Una tragicómica Isabelle Huppert brilla en Frankie
Un prestigioso director estadounidense (Ira Sachs), dos veneradas figuras del cine norteamericano (Marisa Tomei y Greg Kinnear), un veterano actor irlandés (Brendan Gleeson), un intérprete belga (Jérémie Renier) y otro francés (Pascal Greggory), rodaje en una de los enclaves más bellos del planeta (la ciudad portuguesa de Sintra), estreno mundial en la Competencia Oficial del prestigioso Festival de Cannes... Pero nada de todo eso tendría sentido en este proyecto multinacional titulado Frankie sin la presencia de Isabelle Huppert, protagonista de una historia de estructura coral y espíritu tragicómico que mañana llegará a los cines argentinos.
Huppert es Françoise Crémont (más conocida entre sus amigos como Frankie), una exitosa actriz que sufre una enfermedad terminal y decide compartir un tiempo de vacaciones con su familia extendida y varios seres queridos del mundillo cinematográfico. El resultado es un film sobre personajes vulnerables en busca de amores, separaciones, reconciliaciones, despedidas, redenciones y hasta algún milagro (Sintra tiene tradición de tener aguas curativas).
Ira Sachs, dueño de una exquisita filmografía que incluye títulos como Forty Shades of Blue, Keep the Lights On, Love is Strange y Por siempre amigos (Little Men), escribió el guion de Frankie con su habitual colaborador, Mauricio Zacharias, y con buena parte del elenco en mente: "Sabíamos que el papel de Frankie era para Isabelle porque durante más de un año fuimos hablando muy seguido con ella, lo mismo que con Marisa Tomei, Jérémie Renier y Greg Kinnear. Debo admitir que muchas veces escribo con los actores en mente, aunque a veces no terminan participando por distintos problemas personales. Para mí es una estrategia muy provechosa porque le da carne al hueso: puedo verlos, escuchar sus voces, sentirlos", dijo Sachs ante la prensa internacional acreditada en el último Festival de Cannes.
A Huppert, por su parte, ya casi no le queda premio por conseguir (solo el Oscar, que se le escapó hace un par de años cuando lo merecía largamente por Elle: abuso y seducción). Tras ganar dos veces el galardón a mejor actriz en Cannes (por Niña de día, mujer de noche, de Claude Chabrol, y por La profesora de piano, de Roman Polanski), en otras dos oportunidades en Venecia (por La ceremonia y Un asunto de mujeres, ambas también de Chabrol), en Berlín y en Locarno, así como el César francés, el Bafta británico, el David di Donatello italiano y el European Film Award, su carrera ya no depende desde hace muchos años de los reconocimientos ajenos sino que está dominada "por el entusiasmo, los impulsos, las ganas, los deseos y los desafíos", como ella misma indica.
Isabelle puede trabajar en películas grandes o pequeñas, con directores consagrados o nuevos talentos, en francés o en inglés. Es el paradigma de la ductilidad, de la diversidad, un exponente contundente de una actriz inclasificable, camaelónica, pero siempre fascinante. Consultada sobre por qué se decidió por participar en Frankie, la actriz de 66 años opinó que "Ira tiene una forma muy íntima, delicada, elegante y nada pretenciosa de filmar a sus intérpretes y moldear las relaciones de sus personajes. En la superficie todo parece tranquilo, pero en verdad, en el terreno de los sentimientos, pasan muchas cosas. En su cine es tan importante lo que se muestra como lo que se oculta, lo que se dice y lo que no. Es un director que maneja con mucha sutileza cada elemento, incluidos los silencios. Por momentos –admite Huppert– sentía que no estaba actuando. Me metí tanto en el papel, en el proceso creativo, todo era tan simple y genuino, que me olvidé que estaba actuando y creo que justamente en esa situación es cuando surgen las verdaderas emociones."
Algunos críticos consideraron que los paisajes de Sintra y alrededores donde transcurre la acción resultaron demasiado pintoresquistas, pero Huppert –por el contrario– considera que fue la elección ideal Sachs: "Son la metáfora visual perfecta para los conflictos que atraviesan cada uno de los personajes. Un lugar bello, sí, pero también poderoso y misterioso. Eramos todos extranjeros viviendo situaciones límite y ese lugar con tanta historia y el contacto con la naturaleza salvaje que lo rodea nos daba la fuerza que necesitábamos para lidiar con esos momentos extremos". Una historia agridulce con ciertos momentos tristes, pero también otros de amor, de ternura y de risas. Con la sensibilidad de un director como Sachs e Isabelle Huppert liderando un auténtico seleccionado actoral. Talento multinacional.
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