Un hip-hop escrito en el cuerpo
Nacido en La Cava, sostiene: "La cuestión es romper con la barrera del prejuicio"
Brian "Milo" Moya nació en La Cava. A los 5 años, se mudó a Virreyes. Ahora vive a pocas cuadras del bar frente a la estación en el que ahora estamos tomando una cerveza. Milo tiene 23 años. Su padre es bailarín de breakdance . De muy chico, en cumpleaños familiares, cuando llegaba un tema de Michael Jackson, "hacía morisquetas en el piso pateando a lo Curly". Era "su" momento de la noche. Coherente con ese impulso, a los 6 o 7 años ya le gustaba la electrónica. A los 11, escuchaba Limp Bizkit. "Cuando descubrió a Cypress Hill en castellano, la flasheé ", cuenta. Lo que se dice, un adelantado.
Iba al colegio, pero, en verdad, no veía la hora de llegar a Puertas Abiertas, el centro cultural de Crear Vale la Pena. Crear es una ONG fundada por la coreógrafa Inés Sanguinetti, que trabaja con chicos de La Cava. "Ese lugar me posibilitó ser quien soy", dice con total convencimiento, con total naturalidad. También le posibilitó conocer Europa con tres espectáculos de danza.
Estas últimas semanas también estuvieron marcadas por la sensación de espera. Es que, hasta anteanoche, tenía función de Tushh , el espectáculo del Combinando Argentino de Danza que se ofreció en el Konex. Tushh era (es) un inquietante desorden coreográfico que encontraba su orden en la fusión de la danza contemporánea, el malambo y el hip- hop. "Bailar hasta quedar exhaustos", prometían (y cumplían). Entre esas tres vertientes entrelazadas por Andrea Servera, Milo se la juega a pleno por el hip- hop y el beatbox .
Empezó a hacer ruiditos con la boca de chico. En verdad, como todos. Claro que, como todos, no sabía que estaba haciendo beatbox . El lo explica mejor: "Tendría 8 o 9 años y me encerraba en mi cuarto a hacer sonidos de piñas o los ruidos de los autitos cuando chocan. Mucho «splash», «pummm», «bang». Una vez se me ocurrió tararear una canción con bips. Me sentí raro, pensé que era el único que hacía algo así. Otra tarde, en MTV, descubrí a Rachel. Me mató". Mientras lo miraba, se dijo: "Este loco hace lo mismo que yo".
A los 12, supo que "eso" tenía un nombre: beatbox . Ahora es todo un profesional de enorme talento. Lo único que necesita para "tocar" es un micrófono. En general, usa el suyo, un Shure 58, que pagó 1700 pesos. Mucho, un mundo, para alguien que tiene 2 pesos y 50 centavos en el bolsillo.
Benny es su papá. Da clases de hip hop en Puertas Abiertas. También es pintor de paredes. A veces, bailan juntos. De hecho, lo hizo en Tushh. "Lo conocen todos los b-boys. Me siento muy afortunado de tener el padre que tengo."
-Cuando el viernes anterior bailaste con tu viejo, ¿qué te pasó por la cabeza?
-Es una sensación increíble. No sé si tiene una palabra...
-Debe tener varias, jugate.
-Es una mezcla de orgullo, de amor, de respeto. Cuando estoy en el escenario siempre lo busco con la mirada. Es como decirle: "Mirá, papá, estoy donde vos querés que esté»".
Los ojos se le iluminan. "Soy llorón y me la banco. Lloré viendo Titanic". Su mamá fue cantante y bailarina. Se llama Analía. La cumbia fue (es) lo suyo, hasta grabó un demo. "Ponele que onda Gladys la Bomba Tucumana". En apariencias, mundos musicales distintos. Pura apariencia. "Me va toda la música. En mi vida había pensado hacer un tema de Montaner; sin embargo, lo hice. Hace poco le mostré a mamá, que muere por Montaner y por Chayanne, el video que grabamos para Tushh con María. Terminó con los ojos llenos de lágrima". Ese video lo podés encontrar en YouTube. Milo aparece junto a María Ezquiaga, la cantante de Rosal. Bello. Bellísimo.
Otra cerveza en pleno dowtown de Virreyes. Ajeno a la cantidad de gente que baja del tren, Milo cuenta: "Siempre quise ser artista, de toda la vida. O, ponele, desde la primera vez que escuché un aplauso". Ese recuerdo es difuso. Puede que haya sido cuando bailó en Argentina es afuera o en Los Nadies, coreografías de Sanguinetti; o en Interior americano, de Andrea Servera. En esa obra, por ejemplo, rondaba los 9 años. Tenía un solo de 4 minutos. Bailaba breakdance, obvio. En esos años, en Crear Vale la Pena el grupo de chicos se mezclaba con bailarines y coreógrafos tremendos como Manuel Attwell, Gustavo Lesgart, Susana Szperling, Susana Tambutti. Al mismo tiempo, él practicaba break en la plaza. "Como en mi barrio era pura cumbia, al vernos vestidos como raperos nos discriminaban. Nos gritaban «chetos»."
-¿Chetos?
-¡Sí! El barrio es barrio y el gueto es gueto. Sino no andás en la de todos, sos diferente.
-Nunca dijiste: ¿la danza contemporánea es de chetos?
-Jamás. No es lo mío, pero jamás. A veces me parece que esos espectáculos no cierran nada, pero me gusta bailar contemporáneo. Lo único que me molesta es la danza clásica; igual, voy poco al centro porque vuelvo con la cabeza así, explotada.
Crecer entre algodones
Vestido bajo el estricto parámetro del "chicano style" que se complementa con varios tatuajes, el todo compone una equilibradísima estampa. Dejó La Cava de chico. ¿Destino? Virreyes, en donde estamos. "Me hubiera gustado quedarme en la villa porque había más unión, había más amor. En el colegio era el gordito estudioso que tenía cero maldad. Extrañé mucho cuando me fui. Recién acá me robaron por primera vez y acá tuve que aprender el código de la calle. En La Cava había crecido como en medio de una burbuja...".
Hasta hace unos meses estuvo trabajando en una pizzería. Una tarde, después de unos días tensos, su patrón le dijo: "Pibe, largá eso del baile porque no vas a llegar a nada". Largó la pizzería.
-Para vos, ¿qué es llegar?
-Ufff, ésa es una buena... Mi meta es tener mi centro propio en Virreyes, brindarles a los chicos lo que Puertas Abiertas me brindó a mí.
No es un idea individual. La cosa les ronda la cabeza a los 14 integrantes de su grupo: ZNC ("Zona Norte Crew"). "Apuntamos a que los chicos que están al pedo hagan algo. Les hace falta un brazo que te diga: «vení». El hip hop es una buena manera y acá tiene un lugar ganado. Lo que hacemos es de alma, de corazón. Vivimos de esto, pero apretadísmo. Igual, lo económico pasa por otro lado. El lujo para nosotros es sentarse a comer una pizza acá, en donde estamos ahora."
Brian Milo también muere por la electrónica. "Antes, los de plata escuchaban electrónica y nosotros, rap. A veces me sentí feo yendo a una casa del bajo de San Isidro a todo culo. Hoy eso no pasa tanto. Hay gente de mucho dinero que se viene con su Subaru al barrio a tomar una birra conmigo. La cuestión es romper la barrera del prejuicio."
-¿Sabés inglés?
-Poco
-¿Y cómo es hacer hip hop sin hablar inglés?
-Prefiero no saberlo. Me pasó de traducir temas que me encantaban y, luego, te das cuenta que estás cantando una cagada. Por eso apuesto al rap en español. Escuchá Violadores del Verso, es una banda tremenda. Y de acá, El Triángulo Estudio; son pibes iguales que nosotros, de barrio. Hace poco salieron en la Rolling Stone, ¡guau!, me sentí reorgulloso.
Como si estuviera dando clase, traza su abecé del mundo del rap: "Tenés el que te habla y te dice que se la rebanca; está el que te habla de la vida, que te dice que fue chorro y que ahora está más relajado; y está el que te concientiza. Tenés de todo. También están esos que dicen que son recriminales y, cuando los conocés, son raperos de postal. Hace poco, en Merlo, fui a ver a unos Maras de acá. Yo me imaginé que iba a ser reheavy, que iba a estar toda la noche mirando el piso. Ni ahí, esos pibes no son genuinos. Yo no soy delicuente y tampoco me la doy de chorro. Hay muchos que se la dan de no sé qué cosa y, cuando los conocés, son pibes de Belgrano que los cuida una tía. No hagas lo que no sos. ¿Cómo explicarte? No da".
Su crew ("mi familia") es ZNC. Allí, en una parte de la estación, hay un grafitti suyo marcando territorio. En ZNC hay b-boys, raperos, grafiteros, artistas plásticos, DJ. Street art, a pleno. Eso sí: cada vez que salen a grafitear, Milo no va. Es que las tres veces que fue salió una vecina a quejarse o pasó la cana o pasó algo. "Como me dicen que soy yeta me quedo en casa preparando pizzas. Soy maestro pizzero, sé de eso."
Hiphopear en plaza Garay
Los domingos, Brian "Milo" Moya de Virreyes se va a Constitución. Allí, en plaza Garay (Av. Garay 1600), de 18 a 20, da clases de hip hop a los pibes y grandes que quieren sumarse. "Está mortal, los nenitos se reprenden." La actividad forma parte de un plan del Ministerio de Seguridad y de la Secretaría de Cultura de la Nación para recuperar el espacio público con actividades culturales.
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