Un escritor fracasado que seduce al público mirándolo a los ojos
Diego Velázquez, actor y adaptador, dice que "el personaje era desagradable y había que crear empatía"
Envuelto en la bata de su temible y patético personaje de El escritor fracasado, de Arlt, Diego Velázquez habla de la obra.
-Arlt y Manuel Puig fueron mis primeras lecturas porteñas; los dos universos literarios que más se me impregnaron cuando llegué a Buenos Aires. Y con Arlt tuve un gran reencuentro cuando me convocaron para hacer de Erdosain en la TV Pública. La serie de Los siete locos fue la excusa para meterme en toda su producción, y ahí fue que descubrí el cuento "El escritor fracasado".
-¿Qué te impulsó a ponerlo en escena?
-No podía creer que alguien describiera, hace casi un siglo, muchos usos y costumbres del mundillo del arte que aún, o de peor manera, suceden hoy. El personaje es un escritor, pero bien podría ser un artista plástico, un director de cine o un actor. Como la serie de la TV Pública fue una idea de Ricardo Piglia, y él fue quien guió la estructura del programa, también me metí en su obra. Fue una sorpresa cuando, mientras leía su libro Nombre falso, me encontré con que uno de los personajes le dice a otro que lo mejor que escribió Arlt es "El escritor fracasado". El espectáculo unipersonal no es algo que me atraiga especialmente, pero fueron tantas las ganas de hacer escuchar ese texto que decidí tratar de volverlo teatral.
-¿Por qué pensaste en Marilú Marini para dirigirte?
-La idea fue de Oria Puppo. Un día le estaba contando el proyecto y le dije que me costaba pensar en alguien para dirigirlo. Quería un director que pudiera ayudarme desde la actuación. Y Oria me sugirió a Marilú, que tiene una experiencia muy grande como actriz en estar sola en escena. Era ideal. Pero la verdad es que ella no había dirigido nunca y yo no sabía si era algo que iba a interesarle. Le escribí y aceptó.
-¿Qué aportó como directora?
-Resultó todo lo que yo había deseado, y más. Es muy física y musical al momento de actuar, cero enrosque psicológico del personaje y esas cosas. Pensar lo justo y hacer mucho. Yo, como actor, también funciono mejor así. Nos entendimos rápidamente. Y nos divertimos mucho.
-Tu personaje clava sus ojos en los de los espectadores mientras habla. ¿Por qué?
-Desde el primer momento nos pareció natural que nuestro personaje interpelara al público directamente. Queríamos que el espectador se pudiese acercar a ese texto literario lo más fácilmente posible. Además, el personaje es bastante desagradable, y había que lograr de todas formas cierta empatía, ya fuera desde el humor o desde la seducción. Y para eso fue necesario que le hablara al público mirándolo a los ojos.
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