Un sueño que se cumplió
La película "Rescatando al soldado Ryan" ("Saving Private Ryan"), dirigida por Steven Spielberg, cuyo estreno en Buenos Aires está previsto para el 17 de este mes, acumula hasta el momento más de 140 millones de dólares en la taquilla norteamericana. Lo de "Ryan" es todo un triunfo, ya que se trata de un extenso fresco situado en la Segunda Guerra Mundial, y más cercano al tono de "La lista de Schindler" que a los habituales entretenimientos de la temporada alta. Más importante aún: es el primer gran éxito de DreamWorks SKG, el ambicioso estudio fundado hace cuatro años por Spielberg, David Geffen y Jeffrey Katzenberg.
Cuando estos tres popes de la industria del espectáculo anunciaron su alianza, en octubre de 1994, sus colegas los miraron con una mezcla de envidia, desconfianza y miedo. Envidia, por su capacidad para levantar un proyecto de gran estudio de la nada, congregando colas de inversores ansiosos por ser parte de la empresa (entre ellos, la cúpula japonesa de Matsushita y el cerebro de Microsoft, Bill Gates). Desconfianza, por lo que se planteó desde el principio como una empresa "aluvional", que no se planteaba un crecimiento pausado sino funcionar a full en el corto plazo. Y miedo porque el posible éxito del emprendimiento robaría facturación a sus competidores, en cine, pero también en música (el campo de Geffen), TV y animación. Este último campo es el fuerte de Katzenberg, quien fue supervisor de la etapa más exitosa de Disney a comienzos de los 90.
Ahora, la competencia tiene motivos concretos para preocuparse: el éxito de "Rescatando al soldado Ryan" e "Impacto profundo" aumentó la confianza de los inversores y da más poder a esta megaempresa que intenta lo imposible: llegar a ser un gran estudio al nivel de Fox o Universal. El más joven de los "grandes", Disney, arrancó en la década del 20; todos los intentos posteriores, incluyendo a Orion, Carolco o el recordado Zoetrope de Coppola, terminaron en la bancarrota.
Si bien DreamWorks comenzó su actividad rápidamente en TV (produciendo series como "Spin City" para las grandes cadenas de EE. UU.) y la rama discográfica (aquí todavía falta un gran éxito como los que tuvo Geffen en el pasado con Nirvana o Guns N´Roses), el paso fundamental para el grupo era la producción y distribución de largometrajes. Lo dieron en septiembre del año pasado, con el estreno de "El pacificador", al que siguieron "Amistad" y la comedia "Un ratoncito duro de cazar". Los primeros títulos hicieron un negocio discreto, sin pérdidas pero sin dar pie a una posible jactancia ante los competidores.
El no dio sus frutos
En realidad, la primera jugada importante para marcar la diferencia con otros estudios parece haberla dado Spielberg con "Ryan", al negarse a hacer cortes en el film para obtener una calificación más blanda, lo cual habría posibilitado una mayor convocatoria. "Tuve la libertad para hacer una película necesariamente dura como ésta, en vez de que un ejecutivo me dijera "filtrala y aguala un poco como todas las demás películas de guerra, así podemos tener alguna ganancia", aseguró Spielberg a un diario de Los Angeles pocos días antes del estreno. "Y si termino disparándome en un pie por hacer de "Ryan" un viaje demasiado duro, por lo menos fue mi propia decisión".
El resultado fue positivo: un drama bélico de casi tres horas de duración se convirtió en uno de los éxitos de la temporada. Más aún: consiguió la consagración casi unánime de la crítica. Y costó "sólo" 75 millones de dólares, es decir, bastante menos que sus competidores "Armageddon" y "Godzilla". El ahorro de producción -habitual tratándose de Spielberg- se invirtió en el lanzamiento: el film se estrenó en más de 2600 salas simultáneas en Estados Unidos.
Unas semanas antes, los socios de Spielberg habían anticipado a la revista de economía Business Week que el estudio cumpliría con sus previsiones financieras, entre ellas el disponer de unos 300 millones de dólares en efectivo para fines de 1999. Serán los primeros ingresos netos desde la fundación del estudio, a un costo calculado en alrededor de dos mil millones. "Cuando empezamos, la gente quería resultados inmediatos" dijo Katzenberg a la publicación. "No estaban preparados para esperar que la comida estuviera cocida. Ahora estamos cocinando".
La gastronómica metáfora se refiere también al futuro, ya que DreamWorks tiene pautado el lanzamiento de su primera producción animada para fin de año y el estreno de siete películas más durante 1999. Los planes respetan el lineamiento establecido al momento de la fundación del estudio: no más de diez películas al año y la preferencia de la calidad por sobre la cantidad.
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