Después de haber sido desplazadas por la cultura electrónica del agua mineral, las drags van por la revancha y recuperan su brillo en la noche de Buenos Aires. Informe y galería de fotos.
Tendrian que haber visto como quedó el baño después de la producción de fotos. Carilinas con besos grasientos de labial, purpurina y lentejuelas. Un pomo de La Gotita así ,agotado, colillas de puchos pisadas por plataformas a lo Paul Stanley, una valijita de make up rosa chichí. Todo tirado, todo revuelto. Visto así, ser drag queen es todo un desperdicio.
OK, placa roja de Crónica TV: las drags están de vuelta. Morocco, El Dorado, Bunker, la Age. ¿Hace cuánto de esas discos? ¿Diez, quince años? Ahí eran las estrellas freak y de poca hormona de la noche más freak todavía. Después, silencio, o las discos gay donde juegan de locales. No hacían tanta falta. Eso, hasta2006, con las danzas locas de La Cacho en el Club 69, en la Marcha del Orgullo, en la puerta de Mint, bailando en Sunset o en el Palacio Alsina. O hasta Sebastián Guajardo y su Club Namunkurá –de vuelta este 10 de marzo, en Hipólito Yrigoyen 947, fíjense en www.clubnamunkura.com.ar–, fiesta monstruo que castigó a 2006 con un público de fashion victims del palo street art, pibes straight edge, tatuados, trasnochados varios, y un varieté, bueno, de drag queens montadas –verbo drag equivalente a “producidas”– para matar o para que la pases muy piola. Hasta organizó concursos para lookearse, que fueron un cierto éxito. Un suceso de la República Transargentina.
–Sebastián, la Era de Oro fue hace rato.
–Cuando se nos vino el 2000 encima, todo ese brillo que tenían las discotecas no parecía ser interesante para los empresarios de la noche. Los tacos altos y las plataformas se transformaron en zapatillas con resortes, barro al aire libre y botellitas de agua. Ya nadie pensaba en ponerse un corsé.
–Era otro lenguaje para otra fiesta.
–Muchas de las chicas tuvieron que limitarse a las discos gay, o directamentea colgar los botines. Sólo se dejaban ver en donde eran realmente el alma de la noche.
–Hasta que caíste vos.
–Yo diría que se hizo justicia. Lo único que hice fue convocar amigos. Y la drag queen se volvió imprescindible. Y muchas se vistieron por primera vez en la Namunkurá. El público las espera, quiere ver qué se pusieron, sacarse una foto con ellas y verlas pasar sobre esos tacos imposibles. Al fin y al cabo, si la noche no tiene un toque de fantasía, es mejor quedarse durmiendo.
Aclaracion bestial: la drag queen no es un travesti. Básicamente, el travesti ya prostituida tiene todo eso que a los tipos les calienta: tetas, traste y tuning sin histeria, el blowjob ligerito. Es una chica con pito. La drag, en todo caso, es una diva con pito. Charly Darling, infaltable en las Namunkurá –donde es la host– dice sintética: “Una travesti es más sexual. Nosotras somos algo teatral”. Charly –en femenino, masculino, o como prefieras llamarla–, anda por los 29 recién cumplidos, 1,86 de altura con tacos, hija de empleado de mutual y ama de casa en San Justo, con educación en colegio de curas al que iba con el pelo rosa. Hoy, con look siempre mutante, vive del mambo drag, y muy bien. Fue anfitriona en el Festival de Cine de Mar del Plata, portera en Mint, salió en una gráfica de Kosiuko, un par de créditos en cine, y su momento de gloria: desfilar hace un par de años para Brandazza-De Aduriz, en el Buenos Aires Fashion, con viola de cartón y headbanging en punta de pasarela.
–¿Te acordás de la primera vez?
–Fue en el 94, para un concurso de Carnaval en Bunker. Tenía 14 o 15. Y en esa época todavía estaban los edictos policiales. Te llevaban preso por tener cejas depiladas, toda esa época fue una locura.Yo era un chico afeminado, andrógino. Tuve suerte de no caer nunca.
–Tu gremio es muy sacrificado, Charly.
–¡Lo es, no te das una idea! Hay que ser bastante perfeccionista, depilarse, ponerse el pelucón, estar impecable y estarlo siempre. Pero es algo muy permisivo, podés ser drag desde muchas puertas: más histriónica, teatral... Siempre hay algo que podés explotar. Trabajo bien, y elijo mi precio. No quiero que suene a ego, pero no hay otra como yo.
A Issis –o Pepe de Lugano, estudiante de peluquería recibido–, cuando pasa por el barrio vestido de Issis no hay quien se le plante:“ Si me dicen algo, seguro es de espaldas. De frente nadie se anima”. A los 33, y a unos cuantos años del Morocco o Ave Porco, cumple funciones de go-go dancer en el Palacio Alsina o en Sunset con Charly, amiga de hace rato.Hace unos días, Leo García le propuso aparecer montada en un clip. Ella quiere que Leo también semonte.
–¿Cuál es la verdadera diferencia entre Issis y Pepe?
–Y, tengo mis días... ¡con barba! No me limo con los rollos de género, eso no es para mí. Issis es un personaje que me gusta para la vida. Podés ser lo que quieras: mina, tipo o un bicho. Esto es jugar. Ahora, soy un alien, lo que venga. Yo descubrí Bunker y dije: "Ya está, me quiero meter ahí".
–Te podrías operar.
–Miro todos los programas de cirugías y me dan ganitas de un refresh, no te lo voy a negar. Pero me parece todo demasiado agresivo. Una prótesis te la podés sacar cuando quieras. Pero ¿si te inyectás un líquido, qué hacés después con eso dentro de tu cuerpo? Estuve yendo a un after de travestis. Muy trash. Mucho aceite de avión.
–Cuando estás en una fiesta, ¿cómo reaccionan los chicos?
–Los pibes se ponen locos, te piden una foto, un pico, te abrazan. Medio que no les importa nada. ¡Y hasta tengo fans femeninas! ¿Lo podés creer? Yo les digo: “Ay, nena, ¡si me vieras de día!" Posta, soy irreconocible.
En la galaxia drag nacional esta la new school, como Xerxes Vanity o Topacio Fresh, propias de las Namunkurá, y un par de históricas, como Sir James, career girl de la transmutación que baila en discos infernales de Ibiza como Amnesia, Pachá o Privilege. O Lady Barby, con alta carrera y adorable por donde la mires, que llegó a la tevé abierta hace un tiempo, para cocinar con el Gato Dumas. De noche la podés ver en Amerika, donde de tanto fascinar con ese look grotesco inocente de matrona border ya se ganó un par de fotologgers fanáticos. ¿La tenés a Divine? Es la gran drag queen de todos los tiempos. En Pink Flamingos, bajo las órdenes de John Waters, comió caca de perro. El director dijo de la actriz: “Es una profesional”. Bueno, Barby es como la Divine argentina, y totalmente profesional, aunque caca no come. Simplemente, te anima la fiesta. Desde su site, aclara en plan de oferta: “Si es tu cumple, te hago la torta, te la llevo y te canto, y de paso hago un show y juego con tus invitados.También, si te estás por casar, puedo recibirte al mejor estilo Malibú. Entramos en la iglesia, te llevo la cola o si querés los anillos".
Es lógico: con el drag se come, y algo se educa. Esto último lo intenta Jorgelina de Simone, con sus fiestas Brandon y otras tantas movidas de cultura queer. Ahí se da la implementación de la segunda fase:el drag king, o chica que se viste de chico, como la premisa de que finalmente algo de drag tenemos todos, y que hay que animarse a jugar al respecto. Principalmente, son lesbianas que quedan bien varoncito. Las chicas hétero no se animan. Y los chicos hétero, muchísimo menos. La cosa está difícil. El gremio drag queen es muy sacrificado.
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