Una inolvidable fiesta de 15
La Orquesta-Escuela de Chascomús celebró en el teatro Coliseo
Así como el talento y la humildad no siempre van de la mano, el profesionalismo y la espontaneidad también suelen encontrarse por separados. Sin embargo, de vez en cuando hallamos a quienes reúnen esas cuatro características, como es el caso de quienes integran la Orquesta-Escuela de Chascomús, que el sábado pasado festejó sus 15 años con un concierto en el Coliseo.
La fundadora de esta Orquesta-Escuela que nació en 1998 es María Valeria Atela, quien durante el festejo acompañó a los niños y jóvenes músicos desde bastidores con gran entusiasmo y orgullo. Sólo en dos oportunidades salió al escenario, una de ellas para recibir un premio de reconocimiento por parte de la Fundación Cultural Coliseum, organizadora del evento. Sin saberlo, Atela tuvo una iniciativa muy similar al sistema implementado por José Antonio Abreu en Venezuela. Ambos comparten el objetivo de integrar la población marginal a través de la música, darles a los jóvenes un medio de expresión a través del cual también puedan cultivar valores y forjar una salida laboral distinta a la que quizás sus padres pudieron pensar para ellos.
En el festejo por los 15 años el sentido de humanidad que caracteriza a la Orquesta se hizo presente desde el comienzo. Los 60 integrantes fueron nombrados uno por uno mientras salían al escenario, acompañados por el aplauso efusivo del público. Se trata de jóvenes de entre 10 y 28 años que tocan instrumentos tales como violín, viola, violonchelo, contrabajo, flauta y oboe. Más adelante también los maestros fueron mencionados pero no ocuparon un lugar privilegiado sino que se mezclaron entre los alumnos. Sin tapujos ni secretos, se anunció que el director invitado, Pedro Ignacio Calderón, no podría asistir al evento por problemas de salud; oportunidad que aprovechó la fundadora para decir acerca de él "es un genio, pero además es humano".
Así, quien dirigió las cinco obras presentadas fue Diego Guzmán, enviado especial de la Fundación Musical Simón Bolívar de Venezuela, órgano rector de El Sistema creado por Abreu. Guzmán también aportó su cuota de humanidad al evento al dedicar la primera obra -la "Suite N° 1" de Carmen- a su hija nacida pocos días antes.
En la interpretación de esta pieza ya podía verse el entusiasmo de las madres desde las butacas, que no afectó en ningún momento la concentración y profesionalismo de los jóvenes músicos. En el cuarto movimiento, el conocido "Les toreadors", la espontaneidad se hizo presente a través de las miradas cómplices entre los instrumentistas y sus maestros.
Quien se destacó fue Amparo García Rabell, de 14 años, que interpretó como solista el Concierto N° 1 en La menor de Jean-Baptiste Accolay. Ante los aplausos y ovaciones, Amparo se limitó a sonreír tímidamente y a agradecer saludando con humildad, como toda una profesional.
Fue muy acertada la elección de la tercera obra, "Danzas" de Estancia del compositor argentino Alberto Ginastera, porque demostró la versatilidad de toda la Orquesta. A continuación, el vals de Bella durmiente de Chaicovski aportó emotividad al festejo, y la última obra, Danzón N° 2 de Arturo Márquez fue la que representó, según el director Guzmán, la unión entre El sistema argentino y el venezolano. En este último tramo fue especialmente atractivo el hecho de que los jóvenes bailaran con sus instrumentos al son de la música mientras la interpretaban.
Cuando Guzmán volvió para el bis se produjo quizás el momento más emotivo de la noche: los niños, jóvenes y maestros tocaron para la Orquesta el "Feliz cumpleaños".
Así entre sonrisas, abrazos, saludos y poses para las cámaras de sus familiares terminó el festejo de los "primeros 15 años" de esta Orquesta-Escuela de Chascomús que tiene aún mucho futuro por delante.
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