Ventura/Rial: con [o sin] una pequeña ayuda de mis amigos
Una dupla de tevé que parecía imbatible mostró todos sus defectos y debilidades en los últimos meses... hasta separarse
Desde hace más de una década, el ciclo televisivo Intrusos fue la trinchera desde la cual Jorge Rial y Luis Ventura (amigos íntimos y socios), construyeron las bases del actual periodismo de chimentos. Durante los últimos años, centenares de famosos debieron ver sus trapitos sucios, ventilarse en el patio de Intrusos. Hasta que un día, los propios conductores se encontraron en el ojo del huracán cuando sus conflictos personales salieron a la luz. Ventura y Rial debieron tolerar que por primera vez fueran otros los programas que marcaran la agenda de los escándalos mediáticos, escándalos que justamente los involucraban a ellos. Bienvenidos a una breve crónica sobre cómo Rial y Ventura terminaron divididos y convertidos en protagonistas involuntarios de su propio programa:
Todo lo que necesitás es amor: Rial, D´Auro, Loly y Mirra
Como líder del ciclo, Rial no se permitía sacudones de ningún tipo. Alejado de los escándalos, y apenas protagonizando algunas peleas faranduleras en las que pegaba con la fuerza de un Mike Tyson que busca arrancar la oreja del rival, el conductor se encontró de golpe en medio de un enfrentamiento feroz cuando se divorció de su mujer, Silvia D´Auro. Pero Jorge revirtió su propia historia, y lo que parecía Atracción Fatal, se convirtió en Cuando Harry conoció a Sally en el momento en que inició un romance con Mariana Antoniale (quien con esa unión, parecía dejar atrás a La Niña Loly, su alter-ego mediático). Sería arriesgado declamar que el amor era más fuerte, pero con seguridad sí se podría decir que al menos quedaba muy lindo en las tapas de todas las revistas que cubrieron esa eterna luna de miel que incluyó viajes por Dubai y regalos costosos. Todo parecía hermoso, pero al poco tiempo, Jorge debió enfrentar otro escándalo cuando Marianela Mirra publicó un chat hot que mantuvo con él. Sin dudarlo, Mariana pegó el portazo. La luna de miel llegaba a su fin... por unos meses.
En vez de eso, lloraré...
Cuando se vio contra las cuerdas, Jorge hizo dos cosas: a Mariana, le pidió disculpas públicamente; y a Mirra, le declaró la guerra. En una similar táctica a la que luego utilizaría Ventura, Jorge hizo un descargo en el que intentó poner el acento en los oscuros planes que parecía tener para él, una malvadísima Marianela Mirra. En ese discurso despilfarró veneno a diestra y siniestra, acusó a Mirra de extorsionadora, y desde la pantalla de Intrusos dijo "… ya empecé a descubrir tu juego. A vos Marianela te hablo, a vos. Que sos una zorra, pero además tenés una asociación ilícita con gente cuyos nombres conozco y cuyas fotos voy a dar". Y aunque claramente Rial hacía bien en denunciar a una mujer que, según él, vivía de las extorsiones y otros negocios extraños, lo que seguía pensando el público era lo mismo: "Todo muy lindo, ¿pero qué tiene que ver eso con cómo te la quisiste levantar en el chat?". Al igual que le sucedería a Ventura al poco tiempo, Rial pasó de crítico a criticado, convirtiéndose en protagonista de un escándalo que fue la comidilla de toda la grilla televisiva. En menos de un año, el conductor de Intrusos supo dos veces lo ingrato que era convertirse en eje de los escándalos. Su histórico enfrentamiento con Maradona, pareció un capítulo de La doctora juguetes al lado de las barbaridades que se dijeron primero con D´Auro, y luego con Mirra. Y con respecto a Loly, lo que parecía una separación definitiva (que incluyó acusaciones de Jorge hacia Mariana, y un escándalo vinculado a conocido boliche), en un giro inesperado se convirtió en una reconciliación.
Otra chica: el Venturagate
La bomba estalló hace poco más de un mes, cuando comenzó a circular el rumor de que Ventura mantuvo una affaire con Fabiana Liuzzi, y que ella había dado a luz a un bebé producto de esa relación. A raíz de ese chimento, Beto Casella tuvo en su programa de radio un áspero enfrentamiento con Ventura, y superado por la situación, Luis comenzó a desmoronarse a la vista de todos: no sólo estaba notoriamente desbordado, sino que incluso tuvo con Beto varias frases poco inspiradas del tipo "¡Guarda, a ver si te salta el stent!" (haciendo referencia a la operación coronaria que atravesó Casella).
Arrinconado por las acusaciones, Ventura decidió hacer un descargo en la cancha donde jugaba de local: Intrusos. A lo largo de los varios minutos que duró su versión del asunto, el periodista terminó por perder la simpatía de los pocos que aún lo apoyaban cuando declaró, entre otras cosas, que él había decidido "oponerse a que continuara el embarazo" (aduciendo cuestiones de salud de Liuzzi). Ese descargo disgustó tanto a la audiencia como a sus colegas, y mucho tuvo que ver con eso la ligereza con la que el periodista hacía referencia al aborto (irónicamente, a un mes de haber visitado al Papa Francisco.) En una televisión que aún se mantiene ridículamente machista, en una televisión en la que aún se elige (en muchos casos) entender a la mujer más por sus curvas que por sus ideas, Ventura puso su granito de arena al desmerecer enormemente a Liuzzi, llegando a ventilar incluso que ella ya se había practicado un aborto con anterioridad, pretendiendo de esta forma que quienes lo escuchábamos pudiéramos pensar que él era la víctima del asunto. Ese bebé, esa relación sexual, y esa aventura extramatrimonial, fue algo consentido, y en el momento en que dos adultos eligen tener relaciones, no hay ni víctimas ni victimarios, sino responsables. Y esto no es una cuestión de moralina eh, sino más bien de sentido común.
El tonto en la colina
Los días pasaron, la prueba de ADN confirmó que Ventura era el padre del bebé, y su tristemente célebre descargo logró solamente sumar voces en su contra. Como le sucediera a Rial, aquí también este juez mediático sentía en carne propia lo que era sentarse en el banquillo. Ventura, cuyo periodismo se basó en los escándalos ajenos, se convirtió en el protagonista de las noticias que siempre supo dar, y los espectadores presenciamos el destrono de quien quiso ser grande, pero a quien cuyos problemas personales terminaron por fagocitar. Se había desmoronado del (teórico) pedestal moral desde el cual publicaba los secretos revelados ajenos, y nunca más podría hablar sobre las vidas de terceros porque la suya propia se había convertido en la más grande tapa de Paparazzi jamás publicada. El límite al espacio privado empieza, al parecer, cuando los conflictos salpican puertas adentro...
El día 13 de junio, desde la pantalla de Intrusos,Jorge Rial confesó que se vio en la obligación de apartar a Ventura del programa. Dijo de su amigo: "Es un hombre de bien que cometió un error, y que tampoco lo vamos a sacrificar como lo hicieron durante todo este tiempo un montón de colegas y medios, de una manera... creo que cruel" (ojo, colegas y medios que, quizás, aprovecharon la oportunidad de cantar retruco motivados por algún viejo rencor). Igual cabe decir que más allá de defenderlo, Rial no dejó de aclarar que Luis era absolutamente responsable de lo que estaba sucediendo. Estemos de acuerdo o no, Jorge hizo lo que debía hacerse: defender a su amigo, y apartarlo del caos.
Si necesitara a alguien...
Todos se acuerdan cómo Paparazzi e Intrusos trataron a Juanita Viale, por poner solo un ejemplo, y justamente por eso es que alrededor de los escándalos que protagonizaron Ventura y Rial, es que hubo una idea de karma cumplido. Nadie puede alegrarse por la desdicha ajena, pero lo importante es que quizás, la mejor opción que nos quede como lectores y televidentes, es entender que llegó el momento de dar vuelta la página con este conocimiento adquirido: ese periodismo ya no sirve, y hurgar en los conflictos ajenos está tan cerca del morbo, que tarde o temprano, salpica miseria hacia todas partes. El periodismo de espectáculo es muchísimo más que eso, y es un sinsentido el manosearlo de esa forma. Para muchos, los escándalos de Ventura y Rial, implicaron el fin de una era en términos de periodismo de espectáculos, una era que quizás tenga menos que ver con las peleas, y más con la pasión de ejercer este hermoso oficio.
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