Vuelve La culpa, en forma de homenaje a Hugo Urquijo
En agosto del año pasado se estrenó en el Centro Cultural de la Cooperación La culpa, del norteamericano David Mamet. Con dirección de Hugo Urquijo la pieza estuvo interpretada por Diego de Paula, Adriana Salonia, Gabo Correa y Martín Urbaneja. Antes de cumplirse un mes de la muerte de Urquijo, el grupo decidió rendirle homenaje reponiendo la obra en la misma sala. En esta oportunidad no será de la partida Gabo Correa, pero su personaje estará a cargo de Martín Ruiz.
Salonia y Urbaneja habían compartido otros proyectos con el director. Ella protagonizó Comer entre comidas, de Donald Margulies (2001), junto a Lydia Lamaison, y Cuestión de principios, de Roberto Cossa (2009), en tanto que el intérprete fue parte de las obras El reportaje, de Santiago Varela (2015); Con un tigre en la boca, sobre textos de Jorge Boccanera, Patricia Díaz Bialet, Juano Villafañe y Ana Yovino (2015); y Pequeño estado de gracia, de Enrique Papatino (2017).
Adriana Salonia y Hugo Urquijo querían volver a trabajar juntos. Comenzaron a buscar materiales y en un viaje a Madrid ella descubrió La culpa, que se estaba representando en un teatro del barrio La Latina. Contactó a los representantes del autor en los Estados Unidos y compró la obra. A ambos les fascinaba la complejidad del universo de Mamet con lo cual abordar esta pieza significó algo así como tocar el cielo con las manos.
"Con Hugo siempre hablábamos de Verdadero y falso, libro de Mamet al que continuamente volvíamos a propósito del método de actuación - cuenta Salonia-. Y le dije: 'sos quien más conoce a este autor y además el protagonista es psiquiatra como vos'. ¡Sos el director perfecto para esta obra! Hugo me dio mi primer protagónico en teatro con Lydia y yo le propuse reencontrarnos para cumplir este sueño con nuestro autor favorito".
Así las cosas la intérprete se convirtió en el motor del proyecto. Tradujo y, con ayuda de Urquijo, realizó la adaptación del texto acercándolo a la realidad argentina. "Hugo fue un ejemplo de autogestión y me ayudó durante todo el proceso. Siempre trabajé a partir de que alguien me convocaba. Por primera vez me animé a generar algo."
La obra muestra la compleja realidad de un médico psicoanalista que es citado a declarar en el juicio que se le sigue a un muchacho, ex paciente suyo, que mató a diez personas. Él se protege en el juramento hipocrático, en el secreto profesional, y decide no hacer ninguna exposición. Pero esa actitud complica su vida de manera inesperada.
"Mamet es un generador de conflictos -explica Salonia-, un autor que no esquiva ningún tema por muy polémico y espinoso que sea. Es uno de los dramaturgos vivos más talentoso y productivo de los últimos tiempos. En este caso particular lo que más me atrajo es la relación de esta pareja conformada por un psiquiatra y su esposa. Un matrimonio de muchos años. Ambos personajes son atravesados por la culpa".
A Martín Urbaneja le interesó mucho formar parte del elenco de esta pieza. Una obra que según describe tiene algo de suspenso psicológico, con un inesperado giro final. "El autor incomoda y plantea preguntas -agrega-, jamás da respuestas, y creo que esa es la función del teatro, interrogarnos. Acá no hay buenos ni malos, hay circunstancias. Y creo que eso nos acerca a lo más humano de estos personajes".
En escena él cubre el rol de un abogado que intenta hacer entrar en razones al protagonista. Un hombre que según el actor se maneja con intensas convicciones en lo laboral y expone fuertes contradicciones en su vida personal.
A lo largo de la historia el autor pone en cuestionamiento temas como la lealtad, la fidelidad, la justicia, la religión, la amistad, los medios de comunicación, el poder, la política, la verdad y los intereses creados. "Es inevitable, después de ver la obra, querer debatir sobre la inocencia o culpabilidad de sus personajes, sobre la fidelidad y hasta donde somos culpables según nuestros propias creencias y prejuicios -dice Adriana Salonia-. Invita al espectador a reflexionar acerca de quién es el verdadero 'monstruo' en nuestra sociedad moderna'".
Ambos intérpretes sentían una profunda admiración por ese director que los guió en varios proyectos y les permitió crecer dentro de la profesión. Martín Urbaneja sintetiza diciendo: "Siempre admiré mucho a Hugo por sus convicciones, por sus luchas políticas, por su amor a la poesía, por sus maravillosas anécdotas y su optimismo feroz. Era un tipo divertido, humilde y generoso como pocos. Estaré siempre agradecido por su generosidad para conmigo. Lo recordaré siempre riéndose".
La culpa
Dirección original de Hugo Urquijo
Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543
Viernes, a las 20.30, y sábados, a las 22.15.
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