Una mirada joven que acerca generaciones
Un reencuentro familiar, eje del film de Nicolás Teté que se estrena mañana
En Villa Mercedes, una muerte repentina reúne a los integrantes de una familia separada durante doce años por viejos problemas originados en la empresa de mármol familiar. Mientras los adultos siguen el protocolo formal que una situación así requiere, los más jóvenes, que no se ven desde niños y están en un momento clave de sus vidas, en crisis con su futuro, deciden -o se ven obligados a hacerlo- volver a conocerse: del recelo a la comprensión. De eso trata Ónix, película dirigida por Nicolás Teté, de 26 años. Fue rodada en San Luis en 2014, tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y en el Chelsea Film Festival en Nueva York, se proyectó en el 8th Bengaluru International Film Festival en la India y llega a Buenos Aires este jueves.
"Por ahora en mis películas hablo de personajes jóvenes, adolescentes, que están empezando a desprenderse de sus padres. Siempre me parecen interesantes las historias familiares, creo que hay mucho para contar en ese mundo, que, además, produce una particular identificación del espectador", dice Teté, licenciado en Dirección Cinematográfica, egresado de la Universidad del Cine de Buenos Aires y, también, director de Últimas vacaciones en familia, su primer largometraje.
Ónix está protagonizada justamente por caras jóvenes y prometedoras del cine argentino -Nai Awada, Nicolás Condito, Camilo Cuello Vitale, Macarena Insegna y Ailín Salas-, con producción de Animal Cine y el apoyo de la Municipalidad de Villa Mercedes, San Luis Cine, Panda LAB y la Universidad del Cine.
"La historia que cuento en Ónix es sobre cómo enfrentar las primeras tristezas de la vida y, al mismo tiempo, encontrarles el lado luminoso", dice el director. Para eso, Nicolás trabajó, una vez más, con los actores que quiere y admira. "Sentí la necesidad de filmar con amigos porque es una película hecha desde el amor. Escribí un personaje para cada uno de ellos. En algunos casos, personajes con los que sabía que se iban a sentir cómodos; en otros, busqué que puedan mostrarse haciendo algo distinto. Son todos actores superpreparados, que toman clases desde muy chicos y trabajan desde hace casi diez años. Para mí son de los mejores y espero filmar muchas películas más con ellos."
El equipo técnico estuvo integrado por Juan Andrés Galli (asistente de dirección), Marina Lara (dirección de arte), Esteban Ramos (musicalización), Gina Votta y Marcela Aguilar (producción), Nicolás Dalli Bortolot (cámara y fotografía), Juan Bianchini (sonido directo) y Virginia Tognola (posproducción). "Escribir el guión no me llevó tanto tiempo. Para la filmación, fueron algunos días de quince horas diarias de trabajo. Pero la posproducción sí fue larga. Suele ser lo más difícil cuando no hay mucho presupuesto, como en este caso. Terminamos la película hace un año y logramos que forme parte de distintos festivales. Fue un camino interesante porque para llegar a cada proyección hubo que trabajar mucho. Que ahora se estrene es un sueño."
Con una nueva comedia entre manos llamada Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el clóset, con la que ganó, junto a Marcela Aguilar, el Premio del Incaa Raymundo Gleyzer, Nicolás asegura que Ónix es una película ideal para que los nietos inviten al cine a sus abuelos o al revés. "Son dos públicos que la disfrutan mucho", concluye, ansioso por la llegada de la película a Buenos Aires, con la que se suma a un cine argentino que, entiende, "ya lejos de etiquetas como aburrido y esnob, se acerca cada vez más al espectador, sin perder una mirada de autor".
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