Viviana Canosa llega apurada a las oficinas de la productora que depende de la Universidad de Tres de Febrero y que será la responsable de Nada Personal, el ciclo que conducirá desde este lunes, a las 23, por la pantalla de elnueve. Luego de casi seis años de ausencia, la periodista regresa a la televisión abierta, pero alejada de las noticias del espectáculo y los chimentos de la farándula. Como lo viene experimentando en los últimos tiempos, su deseo está focalizado en las entrevistas a políticos y en los temas que hacen a la actualidad nacional. En este sentido, y si todo sale como está previsto, Canosa grabará, en la Casa Rosada, una entrevista con el presidente Mauricio Macri que será emitida en la emisión del debut. "Además de conducir, soy la realizadora de las notas. Este año, decidí meterme mucho más en los contenidos porque quiero que el programa tenga mi sello. No puedo con mi genio, me sale la productora que llevo adentro y eso es lo que más me gusta hacer", dice a LA NACION mientras se acomoda frente al sol del loft de Palermo y recuerda que acaba de "darle de comer a las perras, desayunar con su hija, y organizar el cumpleaños de su mamá".
Se la percibe entusiasmada con el desafío de volver a una pantalla conocida, en horario nocturno y al frente de un magazine político. "Pasé once años de mi vida en Canal 9. En el primer ensayo de Nada Personal me observé en el monitor y sentí que nunca me había ido. Había muy buena vibra". La animadora regresa al canal luego de una salida traumática cuando se encontraba al frente de su ciclo Más Viviana: "Me habían echado de una manera complicada. Cuando me fui estaba embarazada de pocos meses, así que el nivel de angustia fue altísimo. Fue una movida horrible".
-¿Por qué te levantaron aquel programa?
-La verdad es que nunca nadie me dijo nada. Creo que fue una cosa muy política. Todos los off the record tenían que ver con eso. Ahora pienso que nada es personal, pero, cuando me echaron, no supe cómo resolverlo.
-¿Cómo ves a la televisión a la que volvés?
-No la veo muy distinta a la que dejé.
-¿No percibís más descarnado al medio?
-Cuando me fui, ya estaba muy descarnado. Ahora, como en lugar de tanta farándula hay más política, encuentro mucho salvajismo en el abordaje de la realidad.
-El 29 de abril debutará Marcelo Tinelli, ¿te preocupa el rating? ¿Estarás pendiente de esas cuestiones?
-No. Por otra parte, fueron las autoridades del canal las que me dijeron que no les preocupaba el tema. El canal compite con América y nuestro programa durará ocho meses, hasta las elecciones. Si todo va bien, nos sentaremos a conversar para continuar el año que viene.
-En América, Alejandro Fantino conduce un ciclo también vinculado a la agenda política. ¿Será Animales sueltos el programa al que buscarás ganarle en audiencia?
-Alejandro fue quien, hace dos años, me dijo que tenía que hacer periodismo político. A todos nos gusta ganar, pero sin batallas. Ya estamos más grandes.
-En un año electoral, la agenda del programa estará claramente atravesada por los comicios. ¿Cuál será el criterio en el abordaje político y en la elección de los invitados?
-El canal no me baja ninguna línea. Será un programa muy plural con todos los colores políticos presentes. Estarán los K, los anti K, Roberto Lavagna. Todos. Quiero tener equilibrio, a mí la grieta ya me agotó. No es negocio para nadie. No nos podemos levantar a la mañana con ese nivel de agresión y angustia. Es agotador. Además, quiero mostrar mi crecimiento de estos años, mi evolución personal.
-A partir de las resonancias que tienen las cuestiones políticas, ¿no temés quedar involucrada en peleas o lodazales que hacen a los enfrentamientos entre candidatos?
-Para nada. Por otra parte, no seré la entrevistadora que juzga al político y no tengo la ambición, ni el ego, de pensar que el que me mira va a cambiar su voto por lo que yo diga en el programa o por quien entreviste. No se puede subestimar al público y eso, desgraciadamente, sucede mucho. Hoy escuchaba a alguien decir que había que refrescar la memoria de la gente y bregaba por eso. La gente siempre tiene memoria porque va al supermercado y sabe lo que le pasa.
-¿Cómo ves al país?
-Complicado. Basta con salir a la calle y fijarse. No soy economista y me gustaría saber cómo se puede solucionar. Es cíclico, siempre estamos en lo mismo. Ahora que soy mamá, miro con ojos de futuro, pienso en qué sucederá de acá a veinte años y me angustio. Tenemos todo para salir. Pudieron Paraguay, Chile y Bolivia.
-Nosotros no podemos...
-Es casi un karma lo que nos pasa. Pienso que somos muy difíciles como sociedad. Somos responsables.
-¿Está en tus planes entrevistar a la expresidenta Cristina Kirchner?
-Sí, por supuesto. Ya comencé a tramitar esa nota.
-¿En torno a qué cuestiones iniciarías esa charla?
-Iría por el perfil personal. Solo en el final apelaría a lo político.
Más Viviana
En 2014, la conductora se casó con el arquitecto, productor y escritor Alejandro Borensztein, uno de los hijos del recordado Tato Bores. Juntos tuvieron a Martina, quien el 24 de mayo cumplirá seis años y acaba de iniciar la escuela primaria. En 2017, la pareja se divorció, pero, al año siguiente, y a tan solo cinco meses de la separación, volvieron a convivir:"Yo le digo que es mi novio, y él me dice que es mi marido".
-¿Cómo sucedió el reencuentro?
-Una tarde nos miramos en la puerta del colegio de Martina y nos dijimos: "¿Qué estamos haciendo?". Cuando el medio se enteró que nos divorciamos, nosotros comenzábamos a reconciliarnos.
-¿Cómo transitaste ese tiempo de separación?
-Estuvieron bien esos cinco meses, pensamos que eso era lo mejor. De todos modos, nunca nos divorciamos por falta de amor.
-¿Y cuáles fueron las razones?
-Estábamos muy neuróticos, los dos somos fóbicos a algunas cosas de la convivencia. Pero, con madurez, entendimos que nos amamos con locura y que tenemos una hija hermosa.
-A partir de tu pareja con Alejandro Borensztein, pasaste a integrar una familia marcada por el arte.
-Son todos muy buena gente. Los domingos nos juntamos y se generan almuerzos muy divertidos. Berta, la amorosa mamá de Alejandro, siempre dice: "Ahora soy la suegra de Oscar (Martínez) y de Viviana". Hemos creado una familia hermosa.
Se la percibe cambiada. A sus 48 años, que aparentan ser varios menos, hay un abismo entre esta Viviana Canosa y aquella chica de pelo rojo furioso que integraba el panel del programa de Jorge Rial y emitía comentarios incisivos. "Estoy en un momento de la vida de mucha alegría. No me permito pasarla mal. Quiero llegar al canal y disfrutar el programa. Además, ahora mis prioridades son otras: tengo una hija, un marido, una casa".
-Te cambió el eje de intereses.
-Antes mi libido estaba puesta sólo en el trabajo. Ahora pongo mucho de mí porque me encanta lo que hago, pero hay otros aspectos de la vida que también son importantes. No puedo desatender a Martina que, además, está un poco celosa por compartir a su mamá. Así que tuvimos charlas donde le expliqué en qué consistía mi trabajo.
-¿Cómo te descubriste como mamá a partir de transitar la maternidad?
-En mi personalidad tengo algo súper maternal. Ya lo era con mis amigas, con mis papás, con mis mascotas. Siempre desarrollé ese aspecto. Sabía que sería así. Es mi fortaleza. Junto con Alejandro, deseamos mucho a Martina. Nunca me había pasado de enamorarme tanto con alguien como para tener un hijo.
Estoy en un momento de la vida de mucha alegría. No me permito pasarla mal
-¿No hubo deseos de maternidad antes?
-Había comenzado a sentir algún tipo de necesidad. Me preguntaba si no me estaría perdiendo algo muy importante, pero la verdad es que no soy tan moderna como para tenerlo sola.
-¿No?
-Admiro a las mujeres que lo pueden hacer solas, pero, para mí, un hijo viene acompañado por un padre. Uno nunca sabe las vueltas de la vida y qué puede suceder, pero hoy te digo que nunca hubiese elegido ser mamá estando sola. Necesito esa contención masculina, esa imagen paternal. Y, además, es muy difícil la crianza y educación de un hijo, sola no hubiese podido.
-Hablás de contención en la pareja. ¿Fuiste sostén de otras parejas?
-Siempre. Era una condición muy masculina en mí, muy fálica. También era así en el trabajo. Me encantaba poder con todo. Después de la maternidad, eso me cambió. Ahora tengo conciencia que ya no estoy sola en la vida, que no quiero estar sola, que necesito que un hombre me contenga y esté conmigo y, desde ya, ese hombre es Alejandro. Siempre fui la gran dadora de afecto y ahora me convertí en la gran recibidora. Ya sea por Alejandro, por mi hija, o por mi mamá. Hay que dar y saber recibir. Es un intercambio. Hay que aprender a decir me siento mal, necesito tal cosa, y estar abierto a recibir afecto. La energía tiene que fluir. Leo bastante y hago todo lo que tenga que ver con el autoconocimiento. Cambié mi alimentación y medito mucho.
Además de estar al frente de su ciclo por Canal 9, durante las mañanas conduce su programa radial por Milenium. "Elijo lo que hago y dije muchas veces no. Cuando sentía que me iba a atormentar la vida con un nuevo trabajo que no era de mi total agrado, daba un paso al costado. Mi prioridad es poder buscar a mi hija a la salida del colegio".
Los profesionales de siempre
-En la época en la que ambos competían con programas del mismo género, tu vínculo con Jorge Rial se vio deteriorado. ¿Cómo se encuentra hoy tu relación con él?
-Está todo bien.
-¿Tienen contacto?
-Nos mensajeamos hace no mucho tiempo.
-¿Sobre qué conversaron?
-No lo puedo contar, pero tuvo mucho que ver con lo que está sucediendo con los derechos de la mujer. Lo hice un día que sentí la necesidad de enviarle un mensaje y poner un punto final a tantos años de discusiones y peleas.
-¿Tomaste la iniciativa?
-Cuando discuto o me distancio de alguien, no tengo ningún problema en invitar a la otra persona a tomar un café para conversar. No me gusta ir con mochilas. Con los años, prefiero ir más relajada. Le deseo lo mejor. Uno tiene que aprender en la vida. Todos fuimos más jóvenes, más rebeldes, más loquitos.
-Hablabas de los derechos de la mujer, ¿cómo evaluás esta etapa de empoderamiento femenino?
-No creo mucho en esas cosas. Me parece que está bueno para que, frente a un ataque, haya una visibilidad. Eso ayuda. Pero considero que hay una parte bien genuina y otra más armada. Yo me empoderé desde muy chica y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para sobrevivir en el medio y para resistir relaciones. De todos modos, me encanta que esté visualizado, que los hombres tengan más respeto y se cuiden más, aunque lo hagan de manera careta.
-Decías que hay una parte no tan genuina. ¿Te referís a algunas actrices que conforman el Colectivo que está luchando en favor de este tema?
-No siento mucha identificación con ese colectivo. O se defienden a todas o no vale. Vale lo mismo la vida de una, de dos o de cien. Sería bueno que si nos juntamos todas las mujeres, nos defendamos entre todas. No se puede defender a una porque te cae bien y a otra no, porque no te cae tan bien. O porque una es más cool y la otra no.
-¿Lo decís por la posición del Colectivo ante las declaraciones de Valeria Bertuccelli sobre el trato que recibió de Ricardo Darín cuando protagonizaron Escenas de la vida conyugal?
-No pensé en nadie en particular. Este medio es de mucho careteo. Me parece que también hay conductores que ahora se la dan de feministas y vos decís guauuuu...
-Aunque en muchos no suene creíble, nobleza obliga, es válido reconocer que se puede evolucionar.
-Siempre es bienvenido el cambio, pero uno se pregunta si es genuino en algunas personas. La misoginia sigue siendo un tema en nuestro medio y en la sociedad. Yo me empoderé de chica, conduje mis programas sola y el costo fue muy fuerte y alto. Tenía que estar siempre a la defensiva, peleando con tantos hombres. Siento que siempre fui esa mina que ahora muchas reclaman querer ser. Lo que no me cierra es el trato extraño hacia el hombre. No hay que demonizar al varón. Estamos aprendiendo y creciendo. Si esto sirve para mostrar el cambio, bienvenido... Y todas juntas. Si vamos a acusar a un señor, acusémoslos a todos. Porque no es que hay uno solo que te parece que fue abusador. En el caso (Juan) Darthés, no me consta que lo haya sido, aunque no tengo por qué dudar de ella. Y si esto fue así, no debe ser el único. Te metés con un actor que ni corta ni pincha, pero ¿te meterías con un dueño de medios o con un empresario? Si vamos a mandar al frente, hagámoslo con tutti sino es injusto para todos. Lo bueno es que el señor que se quiera desubicar tendrá que pensarlo mucho.
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