U2, épico y gigante: el rock de estadios aún puede emocionar
Del poderío compositivo al estético, de la euforia por los goles de Messi a las canciones de The Joshua Tree, la banda ofreció un show notable; Noel Gallagher, un invitado de lujo como soporte
No puede explicarse lo que ocurrió la noche del martes en el Estadio Único de La Plata sin ese acto introductorio salido de una novela de Fontanarrosa. Porque por un día fuimos Congodia, aquella joven república africana en la que los héroes nacionales son futbolistas y el desarrollo económico de la pequeña gran potencia sin industria alguna proviene exclusivamente de las apuestas realizadas a favor de su seleccionado de balompié. Congodia, Argentina, el único lugar posible en donde la banda de rock más grande del planeta pospone su show y presta su pantalla de super alta definición para ver a Messi hecho un gigante. Una previa con el sufrimiento, la épica y la redención necesarios para acompañar la música de esta banda de irlandeses sufridos, épicos y redimidos.
Entonces sí, una vez clasificados para el Mundial de Rusia 2018, las luces se apagan y las 40.000 almas futboleras descargan su pasión al ritmo del redoblante de Larry Mullen, que arremete con la intro de "Sunday Bloody Sunday". Esta obra-concierto dividida en tres actos comienza como si se tratara del bloque de bises de cualquier show de rock: cuatro himnos de la era previa a The Joshua Tree, que se completan con "New Year's Day", "Bad" (con Bono casi recitando los versos de "Heroes", de David Bowie) y "Pride (In The Name of Love)". Una demostración del poderío compositivo de la banda que, a los veinte minutos de haber comenzado el show, ya gana el partido por goleada.
"Gracias, Lionel Messi, Dios existe", concedió Bono, eterno predicador, ante creyentes y agnósticos por igual, como guiño explícito.
Pero, sin lugar para el respiro, la banda deja el escenario con forma de árbol ubicado entre el público y, mientras camina hacia el escenario principal, la imponente pantalla que cubre de lado a lado el ancho del estadio se tiñe de rojo, anticipando el inicio del segundo acto: The Joshua Tree, interpretado de principio a fin, la excusa central para este espectáculo.
En vez del efectivo uno-dos pugilístico, U2 se despacha con un uno-dos-tres demoledor, con el sonido de la "guitarra infinita" de The Edge como eje de tres de los más grandes hits del grupo (que, según el propio guitarrista, una vez finalizado este tour celebratorio se tomarán un descanso y probablemente desaparezcan por un tiempo de las futuras listas de temas): "Where The Streets Have No Name", "I Still Haven't Found What I'm Looking For" (con estrofas incrustadas de "Stand By Me") y "With Or Wihout You".
El cuento de The Joshua Tree, escrito a fines de la década del 80, trata de la fascinación de la banda por la cultura norteamericana, pero también de lo peligrosa que puede resultar la política exterior de los Estados Unidos. Las dos Américas, según el concepto original pensado para este álbum. Amor y temor, cruzados por la emoción siempre a flor de piel de estos irlandeses de sangre caliente. Una combinación de sentimientos con la que U2 supo construir su casa allá por los años 80, para luego tirarla abajo en la década siguiente a puro cinismo y, ya en el nuevo milenio, volver a construir en formato de mansión.
Furia eléctrica en "Bullet The Blue Sky", belleza melódica en "Running To Stand Still" y un momento de intimismo melodramático en la deliciosa versión de "Red Hill Mining Town", con la voz de Bono logrando que este estadio gigante parezca un pequeño teatro que se rinde a sus pies.
Momento de dar vuelta el disco para comenzar el lado B con "In God's Country" y otra vez el protagonismo de la guitarra de The Edge en "Trip Through Your Wires", recordando que fue él quien dio un nuevo sonido para musicalizar la década del 80.
La imaginería de escritores norteamericanos como Flannery O'Connor, Truman Capote, Norman Mailer y Raymond Carver encuentra su correlato musical a lo largo de todo The Joshua Tree, y esa oda minimalista y pseudopunk que resulta "Exit" se cruza con "Mothers Of The Disappeared", el emotivo cierre del disco, dedicado anteanoche "a todos los que en la Argentina pelean por los derechos humanos pasados y presentes", con imágenes de madres con velas en la mano de fondo y sin mencionar a Santiago Maldonado, por quien Bono le había preguntado al presidente Mauricio Macri el día anterior. Luego, sobre el final, el cantante hará alusión a esa grieta local, que definitivamente no quedó al margen de este show: "Acá en Argentina no son de izquierda ni de derecha; son una gran Argentina y tienen mucho futuro cuando todos trabajan juntos. ¡Hay una sola Argentina!".
Una vez cumplida la misión de recordar que la temática de The Joshua Tree sigue tan vigente como sus canciones, el tercer acto descomprime rápidamente con otra catarata de hits de su cosecha más reciente: "Beautiful Day", "Elevation" y "Vertigo" (con Bowie otra vez presente con "Rebel Rebel") son la dosis de pirotecnia justa para que el estadio salga de la introspección por la que la banda lo paseó en la media hora anterior.
Así, el cierre llegará con las únicas dos canciones de Achtung Baby! del setlist: "Ultra Violet" (con dedicatoria para todas las mujeres que pelean y pelearon por un mundo mejor, incluyendo imágenes de argentinas como María Elena Walsh, Susana Trimarco, Mercedes Sosa y del colectivo Ni Una Menos) y "One" (otro himno y van...). Es el final de una noche inolvidable. Arriba y abajo del escenario.
Noel gallagher estrenó canción
Como suele ocurrir con los artistas que telonean a grandes bandas, el set de Noel Gallagher contó con un sonido sucio y desprolijo. De todas formas, el músico se despachó con varios clásicos de su ex banda Oasis ("Champagne Supernova", "Wonderwall" y "Don't Look Back in Anger") y hasta estrenó el flamante adelanto de su próximo álbum, "Holy Mountain".
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