Vernon Reid de Living Colour: la “persona más famosa del mundo del rock” que se fijó en él, su amigo argentino y los secretos de su gran clásico
La banda regresa a Buenos Aires para presentarse este jueves en El Teatro de Flores; LA NACIÓN conversó con su líder y guitarrista de la actualidad y de la historia de uno de los grupos que renovó el rock a finales de los 80
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“Creo que los músicos virtuosos usan su técnica para esconder sus emociones”, dice Vernon Reid. Paradójicamente, el guitarrista de Living Colour, que tocará este jueves 17 de agosto en el Teatro Flores es reconocido, entre otras cosas, por su virtuosismo. “A todos nos gusta demostrar un poco de técnica. Pero es una especie de armadura. Vas a impresionar a muchos si tocás todo perfecto, pero también te deja pensando. Es como si te hubiese engañado por unos minutos con tantos trucos, pero lo cierto es que eso no te dice nada de lo más profundo de ese artista, ni de sus emociones”.
Con un estilo que combina funk y heavy metal, Vernon Reid desarrolló un sonido único y distintivo para que Living Colour se hiciera un lugar en la escena del hard rock de los 80 y se mantenga hasta hoy como una banda reconocida tanto por el público como por sus pares. Groove, mugre y riffs gancheros son los ingredientes que hicieron la marca de estilo del grupo, que se instaló con una trilogía inicial demoledora: Vivid (1988), Time’s Up (1990) y Stain (1993).
Desde su debut en suelo porteño, en 1993, Living Colour ha consolidado una base de seguidores fieles que se mantiene hoy en día. “Ya tengo grandes amigos en Argentina”, dice Vernon Reid. “Uno de ellos es el guitarrista Fernando Kabusacki. Así que tenemos mucho afecto por su país, y si bien no quiero hablar de política, me interesa mucho saber cómo es su situación actual; quiero hablar con gente allí para saber cuáles son sus perspectivas”.
Sobre esta nueva visita a la Argentina, Vernon Reid anticipa: “Vamos a tocar los clásicos, pero también hay canciones que las hacemos rotar. Porque si tocás siempre lo mismo, te volvés predecible y aburrido. En esta gira tratamos de hacer un repertorio menos obvio”.
–Es también lo que se espera de Living Colour, que los shows tengan algo de impredecible. ¿Pensás que es importante mantener esos “riesgos” a la hora de tocar en vivo?
–Somos una banda que improvisa, sí. No vamos a tocar las mismas canciones ni tocarlas de la misma manera. Hay algunos temas que nunca los toco igual. En cierto punto es un balance entre la continuidad y lo nuevo. Pero esto no es música clásica. El rock y el heavy metal están divididos en dos: hay una escuela que elige tocar lo mismo que el disco, exactamente igual a lo que está grabado y la otra tradición es más de dejarse llevar por el momento. Eso me identifica más, pienso en guitarristas como Jeff Beck o Jimmy Hendrix, que son mis grandes inspiraciones.
–Pero también hay partes de tus solos que el público se sabe de memoria y está esperando escuchar, hasta incluso corear en vivo...
-Sí, lo sé. Es extraño, pero se han memorizado partes. Trato de conservar esas frases y tal vez cambiar el resto. Yo vengo del jazz y del blues, y las grandes leyendas del rock improvisaban mucho también. Entonces es como un choque de culturas. Jimmy Page, por ejemplo, en “Stairway to Heaven” respetaba el solo casi literalmente de la versión de estudio. Pero en otros temas como “Dazed and Confused” lo improvisaba de principio a fin.
–¿Y cómo trabajás los solos en el estudio?
–Hay una parte de pensarlo, sí, pero no quiero estar grabando de a partes y después editando. Está todo bien con eso, no es que estoy en contra de quienes lo hacen y a veces es un gran recurso. Pero prefiero que sea un desarrollo coherente de principio a fin. El solo de “Cult of Personality”, por ejemplo, es una toma sola, fue la segunda que grabé. Ni sé qué pasó con la primera toma, pero cuando grabé la segunda, todos supimos que era la correcta. Y de ese solo hay partes que todavía toco en vivo, sobre todo ese string skipping que sé que al público le encanta escuchar.
–Tenés una forma de tocar muy versátil, hay fraseos que suenan no solo por fuera del rock sino también por fuera de la guitarra. ¿Cuál fue tu escuela?
–Bueno, obviamente Santana, Hendrix y BB King. Pero también John McLaughlin fue una gran influencia. Y también he sacado cosas de Eric Dolphy, John Coltrane y Miles Davis. Y de todos saqué un poco. Me gusta que cada uno tenía su estilo, sonaban distinto al resto. Y no solo técnicamente, que obviamente me interesa. Pero Neil Young no es tan técnico y lo que hizo con Crazy Horses es tremendo. Un sonido crudo, sin complejos. Admiro eso también, que fue como que tiró sobre la mesa un sonido que era muy propio, sin importarle lo que otros pensaran. Creo que hay infinitas formas de encarar un estilo y eso me interesa. Sí, por supuesto que toco muchas notas, pero también hay algo en la forma en la que las toco, que es lo importante y lo que a veces se pasa por alto.
–¿Cuándo sentís que llegaste a ese punto de quiebre en el que empezaste a desarrollar tu estilo propio?
–Fue unos años antes de formar Living Colour. Estaba tocando en una banda que se llamaba The Decoding Society, era de un jazz muy libre. Los temas eran muy estructurados e intrincados pero Ronald Shannon Jackson, el líder, nos pedía que toquemos lo que salía de nuestras entrañas, que contemos una historia. Entonces, cuando recién arrancás, sos joven y no tenés una historia propia, así que solo podés imitar. Pero después, una novia te deja, una mascota se muere, te empiezan a pasar cosas en tu vida. Y todo eso se traslada a tu toque. Cuando llegás a ese punto, te das cuenta de que podés decir cosas con tu instrumento que no podés decir con palabras. Para mí, ahí empieza todo.
–Cuando irrumpieron en la escena con Living Colour, se les aplicó la etiqueta funk-metal, como si por ser de ascendencia africana no podían ser simplemente una banda de hard rock o de heavy metal. ¿Creés que esa segmentación tuvo que ver con eso?
–Creo que la idea de la apropiación tiene muchas complejidades. Pero sí. Es extraño porque tocamos una música que inventaron los negros. Las raíces están en el blues y el jazz. Después, todo se volvió un gran negocio. Elvis lo cambió todo. Y él era muy amigo de BB King, eran muy cercanos. Las radios al principio pasaban todo tipo de música, pero después redujeron a ciertos artistas negros a algunas canciones. James Brown, por ejemplo. O Jimi Hendrix, del que en un momento solo siguieron pasando “Foxy Lady” y “Purple Haze”, pero ya no escuchabas “Machine Gun” o “Fire”. Y lo que pasó de ser algo abierto y receptivo se volvió limitado para los artistas negros. Y así se construye un canon y un relato que termina por limitar, porque desconocés al otro. Y eso hace que no se unan, se traslada a otros ámbitos como las fuerzas laborales o las escuelas, en la sociedad toda. Es una forma de control. Y es innegable que esta música fue creada por negros y luego abrazada por el resto de las personas. Entonces, para mí siempre se trató de ser consciente y no darle lugar a esas divisiones. Para mí, Funkadelic y The Isley Brothers eran bandas de rock y siempre las vi como tales. Eso me ayudó a saber que para mí era posible tener una banda de rock.
–¿Cómo fue trabajar con Mick Jagger en su proyecto solista?
-Por empezar, es la persona más famosa en el mundo del rock and roll. Lo era entonces y lo sigue siendo. Fui a audicionar para ser parte de su banda en Primitive Cool (1987). Él estaba buscando músicos nuevos. Obviamente yo estaba asustado y él vino y me dijo: “Escuché tu banda, es muy interesante, los voy a ir a ver en vivo”. Nunca pensé que iba a hacerlo y sin embargo lo hizo. Y le encantó. Ahora hace tiempo que no lo veo, pero le guardo mucho aprecio. Lo más interesante de todo es que fue gracias a él que nos empezaron a tomar en serio. Hasta entonces nadie nos daba mucha importancia. Cuando Mick Jagger apareció en nuestros shows, entonces ahí todo cambió. También fue muy importante para nosotros el CBGBs, por eso siempre que puedo utilizó una remera de ellos. Bad Brains, Talking Heads, Blondie, Ramones, somos muchos los que vinimos de ese lugar que ya es una institución.
Presentación de Living Colour. Este jueves, a las 20, en El Teatro de Flores, Rivadavia 7806. Entradas a la venta en Passline
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