Una actriz de Orange is the New Black acusa a Geoffrey Rush de acoso
Es posible que el nombre de Yael Stone no le diga demasiado a la mayoría, pero para los fanáticos de las series alcanza con mencionar a Lorna Morello, el personaje de la actriz australiana en la serie de NetflixOrange Is the New Black , para reconocerla inmediatamente. Aunque esa popularidad no tenga la fuerza o el alcance de la de su compatriota y colega Geoffrey Rush , el ganador del Oscar por la película Claroscuro que fue mentor de Stone en el comienzo de su carrera teatral en Australia y quién, según contó la actriz en un reportaje publicado ayer en The New York Times, la acosó sexualmente en 2010 cuando trabajaron juntos en una obra.
La acusación de Stone no es la primera que pesa sobre Rush, quien el año pasado fue señalado en una investigación del diario The Daily Telegraph por el comportamiento inapropiado y el acoso al que habría sometido a su compañera de elenco, Eryn Jean Norvill, durante la puesta teatral de la obra Rey Lear en 2015. Una acusación que motivó una demanda por difamación de parte del actor y que, según The New York Times, fue una de las razones por las que Stone dice tener mucho miedo de compartir lo que sucedió con quién tuvo una amistad durante años.
Sin el apoyo y contención de un colectivo como el construido por las actrices argentinas que permitió a Thelma Fardin hacer su pública sus acusaciones contra Juan Darthés , el caso de Stone demuestra las diferentes formas que asume el abuso de poder en el ámbito laboral y artístico y las dificultades tanto sociales como psicológicas que impiden o demoran las denuncias.
Según cuenta Stone en la nota su vínculo con Rush fue extraño desde el momento de los ensayos y todo empeoró cuando el actor empezó a mandarle mensajes de texto primero seductores que se transformaron en vulgares, algo que confirmaron varios de los involucrados en la obra en el aquel tiempo y a los que la actriz les había contado su incomodidad.
"Me sentía halagada de que alguien como él se tomara el tiempo de escribirme hasta la madrugada. Gradualmente los mensajes de texto se volvieron de naturaleza más sexual aunque siempre en lenguaje intelectual. Me avergüenza el modo en que participé de ese intercambio. Ahora no actuaría como lo hice a los 25 años", explicó la actriz en el reportaje en el que también relató cómo Rush le pedía que le quitara los lentes de contacto y lo ayudara a cambiar de vestuario en el entretiempo entre un acto y otro de la obra y cómo la espió mientras se duchaba en el camarín que compartían. "Me dí cuenta de lo que hacía y creo que le dije algo como «salí de acá, Geoffrey». Estaba caminando en una línea muy fina entre el manejo de esos momentos incómodos y la necesidad de no ofenderlo. En ese momento no se me ocurría de ninguna manera hablar de esto de manera oficial. Este hombre era una estrella enorme.¿Qué iban a hacer? ¿Despedir a Geoffrey y quedarse conmigo?" Hace ocho años la respuesta a ese interrogante era obvia. Hoy, tal vez, ojalá, lo es un poco menos.
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