Un cuarteto alemán para Alicia Aller
Hoy se estrena en el teatro Payró "Quartett", de Heiner Müller, con puesta de Víctor García Peralta
"Quartett" ("Cuarteto"), del germano Heiner Müller, se estrena hoy en el teatro Payró. El simple dato no pasa inadvertido para Alicia Aller, protagonista de la obra junto a Jean Pierre Reguerraz. Es más, de sólo pensarlo le da una especie de escalofrío en la espalda. "Ahora me ves regia, vestidita pa la foto. Pero, en realidad, si pienso en el estreno me tiembla hasta el pelo de la nuca", cometa sonriente mientras se acomoda la ropa.
De todas manera, aunque se queje, Aller está en sus anchas. Sabe que está jugando el juego que más le gusta: el de actuar. "Hacer teatro es mi forma de lograr que la gente me quiera. En un escenario, casi siempre me siento segura. Desde muy chica, ser actriz me permitió sentirme bien. Allí construí un espacio donde no tengo vergüenza de calzar 40 o de tener manos enormes. De chica, esas cosas me parecían terribles hasta que un día, sobre un escenario, me di cuenta de que mi cuerpo era armónico. La profesión me ayudó a ser una persona más contenta".
Casi nada. Por eso ahora podrá quejarse, pero sabe que hay dolores de panza entrañables. Cuando la salida laboral lo permite, Aller es una máquina de trabajar tanto en teatro como en televisión. El año último, al mismo tiempo que hacía "A la griega", de Steven Berkoff, comenzó los ensayos de "Quartett". "En todo este lapso, en tele intervine en la telenovela "Ricos y famosos" y pude. Después entré en la serie "La nocturna" y pude. Con esas cosas puedo. Claro, no puedo llegar temprano. No puedo -ni quiero- dejar de fumar. Mucho menos ser millonaria. Diría que puedo con todo lo que deseo, pero ser rica no me sale...", confiesa sin rasgo de ironía alguno.
Digno de la computadora
"No me cuesta hacer varias cosas al mismo tiempo. Creo que las personas tenemos cajoncitos, archivos, memorias, ayudas. Y toda esa información se va guardando automáticamente y, en mi caso, me ayuda a construir los personajes", sostiene en un discurso con términos similares al del formato windows de una computadora. Claro, en medio de su trajín comenzó un curso de computación. Por eso aparecen términos afines para aquellos que están acostumbrados a manejarse con un mouse .
Pero lejos de todo teclado, su última apuesta teatral fue "A la griega"("Greeck") que dirigieron Francisco Javier y Román Caracciolo. Una de las funciones contó con la presencia del autor, una especie de niño maldito del teatro británico. Esa noche la sala estuvo llena de gente para ver a Berkoff y escuchar sus comentarios sobre la puesta. Sin embargo, ella optó por un perfil bajo. "Su presencia poco me importó. Imaginate, él no habla ni jota de español. ¿Qué podía entender? Por otro lado, cuando un espectáculo ya se estrenó la presencia del autor no agrega nada", sostiene e -inmediatamente- se pregunta: "¿Sonará irrespetuoso lo que digo?".
Relaciones peligrosas
De aquella puesta en la cual Edipo sostenía no tener nada de malo amar a su madre, Aller pasó a ensayar "Quartett". La obra la deslumbró desde el mismo momento en que Víctor García Peralta, director del montaje, le pasó el material. Para crear esta pieza, el dramaturgo se inspiró en el libro "Relaciones peligrosas", de Choderlos De Laclos. Esa novela del siglo XVIII alcanzó una gran difusión internacional gracias a la versión cinematográfica dirigida por Stephen Frears, con GlennClose y John Malkovich.
De la obra de Laclos, Müller rescató a cuatro personajes: la marquesa Merteuil, el conde Valmont, madame Tourvel y Cécile de Volange.Según su mirada, los personajes van construyendo una relación donde la imposibilidad de poner en práctica el deseo es el eje.
La pieza ("que nada tiene que ver con la película" aclara Aller), posee muy pocas marcaciones y sólo una aclaración de espacio y tiempo:la acción transcurre en un salón antes de la Revolución Francesa y en un búnker después de la Tercera Guerra Mundial.
"Me da la sensación de que esos dos personajes estuvieron en las mazmorras de la Bastilla, fueron guillotinados y sufrieron las consecuencias de las guerras mundiales. Pasaron por Hiroshima, Vietnam, Corea y hasta estuvieron en la ESMA. Son sobrevivientes. Aunque, a veces, creo que están muertos y siguen..., y siguen..., y siguen...".
Muchos teóricos ubican a Müller junto al francés Bernard Marié Coltés y al británico Steven Berkoff. Una trilogía de autores malditos de este fin de siglo que impone otro estilo de actuación. Pero Aller se aparta de toda teorización. "No soy una intelectual, diría que soy intuitiva. Para actuar yo pongo el cuerpo, el plexo, los sentimentos...".
Parece ser coherente con su propia historia de vida. Nacida en un conventillo de Colegiales -en la calle Maure al 3200, para más datos- ahora se mete con Müller, el mismo autor de "Máquina Hamlet".
Así va construyendo un particular y completo camino que comenzó desde muy chica, cuando intervino en la obra "Fiebre de heno". "Tuvimos muy buenas críticas y 6 meses de función. ¿Qué tul? Y en todo este tiempo, menos circo hice de todo", se jacta Aller con estilo campechano.
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