En 2002, la primera aparición cinematográfica del Hombre Araña en los tiempos hoy prehistóricos de Sam Raimi y Tobey Maguire escribió el prólogo de lo que se convertiría a lo largo de la siguiente década en el portentoso Marvel Cinematic Universe (MCU).
Cuando nadie imaginaba todavía cuál sería la magnitud de este inabarcable entramado de historias, personajes e ideas pensadas a partir de un modelo a largo plazo inédito en toda la historia de Hollywood, una frase dejó a la vista su primera (y principal) idea fuerza. Aquello de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" se convertiría en la palanca que puso en movimiento todo ese mundo.
Tal afirmación regresa a la memoria y a la conciencia de millones de fans en cada nueva película de Marvel y en cada decisión crucial que deben tomar sus protagonistas. Y a la vez se pone en juego toda vez que los artífices del MCU mueven las fichas de su inmenso tablero.
A esta altura, después de una década de exitosas aventuras en un escenario cada vez más complicado, la responsabilidad del poderoso equipo creativo de Marvel también se refleja en la adecuada elección de estilos y de géneros. Se había vuelto tan oscura la travesía de los Avengers que era necesario determinar el modo más eficaz de aliviarla. El remedio es pequeño en tamaño y grande en resultados: Ant Man está de vuelta con otra dosis de comedia ideal para mitigar tanta gravedad.
Ant Man and The Wasp, que Buena Vista estrena hoy en los cines argentinos con un despliegue a la altura del inminente receso invernal, no es solo el regreso recargado del lado Marvel de la comedia. Es al mismo tiempo otra muestra de la conciencia que tiene el estudio de la magnitud del desafío que encara en este tramo decisivo de su estrategia, así como la proyección hacia una nueva fase de su vasto plan.
En 2015, con la llegada de Ant Man, Marvel plantó definitivamente la bandera de la comedia al servicio de sus objetivos. Ya estaba insinuado ese perfil en algunos comportamientos del primer gran personaje del MCU, Iron Man, apuntalado desde el perfil del actor elegido para interpretarlo, el enorme Robert Downey Jr.
Pero todos esos escarceos adquirieron en los últimos años una identidad más neta y visible gracias a otras señales mucho más explícitas: desde las características de la mayoría de los personajes de Guardianes de la galaxia (y en especial su figura central, el Star Lord de Chris Pratt, otro gran comediante) hasta el modo en que se relacionan Thor y Hulk cada vez que se encuentran.
Peyton Reed, un realizador con elogiosos antecedentes en la comedia (Viviendo con mi ex, Abajo el amor) cambió alguna desconfianza inicial cuando fue elegido por Marvel para dirigir la presentación de Ant Man por los excelentes resultados de ese debut. Por primera vez en plenitud, el universo Marvel nos ofreció de principio a fin una comedia de acción, con especial compromiso hacia los temas familiares y con un actor protagónico (el gran Paul Rudd ) que se identifica en plenitud con ese mundo.
Como era de imaginar, la segunda aventura transcurre en un escenario bastante más complejo y ambicioso. Sus horizontes se extienden y los fans de Marvel se desvelan por interpretar las claves de todas las conexiones entre lo que ocurre con Ant Man y el resto del universo Marvel, sobre todo después de los hechos descriptos en Avengers: Civil War. El ingreso de Ant Man en este escenario queda expuesto en una breve y formidable escena poscréditos que sería sacrílego revelar.
Pero mientras esos acontecimientos se van develando, haciendo más y más inquietantes los interrogantes sobre el futuro de los Avengers (recordemos que Ant Man es uno de los contadísimos integrantes del universo Marvel que no participan de Infinity War), otro contexto se va configurando con mucha claridad. Es el lado Marvel de la comedia o, dicho en otras palabras, el modo en que este género se manifiesta en un universo que a priori parece demasiado denso y circunspecto como para incluirlo.
Consciente de esta realidad, Reed planteó de entrada un matiz imprescindible. Lúcido representante de una corriente de realizadores que logró conservar su identidad creativa en medio de las absorbentes exigencias industriales impuestas por la maquinaria de Hollywood, el director advirtió que Ant Man and The Wasp no es una comedia romántica. Después de la primera parte, muchos imaginaron que la continuidad de las andanzas del diminuto superhéroe se apoyaría en la conexión afectiva con su otra mitad perfecta, encarnada por Evangeline Lilly .
Pero esto es Marvel y la inevitable atracción entre Ant Man y The Wasp queda subordinada a otro asunto esencial que Reed quiso dejar bien claro desde el comienzo: The Wasp no es un personaje complementario, secundario o subordinado todo el tiempo a su carismático compañero. Es quien lleva adelante la historia y encarna su eje principal, relacionado con la búsqueda de su madre Janet (Michelle Pfeiffer).
Esta instancia enriquece todavía más el perfil de saga familiar que ofreció la primera película, en la que Scott Lang (Rudd) trata de rehacer el vínculo padre-hija mientras cumple con sus deberes de superhéroe, tema que persiste en esta segunda película. Y a la vez funciona como avanzada de lo que nos espera de aquí en adelante. Es la primera mujer que ocupa un lugar central de heroína en el MCU. Un símbolo que nos adelanta la llegada clave en 2019 de Captain Marvel (Brie Larson).
Este costado más bien "serio" es decisivo de aquí hacia adelante. Pero se apoya en un perfil de comedia que el propio Reed conectó de inmediato con el mundo de Elmore Leonard, un autor bastante frecuentado en los últimos años por el cine. En charla con el sitio de Hollywood Collider, el realizador explicó que en términos conceptuales Ant Man and The Wasp remite a títulos claves del Hollywood de los años 80, como Después de hora (Martin Scorsese, 1985) y Fuga a la medianoche (Martin Brest, 1988).
Reed parece convencido de que la riqueza narrativa de Ant Man se apoya justamente en la posibilidad de aprovechar la ubicación de esta película y de sus personajes en un pequeño ángulo terráqueo del galáctico universo Marvel. Más precisamente, la ciudad de San Francisco y la casa del científico Hank Pym (Michael Douglas), el padre de Hope van Dyne-The Wasp, también comprometido al máximo en la búsqueda de su esposa perdida.
Allí transcurre, según la propia confesión de Reed, esta mezcla de saga familiar, de persecuciones a granel y de historia de búsqueda y rescate contra reloj, todo narrado en clave de "comedia caótica". Con el regreso de Ant Man, Marvel instala un cable a tierra más bien juguetón en medio de los complicadísimos conflictos espaciales de los Avengers, que volverán el año que viene. Lo mismo hará el Hombre Araña, que nos recordará de una vez el nexo esencial establecido entre poder y responsabilidad.
Las películas que llegarán en 2019
- Capitán Marvel. La heroína del MCU,encarnada por Brie Larson, tendrá su primera (y muy esperada) aparición estelar. Estreno en la Argentina: 7 de marzo.
- Avengers 4.Sigue el interminable enfrentamiento entre los superhéroes y el poderoso villano Thanos. Estreno en la Argentina: 2 de mayo.
- Far from Home.Ya tiene título el regreso del Hombre Araña, de nuevo con el juvenil rostro de Tom Holland. Estreno en la Argentina: 4 de julio.
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