Una violinista a favor de la democracia musical
Junto con la Filarmónica de Dresden, dirigida por Michael Sanderling, se presentará hoy y mañana en el Teatro Colón
La actuación de Carolin Widmann en el Ciclo de Música Contemporánea del San Martín en 2011, con piezas de Wolfgang Rihm, Luciano Berio y Arnold Schönberg, fue calificada de uno de los diez eventos musicales del año. Ahora regresa como solista invitada por la Orquesta Filarmónica de Dresden, junto con la que se presentará en el Colón como parte de la temporada del Mozarteum para interpretar dos de los más clásicos conciertos del repertorio violinístico. Una oportunidad para apreciar su versatilidad, el rasgo que, según ella, es el que mejor la describe.
Widmann se entristece cuando habla sobre la profunda división que existe entre la música contemporánea y la clásica. "Debemos pensar en términos más holísticos, como sucede en el arte, en la arquitectura y en la filosofía. En la música hubo un gran quiebre, algo pasó cuando Schönberg creó la técnica del dodecafonismo, allí los músicos nos separamos de la audiencia. Creo que es importante apreciar algo que es grandioso, sin importar cuándo fue escrito, hay cosas maravillosas hoy en día que merecen ser escuchadas; por eso es importante alternar música contemporánea en un programa clásico", asegura.
La Orquesta Filarmónica de Dresden, fundada en 1870 y una de las más reconocidas de Europa, la convocó para acompañarlos en la presentación de este año en el Colón. "Mi ideal al tocar junto con una orquesta no es que yo esté por un lado como solista y ellos enfrente como la orquesta, me gusta conocer a los músicos individualmente; aunque es algo que por cuestiones de tiempo no sucede con frecuencia. Pero la Filarmónica de Dresden es una buena amiga, siento que somos capaces de hacer música de cámara a lo grande. En la actualidad, vivimos en una verdadera democracia musical, ya no estamos en esa época en la que el solista ocupaba un lugar más elevado, ahora todos tienen algo que decir, todos tienen ideas, y yo amo este sentimiento democrático", afirma Widmann.
Se confiesa una gran admiradora de Michael Sanderling, bajo cuya dirección trabaja por primera vez. "Me gusta mucho su musicalidad, es muy enérgico y te da espacio. Jamás te impondría algo, siempre pregunta y eso es muy importante para mí."
En su primera presentación, interpretará el Concierto para violín y orquesta en Re mayor, Op. 61,de Beethoven, el único que el compositor escribió para este instrumento. "Esta pieza la toqué por primera vez a los 21 años con la guía de Yehudi Menuhin, una gran influencia para mí, pero volví a comenzarla desde cero hace seis meses. Le estoy aplicando mi propia cadencia, cambié el manejo del arco, de acuerdo con una nueva edición en la que aparece la propuesta original de Beethoven. Para mí ésta es una de las primeras piezas del minimalismo, no necesita de ornamentación y eso la hace muy difícil de tocar. Todo necesita ser comprendido y presentado de la manera correcta para que el resultado sea perfecto", explica la artista.
Para el segundo programa, presentará el Concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op. 64,de Mendelssohn, uno de los más populares de todos los tiempos. "Aquí, al igual que en el concierto de Beethoven, cambié todo hace dos años. El reto consiste en hacer tabula rasa y ofrecer una nueva versión basada por completo en la que él escribió. Trato de afrontar esta pieza como si nunca la hubiese oído y así crear algo muy genuino y novedoso."
Un G.B. Guadagnini construido en Italia en la misma época en la que Mozart compuso sus tres últimos conciertos para violín es su compañero. "Quizás hay algo mágico detrás de la historia de este instrumento, sueño que Mozart lo haya visto cuando viajaba por Italia", dice.
Reconocida por abarcar amplios territorios musicales, afirma emocionarse cuando interpreta música compuesta especialmente para ella. "Es muy interesante porque a través de las composiciones se refleja lo que los demás piensan que soy capaz de hacer y transmitir. Por ejemplo, Wolfgang Rihm me escribió un concierto muy suave y lírico a diferencia de Jörg Widmann, mi hermano, quien compuso una pieza muy virtuosa y arriesgada. Soy afortunada al poder experimentar el bello sentimiento de mostrar música que nunca antes fue escuchada."
En su proceso de crecimiento musical es cada vez más frecuente verla simultáneamente dirigiendo y tocando. "Obedece a una necesidad que ha ido creciendo con el tiempo, ya que al dirigir puedo intervenir más en los detalles y eso hace mi comunicación con los miembros de la orquesta más fluida; el resultado es más fresco y profundo. Estoy interesada en crear cosas nuevas, así como hice improvisaciones en las que bailaba junto con otros bailarines mientras tocaba, pienso que puede venir el día en que me pare solamente a dirigir", explica.
Muy optimista respecto al futuro de la música clásica, tiene el presentimiento de que habrá un nuevo renacimiento. "Los jóvenes son mucho más abiertos, saben que en el mundo actual la competencia es feroz y que necesitan ser demasiado buenos para ser escuchados, esto los ha llevado a intentar cosas nuevas a un nivel de excelencia. Es esperanzador, de las crisis siempre surgen cosas interesantes."
Filarmónica de Dresden
Dirección Michael Sanderling; Carolin Widmann, violín
Teatro Colón, Libertad 621.
Funciones, hoy y mañana, a las 20.30.
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