Vivian El Jaber, sobre el final de Farsantes: "Me hubiera gustado que Isabel deje a Marcos"
La actriz que se puso en el papel de mujer de Alfredo Casero en la tira habló con Personajes.tv antes del final de esta ficción
Vivian El Jaber hace 27 años que hace teatro, los mismos que pasaron hasta que se encontró con Isabel, el desopilante papel que le tocó hacer en Farsantes, que se despide hoy de la pantalla chica. Lo que empezó como un personaje chico se fue agrandando hasta conquistar al público, casi de la misma manera que lo hizo la historia de Julio Chávez y Benjamín Vicuña. A días que se termine la tira, la actriz, que estudió maquillaje, astrología y canto -todo para profundizar su trabajo actoral-, habló con Personajes.tv sobre todo: las internas dentro del elenco, su cariño por el último personaje que interpretó en EL Trece, su paso por Cha cha cha y su nuevo proyecto televisivo, ahora ella será una de las Guapas.
Vivian acaba de llegar de vacaciones con su hija. Farsantes se terminó de grabar el 20 de diciembre, así que después de un año intenso tuvo su momento de ocio. Primero fue al Sur, pero también pasó por la costa. La actriz, quien desmintió que existieran problemas con su ex compañero de Cha cha cha, está contenta con el final de Isabel, aunque... le hubiese gustado que diera otro giro, más acorde a la transformación que sufrió el personaje a lo largo de los meses. Bah, menos machista y más heroico o más parecido a Vivian, esa mujer que tuvo tres matrimonios y prefiere estar sola a sostener algo insostenible.
-¿Cómo vas a ver el final de Farsantes ?
-Lo voy a ver con mi hija. Los últimos capítulos son muy buenos...Tengo muchas ganas de verlos.
-¿Cómo viviste la subtrama dentro de la tira: esa que cuenta que dentro del elenco los actores se llevaban mal, sobre todo Julio Chávez y Facundo Arana...?
-La verdad, entré muy tarde al piso y no me tocaba grabar con ellos. Casi no hice nada con ellos. No vi, ni percibí nada extraño. Sinceramente, grababa con Alfredo (Casero), con Griselda (Siciliani) y Julieta (Zylberberg). Esto tiene que ver con los protagonistas. Yo no percibí ninguna cosa rara. Tampoco me los cruzaba tanto. Pero no sentí ninguna tensión. Las pocas escenas que tuve con Julio (Chávez) fueron un placer, es un actorazo.
-¿Pero no se dijo nada, después de los dichos de Chávez y de Arana ?
-En una tira diaria no tenés tiempo. Entre que te maquillan, te peinan, grabás la escena. El chismerío queda afuera. No adentro, no, en el día a día. Aparte cuando hay éxito siempre saltan los rumores y se agrandan las cosas. Fue como una subnovela. La realidad es que la tira diaria es muy cansadora. Uno tiene la guardia más baja y a veces surgen los problemas.
-Ya habías trabajado con Alfredo Casero en Cha cha cha, ¿cómo fue volver a laburar con él?
-Fue bárbaro. Nosotros laburamos casi siete años y eramos muy pendejos. Armamos con todo el grupo, Capusotto, Alberti y el resto una manera de trabajar, un concepto. Yo hacía 15, 20 años que no lo veía. Fue muy loco el encuentro, pero parecía que lo había visto ayer. La empatía y la comunicación estaban intactas. Era como una capsula dentro de la novela. Además, nuestra casa era en exterior (en Don Torcuato), hasta que Isabel no entra en estudio, casi al final de la tira, al único que veía era a Alfredo.
-¿Se divertían o hubo algunos encontronazos?
-Nos divertíamos. Era muy como Cha cha cha, muy de agarrar una escena, ver lo que estaba escrito e improvisar.
-¿Te quedaste conforme con cómo termina Isabel?
- Me gustó. Fue un final como más dentro del humor. Yo habría terminado de otra manera. Me imaginaba otro final para ella. Este fue más acorde a lo que quería Marcos [Alfredo Casero], mi final ideal sería yéndome a Grecia con mi hija... Esa era la imagen que tenía en la cabeza. La otra es el otro extremo. Es más machista, porque ella hace todo para que él siga contento. Quizá es más de Vivian que de Isabel, mi final. Pero ella era brava, podría haberlo dejado...
-¿Qué te generó el personaje? ¿Pensaste que iba a ganar tantos seguidores?
-La verdad es que me sorprendió mucho, porque cuando yo arranqué, iba a estar unos capítulos nada más. No se sabía mucho del personaje. Me superó todo lo que pasó. Me explotó una bomba, sobre todo por la repercusión. A nivel de los colegas, la gente que ya me conocía, los que me conocieron por ese papel.
-¿La vas a extrañar?
-Cuando termina, termina. Hago bien el duelo del personaje, los cierres. A parte fue un personaje que realmente pasó por todas las aristas, le saqué el jugo. No es que me quedé con nada en el tintero. Capaz tenés algún personaje que decís ´¡Uy! si hubiera hecho...´ Pero como pude tocar todas las teclas cómicas y dramáticas me quedé muy satisfecha. La gente a mí me sigue hablando de personajes de Cha cha cha, eso es muy halagador para un actor. Hay cosas que quedan en un imaginario.
-¿Por qué creés que la gente se identificó con ella?
-Mirá... es una problemática del 90% de las minas de 40 para arriba. Es muy común la historia de Marcos e Isabel. La mujer que tiene 30 años de matrimonio y se banca todo, la libertad de que el hombre haga lo que quiera, pero cuando ella lo cuernea se arma un quilombo tremendo… y parece que lo hubiese matado. Si no lo vivieron tienen un familiar que lo vivió. Es muy común en la gente y tomado desde lo tragicómico, jugarlo desde el humor, fue lo mejor para relatarlo.
-¿Fue como una reenvindicación del lugar de la mujer? Isabel pasó de ser una mujer engañada y sumisa, a la que lo tiene cortito...
-Totalmente. Yo creo que eso pegó mucho. A mí las mujeres me abrazan. Hay una cosa de estandarte, de lucha, de muchas ganas de decir cosas que no han podido decir, y por ahí, Isabel decía lo que las minas no se animan o hubieran querido y no se animaron a decir. Es como una especie de heroína. Si bien lo amaba a él muchísimo, era una mina fuerte.
-Si bien venís haciendo teatro desde hace años, esta es la primera vez que un personaje tuyo toma tanta notoriedad, ¿cómo te sentís con eso?
-Muy feliz, porque el reconocimiento es como el aplauso en una obra de teatro: si termina y aplauden es ser aceptado por el público. En la tevé tiene que ver con el reconocimiento. Son muchos años de laburo, son 27 años, y lo que pasó es consecuencia de una sumatoria de laburo. Isabel fue el personaje que más me gustó hacer y el que mejor hice en televisión.
-¿Cómo es tu personaje en Guapas ?
-Es la jefa de azafatas, entre ellas, Carla Peterson. Es una mina muy elegante, jefa. También tiene una cosa de querer que todo esté en su lugar. Es obsesiva, pulcra. Nada que ver con Isabel, aunque también tiene un costado muy vulnerable. El elenco está muy bueno, está más apoyado en la parte femenina que en la masculina, son cinco mujeres las protagonistas.
-¿Planes de teatro?
-Vamos a ver cómo voy llevando esto de una tira otro año. Tengo ganas de hacer teatro, pero estoy reventada. Si llega algo que me enamore, lo hago. Para mí el teatro es lo que mayor satisfacción me da.
-¿Qué te gusta más la tevé o las tablas?
-Soy muy ecléctica, me aburro mucho, me gusta alternar. Son distintos elementos...
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