Una de héroes, misión: salvar la Tierra
Armageddon (Armageddon/1998), producción norteamericana en colores presentada por Buena Vista Columbia Tristar. Hablada en inglés. Guión: Jonathan Hensleigh. Fotografía: John Schwartzman. Intérpretes: Bruce Willis, Ben Affleck, Billy Bob Thornton, Liv Tyler, Will Patton y otros. Dirección: Michael Bay. Duración: 150 minutos. Calificación: apta para todo público.
Nuestra opinión: buena.
Esas catástrofes que ponen a la Tierra a un paso de su destrucción total se convirtieron en plato diario para los productores norteamericanos, siempre dispuestos a conmover con espectaculares efectos visuales a los espectadores ávidos de constante emoción. La receta, de gran suceso taquillero, es una tentadora invitación para que, en torno de la más audaz imaginación, se repita sin cesar. Esta vez el director Michael Bay, apoyado por una generosa cantidad de dólares y un guión predispuesto a derrochar tensión y dramatismo, centró su relato en un gigantesco asteroide que se dirige a nuestro planeta para borrar de él todo vestigio de vida.
Los gobernantes de los Estados Unidos no pueden ocultar su preocupación, ya que ni la más moderna tecnología será capaz de evitar ese mortal choque. Sin embargo, no todo está perdido, pues el siempre imbatible Bruce Willis está presente para que la Tierra siga existiendo.
El es en esta aventura el mejor excavador de petróleo del mundo. Frío, calculador, inteligente y valiente, se lo convoca para aterrizar en el asteroide, hacer un hueco en su superficie y ubicar en su centro un dispositivo nuclear.
Secundado por un avezado aunque indisciplinado equipo, el excavador petrolero se transforma en tripulante de una nave espacial. Y allí, a increíble velocidad, el grupo se acerca hacia su blanco, ese asteroide gigantesco que amenazará a cada instante esas heróicas vidas dispuestas a inmolarse por sus semejantes.
La historia, claro, tiene otras facetas. El excavador es un padre bastante celoso de las relaciones sentimentales de su hija, enamorada de uno de sus empleados. Además, el grupo de tripulantes de la nave espacial son muy díscolos frente a la disciplina que le impone su lanzamiento al espacio, en tanto que la cúpula gubernamental se encarga de demostrar la forma de propagar su sistema de protección a la humanidad con elementos algo discutibles.
Pero lo que importaba aquí era desarrollar un guión que tuviese todos los atributos de una gran hazaña y que, por supuesto, entretuviese a los espectadores.
El film logra ampliamente su propósito. Armageddon se inscribe en el rubro de esas megaproducciones que no decepcionan. Contiene emoción fuerte, eficaz suspenso, efectos especiales de primer nivel, algo de calidez y el infaltable romance teñido con tragedia final.
La acción constante
El director Michael Bay pudo salir airoso de su nada fácil cometido. Supo ceñirse a un relato de acción constante, manejó con meticulosidad la difícil tarea de hacer creíbles las más disparatadas situaciones y barnizó de sentimiento las figuras de sus protagonistas.
Con estos elementos en su favor, el realizador concretó esta audaz aventura que sigue sin esfuerzo todos los peligros de esos hombres que se juegan a la increíble tarea de salvar a la Tierra. Armageddon se convierte así en un film de segura repercusión popular, mucho más allá de sus convencionalismos, de su discurso entre político y racial y de su receta ya muy transitada por la pantalla norteamericana.
A Bruce Willis, por su parte, no le cuesta mucho trabajo convencer de que es un héroe sin mácula, mientras que el resto del elenco, amparado por una impecable fotografía, por una nerviosa banda musical y por una tecnología de primer nivel, transita cómodamente por esta trama que contiene todos los elementos del cine para invitar a disfrutarla desde la platea con nervios templados y cierta sonrisa placentera.