Un argentino en territorio checo
En Praga, su obra Volvió una noche lleva 10 años en cartel
Cuchi y Aurora, dos gatas siamesas, un blanca y otra negra, caminan por la sala de Eduardo Rovner, custodiada por una gran biblioteca. Se tropiezan con las valijas sin desarmar, listas para emprender pronto otro viaje. El dramaturgo celebrará en Praga la década ininterrumpida que su obra, Volvió una noche , lleva en cartel en la República Checa, y la noticia de que –al menos– continuará representándose allí hasta 2015. Además, dictará un taller de escritura dramática en la Escuela de Música y Teatro de Praga y otro en la ciudad de Brno, y será jurado del Festival Internacional de Teatro de aquel país.
Rovner ensaya una explicación a la fascinación que su texto tiene en el corazón de Europa, la cuna de Franz Kafka: "Mis padres son de una zona no muy lejana, de Moldavia, y mi apellido es bastante común en la República Checa". Sin embargo, no es solamente en esta parte del planeta donde se representan sus obras. En Montevideo, Volvió una noche , escrita en 1983, estuvo durante 11 años en cartel, por El Grupo La Gaviota. También tuvo varias versiones en nuestro país (una con Mabel Manzotti y Claudio Gallardou; otra, con Norma Pons y Daniel Marcove) y se representó en Paraguay, Brasil, México, Cuba, Nueva York, Houston, Kansas, varias ciudades de España y Finlandia, Eslovaquia, Israel, Australia; se la verá pronto en Polonia, y la lista continúa.
El mismísimo Woody Allen tuvo en sus manos el texto de esta "tragicomedia negra" y –curiosidades del destino– meses después dirigió en Historias de Nueva York una trama demasiado parecida a Volvió una noche , sobre una madre que regresa de la muerte para saldar cuentas con su hijo. Hasta Pedro Almodóvar le rindió (sin nombrarlo) homenaje en Volver , con Carmen Maura y Penélope Cruz.
Rovner –director también de la editorial Emergente, un sello especializado en teatro– se define como un buen espectador de sus obras, pero no lleva un minucioso control estadístico de las representaciones de sus piezas: "Se me escapa de las manos, me piden mis obras, y sé que están en tal lugar, pero también me entero por casualidad de otras puestas. No estoy pendiente de si gano o no con los derechos. Me consta que hay gente que pone dinero para hacer mis obras, son cooperativas. Entonces, en esos casos, no me interesa cobrar un peso", confiesa. En uno de los laberintos de su biblioteca, en un prolijo cajón, atesora algunos programas de sus obras, en distintos idiomas, y la curiosidad de que en algunos países, los programas de mano van acompañados del texto original.
Sócrates, el encantador de almas se está por estrenar en Valencia, dirigida por Toni Tordera, y pronto se hará lo mismo en Murcia. También en España se realizará una versión de Lejana tierra mía . Este año, además, las obras de Rovner se podrán ver en la Argentina. Manuel González Gil dirigirá Volvió una noche , con producción de Javier Faroni. Pronto se estrenará 3 x Rovner , Fotos de un concierto de ilusiones (integrado por tres obras cortas: Una foto, Viejas ilusiones y Concierto de aniversario ). Además, están previstos los estrenos de La sombra de Federico, escrita con César Oliva, Alicia Moreau de Justo , El sueño de Ulises y hay algunos proyectos para llevar a escena Los Velázquez y Noche de ronda .
Rovner es prolífico en varios sentidos. Ingeniero, psicólogo social y violinista, además de dramaturgo, reflexiona: "Todo lo que hice, todas mi profesiones, me fascinaron. Las amé, pero un día empecé a escribir. Uno busca maníacamente, desde un lugar de deseo, un lugar en el mundo". Lo dice desde el sillón de su hogar, en Buenos Aires, este ciudadano de los escenarios del planeta, embajador del mejor teatro argentino.
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