Antes de tocar en Lollapalooza, la banda irlandesa habla de su nuevo disco, 'Gameshow', y cómo superaron la crisis interna que vivieron hace cuatro años
En Gameshow, su tercer disco -editado el año pasado-, Two Door Cinema Club expuso el drama de convertirse repentinamente en la revelación del indie pop irlandés. Después de un tenso impasse de seis meses (tras la edición de su segundo disco Beacon, de 2012), donde ni siquiera se dirigieron la palabra, el trío se puso a trabajar en un disco que aplaca por un momento su reflejo bailable, para volverlos algo más oscuros y reflexivos. “Ser una banda exitosa no resultó algo tan fácil”, dice el cantante Alex Trimble. “Igual, estuvo bueno que nos haya pasado todo esto. De algún modo crecimos a los golpes.”
Ahora, minutos antes de subirse al Main Stage 1 en la segunda jornada del Lollapalooza 2017, TDCC asegura haber dejado atrás la tormenta. “Volvimos a divertirnos entre nosotros, realmente lo estamos disfrutando”, dice el bajista Kevin Baird. "Estar de gira es como una realidad paralela: sin nuestras familias, hijos, novias, sin tener que pintar la cocina de casa o arreglar el baño.”
¿Cuál creen que haya sido la clave para superar la crisis interna?
Kevin: Creo que en algún punto caímos en la cuenta de que somos muy afortunados de poder hacer lo que hacemos, y que encima nos vaya bien: tocar, viajar por el mundo, conocer lugares bastante locos. Ahora estamos enfocados en hacer lo que tenemos que hacer, no defraudarnos a nosotros mismos. No tenemos un plan maestro, así que básicamente estamos improvisando en base a lo que sentimos en cada momento.
¿El giro estético de Gameshow, algo más reposado y oscuro, resultó un movimiento consciente?
Alex: No, simplemente salió así. Supongo es un disco más maduro porque básicamente estamos más viejos, ya estamos llegando a los 27... Eso nos volvió un poco más introspectivos. De todas formas, es difícil etiquetar todo un disco de ese modo. Simplemente puedo decir que este trabajo es un reflejo de nuestras vidas acá y ahora, casi al borde de los 30, con todo lo que eso implica.
¿Qué estuvieron escuchando durante la grabación del disco?
Alex: En nuestra vida Bowie y Prince están ahí, siempre, pero también Fela Kuti, Bee Gees... La lista es bastante larga. Somos muy fanáticos de la música y escuchamos de todo. Pero sin dudas, se note o no en nuestras canciones, tenemos un perfil bastante retro.
Vienen tocando mucho, ¿modificó eso la propuesta de sus shows?
Kevin: Nos interesa tener una gran producción, algunos elementos visuales interesantes. Pero básicamente queremos salir al escenario, pasarla bien y hacer bailar a la gente. No es nada demasiado serio lo que hacemos. Queremos ser divertidos y entretener a la gente que vino a pasarla bien.
Ya llevan diez años de banda y en ese lapso de tiempo, tanto la industria de la música como los modos de consumo de la gente, cambiaron mucho, ¿Creen que haya sido para mejor?
Kevin: Es un panorama bastante difícil para las bandas nuevas. En el pasado era más fácil ser reconocido porque todo era más acotado, no había tanta sobreinformación. Hoy todos suben sus discos a Spotify, le ponen una etiqueta, y ahí quedan flotando en ese gran universo; es muy difícil sobresalir. Está lleno de bandas geniales, quizás como nunca, pero la gran mayoría termina en las sombras, y eso es bastante triste. Ahí es cuando decimos, loco, nos estamos ganando la vida con nuestra banda de rock. Es algo demencial.
Juan Barberis
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