Vientos de cambio
Los nuevos rostros del Centro Cultural Babilonia
Nacido hace ocho años, este espacio cultural alternativo amplía su apuesta y busca crear un ámbito de encuentro reflexivo.
Cuenta la leyenda que Babilonia, ciudad capital del imperio del mismo nombre, situado paradójicamente en Irak -donde por estos días se dirime una guerra-, debía la diversidad de su arte a los buenos oficios de Oannes, un ser maravilloso, mitad pez mitad hombre, que salía por el mar Pérsico y pasaba sus días en la tierra y sus noches en el agua.
Por estos días otra Babilonia, -que hace mérito a su nombre por la multiplicidad de géneros que la habitan y a la que no le hace falta un Oannes en su historia-, reabre sus puertas con un nuevo rostro.
Este centro cultural situado en el barrio del Abasto y nacido en diciembre de 1989, no cesa de proponerse cambios. Mientras la mayoría de los espacios culturales se cristaliza en un formato, Graciela Casabé y Javier Grossman, propietarios del lugar, reformulan su propuesta constantemente.
Al respecto Casabé bromea: "Ya que el Abasto está cambiando nos preguntamos: ¿y por qué no?".
Pero la realidad se sustenta en otros factores. "Pensamos que ya cumplimos una etapa, en estos ocho años, y necesitábamos, nosotros y el público que nos frecuenta, que a la calidad la acompañe un espacio que invite a disfrutar."
-Además de lo netamente teatral parecen tener proyectos que se bifurcan hacia otras artes...
-Hacia lo gastronómico, lo literario, lo musical... En alguna época habíamos logrado mantener Babilonia con diferentes cosas todos los días. Eso lo fuimos abandonando por diversos motivos. Ahora queremos recuperar ese criterio. Así fue como empezamos armando un proyecto con objeto de ampliar la oferta cultural, y en el camino embellecernos un poquito.
-¿Cuál es la idea, en la parte gastronómica?
-Tenemos un chef, Gustavo Mariasis, que va a ser el responsable de otorgarle una personalidad. En principio no será un restaurante sino un bar de tapas, porque nos parece que va bien con la idea de tomar o comer algo antes o después de un espectáculo. No queremos que se convierta en un sitio aparte del espectáculo; nuestro objetivo es sumar, no restar.
En tren de innovar, los actores Horacio Peña e Ingrid Pellicori no se quedan atrás. Serán los protagonistas, en abril, de unas veladas tituladas "Martes eróticos", durante las cuales se combinarán las comidas afrodisíacas con la lectura de literatura erótica.
-¿Hay una suerte de recuperación de este tipo de ideas que mezclan comidas y bebidas con literatura o teatro?
- Sí, claro. De todas formas me parece que la selección de la propuesta artística tiene que ser pensada en función de que está conviviendo en un espacio gastronómico. No todo puede interactuar con la comida. Pero lo que más nos seduce es recuperar los encuentros en el vestíbulo de la sala. Esto de que el espacio que uno tiene sirva para el encuentro previo a una función o para la reflexión posterior. Partiendo de este concepto básico es que Babilonia, los miércoles, a las 20, tendrá un café literario coordinado por Ariel Schettini e Ilona Aczel, en donde se desarrollarán conferencias, mesas redondas, lectura de poesía y debates culturales. "Lo que más nos interesa del café es que se convierta en un lugar de reflexión -puntualiza Graciela-. Hace unos años teníamos un espacio de estas características, que incluso trascendía lo literario, y era increíble. Fue un momento en que obviamente la gente necesitaba hablar porque se llenaba. Me parece que éste es un momento así."
Otro ciclo interesante será "Exposiciones de escenógrafos, iluminadores y vestuaristas", que renovará sus artistas cada dos meses. En esta primera etapa será el turno del escenógrafo Alberto Negrín y el iluminador Jorge Pastorino. "Esto lo hacemos -explica Casabé, contundente-, porque nos parece que si la plástica se expone en una galería, las escenografías se exponen en un teatro."
-Ustedes parecen tener una visión del contexto social en el que viven y una pulsión por adaptarse a las necesidades que esto genera.
-Si no cambiás, si te anquilosás, te morís. Babilonia siempre se caracterizó por la búsqueda. Por eso se mantuvo vivo en un barrio adonde la gente no quería venir, y sin embargo venía. Esa manía de cambio nos ha hecho bajar espectáculos que funcionaban a sala llena, como "Fragmentos de una herótica" o "Rojos globos rojos". Los cambios no están relacionados con la respuesta del público sino con lo que para nosotros significa un techo. (Se ríe) Es que si no, nos aburrimos. Preferimos la adrenalina pura.
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