Varias postales de la meca porteña del tango
La influencia de la tradición en la escena actual y los homenajes fueron protagonistas este año
En un festival de música y mundial de danza que transita por los andariveles de su propia tradición, el dato exótico que pusieron los ganadores del concurso de baile “escenario” (ella es de Santiago del Estero y él, de Japón) fue la frutilla del postre del encuentro tanguero porteño que culminó anteayer.
El Festival y Mundial Tango Buenos Aires terminó con ese ritual que ya es un clásico porteño: varias decenas de parejas compitiendo durante dos noches (la primera en el rubro pista, con las coreografías milongueras, la segunda de escenario, más estilizado y atlético, con bailarines profesionales). Y con dos espectáculos musicales que se alistan dentro de esta tradición: el martes, la recreación que Daniel Binelli hizo de la orquesta que Astor Piazzolla fundó en 1946, y anteayer la participación del cantor Ariel Ardit, con su orquesta que dirige Andrés Linetzky, para homenajear a varias típicas esenciales de la historia del tango. La edición 2017 fue una muestra que también cobijó lo nuevo, pero dentro de lo clásico y tradicional, que tuvo a la evocación de las glorias del género como uno de sus grandes pilares.
Todo lo que queda en el balance del día después debe ser para aportar tanto las críticas como los principales aciertos. En una pausa de su interpretación, Ardit reconoció que años atrás había criticado la decisión de convocar a artistas extranjeros, como Rubén Blades, para el cierre del festival y celebró que este año le tocara a él esa responsabilidad, porque consideró que los argentinos debían ser los encargados de esta tarea.
Más allá del comentario, la elección de este año fue acertada con Ardit y con un Binelli que trajo los mismos temas y los mismos arreglos que Piazzolla grabó en el segundo lustro de la década del cuarenta. Porque terminó siendo además de un hecho artístico una muestra didáctica en la que se traslucía todo el potencial de Astor Piazzolla antes de que sus grandes ideas tomaran forma y nacieran sus mejores tangos.
Otro de los detalles que pueden entrar en este balance es la participación de la danza como creación artística. Así como algunos bailarines y coreógrafos manifestaron la necesidad de mayor espacio en el festival (porque consideran que el campeonato mundial no debe desplazar a la actividad artística que se renueva día a día), seguramente los organizadores del festival tomarán nota de esta inquietud, para que esta cita anual con el tango siga siendo reflejo de lo que pasa en la meca del tango.