico en muchas cosas, sólo se trata de ver cuál es el camino. De hecho, tengo a mi empresa en la Argentina, cuando todos me decían que estaba loca, pero hay que generar fuentes de trabajo y, en la medida que yo pueda, me gusta devolverle al país todo lo que me ha dado.
Su línea de cosmético y la flamante marca de lencería ocupan buena parte de su día. Un desafío cotidiano y complejo. “Produzco en el país, no traigo productos de China y genero muchas fuentes de trabajo. Hay muy buena materia prima y humana en la Argentina. En una feria en Europa, adonde llevamos nuestros productos, la gente se asombraba por la calidad. No estamos tan lejos del mundo, no tenemos que subestimarnos”.
En su piel, los tatuajes refieren a sus hijos, un león representa a la familia “algo que es muy importante” para ella. También hay dibujada una cruz y el nombre de Mauro Icardi.
-El estado sentimental de Wanda Nara es una suerte de asunto de Estado en nuestro país.
-Buenísimo, que sea un tema nacional, así no hablamos más de la política.
-Sería más divertido.
-Estoy bien...
-¿Así titulamos?
-Estoy muy dedicada a mi trabajo...
-¿Estás separada? ¿Estás en pareja?
-Estoy civilmente casada y sentimentalmente y laboralmente, separada.
-¿También laboralmente?
-No, en realidad no, sigo trabajando para él, tenemos muy buena relación. Soy una persona que no suele generar conflictos, aunque, a veces, me vea involucrada en un lío, no soy de generarlos, no suelo pelearme. Vivimos una crisis muy grande hace dos años y la verdad es que no pudimos salir adelante, si a eso lo llaman “situación tóxica”, a mí no me importa el qué dirán, si la causa de esa supuesta “Wanda tóxica” era que esta familia saliese adelante. Entiendo el juego y que sirva para los medios. Si me atacan, me defiendo.
-En dos años, ¿estará al aire el gran big show de Wanda Nara en la televisión?
-Ojalá, los sueños siempre se cumplen pero, ahora, me tienen que acompañar en MasterChef.
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