Un escándalo redituable
El director de "El crimen del padre Amaro" analiza comportamientos clericales
NUEVA YORK.- "Todavía no puedo creer todo lo que ha sucedido", repite varias veces durante la entrevista el director mexicano Carlos Carrera, sentado en una mesa de un hotel en Manhattan, donde su película "El crimen del padre Amaro" ha despertado tal interés que la gente se esfuerza en referirse a ella por su título en español.
Tres años atrás, Carrera luchaba aún por financiar esta historia sobre la traición y corrupción de un novato sacerdote en un pueblo mexicano, donde sus pares rompen diariamente los votos de castidad, recurren al aborto, se vinculan con narcotraficantes y responden al poder político local. Pero no bien se sumó al proyecto Gael García Bernal, el actor mexicano más codiciado del mundo, protagonista de "Amores perros" y de "Y tu mamá también", la suerte de Carrera empezó a cambiar. Por cierto, el escándalo que se generó en México con la Iglesia no hizo más que ayudar: tuvo 5,5 millones de espectadores y recaudó 16 millones de dólares tan sólo en su país, convirtiéndola en la película más exitosa el cine mexicano.
Hoy, mientras aguarda en el lobby del ultrachic hotel Hudson para ser entrevistado por The New York Times, Carrera, de 40 años, director de "Un embrujo" (1998), "Sin remitente" (1994) y "La mujer de Benjamín" (1990), recibe la noticia de que su película será la candidata para representar a México en la contienda de los premios Oscar y que acaba de ser nominada para el Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera. "Esto está padrísimo, ¡cañón!", exclama el realizador entre un cigarrillo y otro.
Basada en la anticlerical novela homónima del portugués José María Eça de Queiroz, "El crimen del padre Amaro" muestra cuán bajo puede llegar Amaro (García Bernal), que se divide entre una peligrosa relación amorosa con la joven Amelia (Ana Claudia Talancón) y los poderes de la iglesia local, dirigida por el corrompido padre Benito (Sancho Gracia). Aunque el libro original está basado en el Portugal de 1875, Carrera decidió ambientarla en el interior del México actual porque "la historia original se prestaba muy bien para tratar algunos asuntos contemporáneos, como la relación de la Iglesia con el poder y sobre todo el discutido tema del celibato". Educado en colegio católico, Carrera señala que desde chico le llamaron la atención los sacerdotes, que no dejaban ver del todo su humanidad.
"En la época en que se escribió la novela como ahora el celibato parece ser una institución anticuada, tanto que se ha discutido mucho al interior de la Iglesia desde los años 60, en el Vaticano -dice el director-. De alguna manera, con estas reglas tan férreas, la Iglesia lo que hace es ir en contra de los derechos humanos de los sacerdotes. No tienen derecho, por ejemplo, a tener una familia, a buscar afecto, los condena a la soledad. Sin tratar de justificar los casos de abuso sexual de menores, un impulso tan fuerte dentro del ser humano como el sexo tiene que ser canalizado de alguna manera. Algunos subliman esos sentimientos con el celibato, la oración, y otros buscan otras formas de allegarse afecto que a veces no son muy sanas y terminan abusando de los más débiles."
-Como católico, ¿cómo lo tocó la controversia que se produjo en México?
-Me sorprendió, no pensé que llegaría a ser tan fuerte. Sabía que iba a haber problemas con los grupos conservadores, que siempre se manifiestan contra este tipo de cosas. Pero lo que me sorprendió fue la reacción de los obispos, que dijeron cosas tan absurdas como que el que viera la película iba a caer en pecado, que la película había sido hecha en contra de la religión, y otras cosas más descabelladas. En unos panfletos que repartían en las entradas de los cines decían que la película promovía la drogadicción y la prostitución. Ese tipo de reacciones me llamó muchísimo la atención.
-¿Recibió algún tipo de amenazas personales?
-No, pero hubo algo parecido. Dos días antes del estreno, un grupo que se llamaba Cristeros del Siglo XXI dijo que iba a poner bombas en las salas donde se exhibiera la película. Fue una acción desesperada al ver que toda la campaña en contra del film no había funcionado sino al contrario, había creado mayor curiosidad.
-¿Por qué cree que la escena en la que Amaro y Amelia hacen el amor debajo de un manto para la Virgen fue la que mayor polémica generó, frente a acusaciones de vínculos de la Iglesia con el narcotráfico y la guerrilla?
-Esa es una escena que está en la novela y me pareció importante conservarla para ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar el padre Amaro. Para él, el piropo más grande que puede decirle a la muchacha es que es más hermosa que la Virgen. Me pareció lógico dejarla para mostrar hasta dónde había avanzado la relación y de lo que era capaz este sacerdote.
-¿Contó con algún cura como asesor para la película?
-Sí, tuve asesoría de ex sacerdotes, en particular de uno que dejó el hábito para unirse a la guerrilla. También hablé con otros que me dictaron frases célebres de algunos obispos, que son frases de verdad, como "para Dios todo tiene remedio" o "estamos aquí para arreglar los asuntos del cielo en la Tierra".
-¿En la situación que se vive hoy en el interior de México existe una relación tan viciada entre la Iglesia y los políticos?
-No se puede generalizar; no todos son así. Esta película habla de estos sacerdotes, que sí tienen este tipo de comportamientos, y hay muchos casos como los que se ven en la película que han sucedido en la realidad. Dos semanas después del estreno, la revista Proceso publicó fotografías idénticas a las del bautizo de la película, en las que un sacerdote bendecía a familiares de los hermanos Arellano (capos del temido Cartel de Tijuana; N. de la R.).
-Se habla en los últimos años del "renacimiento del cine mexicano". ¿Qué cree que tienen en común películas tan exitosas como "Amores perros", "Y tu mamá también" y "El crimen del padre Amaro"?
-Bueno, hay una cierta aproximación similar a la realidad actual de México, pero lo que sucede es un fenómeno de mercado, aunque suene muy crudo. A mediados de los 90 las películas mexicanas comenzaron a tener éxito en México, en su mercado local, cosa que antes no sucedía. "Sexo, pudor y lágrimas", "Cilantro y perejil", "La ley de Herodes"; todas estas películas empezaron a ser distribuidas por las compañías grandes de Hollywood, la Fox, la Columbia, Warner. Y entonces, después, las películas como las que nombraste, con una campaña de publicidad adecuada, comenzaron a competir incluso con las producciones de Hollywood y hubo casos en que a las mexicanas les iba mejor. Y así, las mismas distribuidoras empezaron a tomar las películas mexicanas para su distribución en el extranjero, donde funcionaron muy bien también.
Ironías del destino
- NUEVA YORK.- A finales de 2001, cuando estaba terminando la posproducción de "El crimen del padre Amaro" y la campaña clerical en contra del film ya se había iniciado en México, el director Carlos Carrera temió que su película fuera atacada físicamente y decidió poner a buen resguardo una copia en la Argentina. No fue una elección azarosa, ni la más feliz, dada la explosión social que se vivió en nuestro país en diciembre del año pasado. "Tuvimos un aporte argentino a través del laboratorio Cinecolor, que trabajó para nosotros -contó Carrera-. Y en la Argentina teníamos un negativo por si ocurría cualquier cosa en México en contra de la película. Pero al final, la situación nos hizo temer más por la copia que teníamos allí que por la que quedó en México."
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