Voces que se escuchan desde San Juan

En esta primavera de luz plena y brisas perfumadas, en la cuna de Sarmiento, nuestro maestro inmortal, cientos de voces se unen en la confraternidad del canto comunitario. Muchas han llegado de allende los mares; otras vienen de nuestras provincias, invitadas a este VI Festival Internacional San Juan Coral, organizado por la Universidad Católica de Cuyo, cuya líder coral es la incansable, factótum y cordial María Elina Mayorga, directora del coro anfitrión y de otras agrupaciones corales.

La gran mayoría de entre los más de 250, son chicas y muchachos que rondan los 15 y los 30 años. Todos reparten, desde sus rostros, la alegría de compartir el canto, desde el folklore argentino y de los países visitantes, hasta aquel jazz anticipatorio del negro spiritual y la música clásica de todos los tiempos.

Lejos del mundanal ruido, trocado entre nosotros los argentinos en estruendo, calamidades sociales y eternas miserias de gobernantes y políticos, estos cantantes son los baluartes de una esperanza de reivindicación espiritual por medio del arte vocal.

Los impulsa el aliento de esta gesta acometida por el coro de la universidad sanjuanina con apoyo oficial y de la Asociación de Directores de Coros de la República Argentina (ADICORA). El centro de estos encuentros corales es el bellísimo Auditorio de San Juan, todo recubierto de madera, cuya gran sala acogió la noche del sábado último, el concierto de apertura.

En todo festival coral siempre hay sorpresas que quedan grabadas en la memoria. Esta vez le tocó al Coro Polifónico Nacional de Ciegos, guiado por Osvaldo Manzanelli, ofrecerla a raudales. Los 44 mujeres y varones ingresaron lentamente al anchuroso escenario, tomados de la mano o tocándose el hombro y cantando –casi susurrando- el dulcísimo y sobrecogedor Iesus Dulcis (atribuido a Victoria, el enorme compositor español renacentista), luego un himno de Randall Thompson y como culminación de sus portentos musicales, el Paz en la Tierra (Friede auf Erden) de Shoenberg, cuya compleja trama armónica cercana al atonalismo, cobró toda la intensidad de sus significados poético-musicales.

Antes habían ofrecido su arte de búsquedas y hallazgos el Coro de la Católica, con Mayorga y el Juvenil Femenino de Córdoba, con Gustavo Báez. Otra sorpresa deparaba el Coro Iuventus, de la República Checa, guiado por Vera Buresová, con obras de inspiración folklórica de la Europa oriental, más el simpático regalito de Negrita, prende la vela , un ritmo tropical de Lucho Bermúdez.

También le tocó al Ensamble Vocal Mendoza, que ya había demostrado en uno de los conciertos previos su gloriosa empatía con el repertorio folklórico, confirmar el alto vuelo alcanzado, de la mano maestra de su joven directora, Eleonora Fernández, al ofrecer un impecable Tomás Luis de Victoria, un Rheinberger, un negro spiritual, una versión de la chacarera Campo afuera , y otras dos obras de raigambre tropical.

El concierto de apertura cerró con la actuación del Coro Universitario Sant Yago, de Valencia (España), conducido por el joven Pau de Luis y Alba, quien se internó, con más prolijidad que fuerza expresiva, por el repertorio español renacentista, y hermosas obras afines, de Rachmaninov, Durufle y Javi Busto, y un tema popular valenciano.

La siembra de este VI Festival San Juan Coral, no concluye con los conciertos del Auditorio o los previos, ofrecidos en diversas salas, sino que se afianza en los talleres que dictan los maestros Néstor Zadoff y Antonio Russo.

Zadoff sobre música española y francesa del Renacimiento, y Russo ensaya todos los días alguna de las partes corales del oratorio barroco El Mesías , de George Friedrich Haendel, en el 250 aniversario de su muerte.

A ello nos referiremos en la nota final.

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