Una presencia en el cine marcada por lo gauchesco
El paso de Horacio Guarany por el cine, fugaz y azaroso, estuvo marcado por la impronta de lo gauchesco. Tuvo una primera presencia en la pantalla en el pico de su popularidad durante los años 70 en su éxito inicial en la música folklórica. Primero a través de un segmento de Argentinísima (1972), desde el Festival de Posadas y ante una multitud con su clásico "Volver en vino". Y después en dos largometrajes: Si se calla el cantor (1973) y La vuelta de Martín Fierro (1974), ambas dirigidas por Enrique Dawi. La primera jugaba libremente con reminiscencias autobiográficas a partir de la historia de un hombre dispuesto a rebelarse contra las injusticias que luego triunfa como artista popular. La banda de sonido recupera algunos de sus temas más reconocidos ("Cuando ya nadie te nombre", "Amara amando", "Vidala para la muerte"), además del que le da el título al film,cantado a dúo con Mercedes Sosa. En La vuelta de Martín Fierro, Guarany interpreta al personaje creado por José Hernández y ya en los títulos iniciales lo vemos entonando en clave de milonga los primeros versos del poema gauchesco por excelencia ("Aquí me pongo a cantar").
Mucho después, en 2006, Guarany retomará a Hernández desde la banda sonora de Martín Fierro, el ave solitaria, la despedida del cine de Gerardo Vallejo, fallecido al año siguiente. Y en 2012 interpretó a Don Chusco, un viejo hombre de campo, en El grito en la sangre, de Fernando Musa, a quien llegó por recomendación de Leonardo Favio. La película se inspiró en Sapucay, un libro del propio Guarany "con historias criollas y creencias de los paisanos"