Valentina Bassi: "Me gusta ser Fabi Cantilo"
Un espacio experimental en busca de la entrevista soñada: el invitado se interroga y se fotografía
Acompañada por un niño, un perro y un gato, la actriz Valentina Bassi se desdobla en dos papeles, el de entrevistadora y el de entrevistada, para reflexionar sobre ella misma, su infancia patagónica, su parecido a Fabiana Cantilo y la obsesión por la hora. Finalmente, también se vuelve fotógrafa y fotografiada, todo en la misma imagen.
-¿Qué le diría hoy esta mujer a la que por aquel entonces dejo su Trelew natal en busca de sus sueños?
-Te cuento que tengo muy poco tiempo, preferiría que vayamos al grano.
-Entonces, ¿qué le respondería hoy a aquella muchachita patagónica y sin rumbo que soñaba frente al mar?
-Pero si no le pregunté nada... No te entiendo.
-¿Es verdad que suelen confundirla con la cantautora Fabiana Cantilo?
-Sí, una vez, en una heladería, una pareja me saludó y después escuché que comentaban: "Che, ¿viste quién estaba? La del rock". Así varias veces. Cuando tenía flequillo, más todavía. Por lo general no lo desmiento, me gusta ser Fabi Cantilo.
-Tengo entendido que en materia de derechos humanos tiene el carnet al día. ¿Podría contarnos el origen de estas inquietudes?
-Si querés puedo contarte una anécdota de mi infancia.
-¡Adelante!
-Un día, mi mamá me llevo a buscar a un tío mío que había estado preso en Rawson durante la dictadura. Cuando volvíamos por la ruta yo iba ansiosa, quería llegar rápido a casa porque el desierto patagónico siempre me había parecido aburridísimo. De repente veo que mi tío mira por la ventanilla y dice: "¡Qué hermosura, cuánto horizonte, cuánto cielo!" Desde entonces y para siempre miré con otros ojos mi paisaje. Mi mamá quería que, al llegar a casa, mi tío viera algo suyo, entonces había puesto sobre las sillas y la mesa un montón de ropa de él que había guardado durante años en un baúl. Nada era útil, la ropa con olor a naftalina estaba fuera de estación y de época, pero todo fue muy conmovedor. Yo veía los pantalones (creo que celestes) y no entendía por qué terminaban tan anchos. "Patas de elefante -me decía mi mamá-. Así se llaman."
-Entonces debe ser cierto que usted se llama Valentina por aquella cosmonauta comunista.
-Sí, Valentina Vladimirovna Tereshkova, la primera astronauta mujer que dio una vuelta por el espacio.
-¿Se atrevería a revelarnos un pronóstico de sí misma?
-...
-¿Un secreto?
-Jamás.
-¿Peine o cepillo?
-Cepillo.
-¿Alguna excentricidad?
-Soy puntual hasta la exageración.
-¿A qué se debe?
-Mi papá era psiquiatra y tenía el consultorio en casa. Siempre salía y 20, y volvía a entrar y 30. En casa se almorzó siempre a las 12.20, se merendó a las 17.20 y se cenó a las 21.20. Tengo los y 20 incrustados en la cabeza. Ahora que pienso, mi hijo nació a las 20.20. ¡Justo para el vermucito!
-¿Sótano en el abasto o marquesina en la calle Corrientes?
(Piensa. Se fastidia un poco) -He tenido la suerte de formar parte de los dos ambientes y ambos resultaron ser ámbitos muy estimulantes. Preferiría ir cerrando esta nota, si no te molesta.
-Madre de un hijo, un perro y un gato que se entretiene con el cable del MP4 de esta entrevistadora: ¿querría agregar alguna otra cosa?
-No, gracias. Muchas gracias. Me he sentido muy cómoda.