Un film que se aleja de los estereotipos
NUEVA YORK (The New York Times News Service).- Una línea de lanchas de desembarco se sacude por la fuerza del oleaje. En una de ellas, un puñado de hombres con rostros duros -entre ellos, Tom Hanks- espera nervioso el momento para desembarcar en la costa de Normandía, en playa Omaha. Es la mañana del Día D, el 6 de junio de 1944.
Algunos rezan, otros tiemblan. Hasta aquí, tenemos una recreación del histórico desembarco de la Segunda Guerra Mundial, digna de una gran producción de Hollywood.
Luego, se abren las compuertas de las lanchas y se nos presenta un film totalmente distinto: "Rescatando al soldado Ryan", que se estrenará pasado mañana en los EE. UU.
Hanks interpreta a un capitán del ejército, amable, pero endurecido por la guerra. Todo a su alrededor son gritos y sangre, balas y cadáveres.
"Rescatando al soldado", el film de guerra de mayor realismo e intensidad desde "Pelotón", puede no resultar lo que el público espera de un film con el director de "E.T." y el protagonista de "Forrest Gump".
No es sensiblero, ni tampoco presenta a la violencia en ningún modo glorioso o conmovedor. Por el contrario, es horripilante, claustrofóbico. La violencia está despojada de toda pasión y presentada desde el punto de vista de un soldado.
Dale Dye, capitán retirado de la Infantería de Marina, fue el principal asesor de Spielberg en este film de 65 millones de dólares. "Sí, es real, horrendo y espantoso; bueno, así es el combate", asevera Dye.
En la piel de un soldado
"No quería otro estereotipo de film de guerra -dice Spielberg-. Traté de acercarme lo más posible a la experiencia de un soldado en Omaha. Spielberg toma como referencia una filmación real del Día D y fotografías, en especial, las de Robert Capa, y filma las escenas de la batalla como si fuese un corresponsal de guerra.
Recrea el tipo de confusión y movimientos de cámara rápidos que a menudo se encuentran en los documentales de guerra. Incluso apagaron los colores de los negativos para darles un aspecto más real. La acción nunca se detiene para dar un primer plano de los protagonistas. Spielberg simplemente se centra en la acción, coloca sus cámaras en el medio de ella y filma lo que sucede.
El film tiene dos secuencias principales de combate, entre las cuales se desarrolla la historia, escrita por Robert Rodat, sobre un escuadrón al que se le asigna la tarea de encontrar a un soldado paracaidista, James Ryan (Matt Damon), perdido en algún lugar en Normandía, en el caos de los días siguientes a la invasión. Los tres hermanos de Ryan murieron en combate, en otros frentes; él no sabe que es el último hijo sobreviviente de una familia de granjeros de Iowa. El general George C. Marshall da la orden de encontrarlo y ponerlo fuera de peligro.
A Hanks y a sus hombres se les encomienda esa misión, pero pronto comienzan a cuestionar las órdenes. ¿Por qué la vida de ellos vale menos que la de este soldado? "La exigencia de Spielberg por la verosimilitud se vuelve contagiosa", dice Dye. Por ejemplo, insistía en que el elenco fuera a un campamento de la marina de guerra para que sepa lo que es estar exhausto, mojado y con frío.
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