Toy Story después de John Lasseter
Emeryville, California
Han pasado 24 años de Toy Story, primer largometraje de Pixar, el estudio de animación con sede en Emeryville, al lado de San Francisco. Si bien 1995 marca el estreno del clásico animado, su historia se remonta fines de los 70, cuando seis personas –entre ellas el que sería uno de los fundadores, Bill Reeves, un doctor en Matemáticas– fueron contratadas por George Lucas. El creador de Star Wars vio un potencial interesante en la computación y la posibilidad de aplicarla al cine, y les dio dinero para desarrollar el proyecto.
"Estuve en Lucasfilm por seis años, cuando empezó la división digital. George no estaba presente. Así es su personalidad; es un tipo que te deja hacer lo que quieras, que te deja probar cosas", recuerda Reeves sobre Graphics Group, el nombre de la empresa bajo la órbita de Lucas. "Aprendimos un montón. Hicimos Star Trek 2, una secuencia de El Regreso del Jedi y el primer personaje generado por computadora, el hombre de vidrio de El Secreto de la Pirámide". Reeves es ahora el supervisor de Tecnología Global y uno de los fundadores que aún trabaja en Pixar. "George ponía la plata en la mesa y decía que traigamos gente para desarrollar ideas. ¿Quién te deja hacer eso ahora? Actualmente, no existe que alguien te deje experimentar por varios años a ver qué sale. Pixar surgió así, como así también nació en esa época la industria de los efectos digitales. Ese fue George", concluye.
Reeves está sentado en uno de los salones de reuniones del edificio Steve Jobs, uno de los cuatro dentro del campus del estudio. Con capacidad para mil personas, tres cines y dos pisos, el edificio principal fue una creación del mismísimo dueño de Apple, cuando le compró la empresa a George Lucas, en 1986, por cinco millones de dólares, y la rebautizó Pixar. Jobs aprovechó que Lucas necesitaba liquidar activos debido a su divorcio y se quedó con Pixar, el ojo puesto en un estudio de animación independiente capaz de producir largometrajes y proveer hardware y software. "Steve iba siempre al grano –retoma Reeves–. Cuando entraba las reuniones, siempre se quedaba callado escuchando los primeros minutos y después... ¡bam! Al fondo del problema y al verdadero motivo de la reunión. Era muy sagaz y muy determinado. Al igual que George, ponía el dinero sobre la mesa y confiaba en nosotros porque era muy, pero muy intuitivo. Probablemente, ninguno de los productos de Apple fueran su idea, pero era el que señalaba los prototipos y decía ese".
Pixar proveyó software y hardware durante fines de los 80 hasta que en 1988 produjeron el corto Tin Toy, que ganó el Oscar a Mejor Corto Animado, y convenció a Disney para que se embarcara en la realización del primer largo animado por computadora de la historia. Tin Toy había sido dirigida por John Lasseter, un animador al que Disney había echado, unos años antes, en 1983. Disney intentó recontratarlo, pero Lasseter negoció quedarse en Pixar y que Disney produjera un largometraje animado basado en Tin Toy. Su nombre: Toy Story.
Sigue Reeves: "Al comienzo, éramos 129 personas y trabajábamos en una sola película. A medida que fuimos creciendo, empezaron a haber equipos divididos por proyectos. Ahora no nos vemos tanto como antes, porque para Toy Story trabajamos más de mil. Eso es lo bueno de este de edificio –señala por la ventana–. Nos encontramos en el atrio y nos ponemos al día". El atrio que menciona es el gran espacio común donde está la cafetería, llamada Luxo (por el corto de 1986, también dirigido por Lasseter y ganador del Oscar) y por donde obligatoriamente hay que pasar si uno quiere ir de una oficina a otra.
"Una transición difícil"
La primera Toy Story tenía como eje a los personajes de Woody (Tom Hanks) y Buzz Lightyear (Tim Allen), dos juguetes pertenecientes a un niño, Andy, y su miedo a ser obsoletos una vez que su dueño creciera. La saga de Woody y Buzz terminó en 2010, con Toy Story 3, cuando los juguetes, después se salvarse de morir incinerados, son donados por Andy, antes de partir a la universidad, a una nena de nombre Bonnie. La trilogía parecía completa, entonces... ¿cuál es el motivo entonces para, nueve años después, retomar la historia?
"Cada final es un nuevo comienzo", aclara Josh Cooley, el director. "Woody no va a tener la misma experiencia estando en el cuarto de Andy que en el de Bonnie". Mark Nielsen, uno de los productores, agrega: "Cuando hablamos con Andrew Stanton, nos dijo que las primeras son una trilogía llamada Mi vida con Andy y esta es un nuevo capítulo. Es una nueva habitación con mucho potencial para crecer".
Resulta que Stanton, director de Buscando a Nemo y Wall-E, y John Lasseter habían escrito un boceto de Toy Story 4 recién terminada la 3. La continuación fue anunciada en 2014 para su estreno en 2017, codirigida por Josh Cooley y Lasseter. Lasseter se desempeñaba entonces como presidente de Disney Animation y también como CCO de Pixar. El doble cargo fue demasiado para Lasseter y le dejó la dirección a Cooley. Toy Story 4 fue retrasada de nuevo y el escándalo estalló. En noviembre de 2017, un artículo en The Hollywood Reporter, uno de lo diarios de la industria, daba cuenta de un memo interno de Lasseter, donde informaba que se tomaba una licencia de seis meses de Pixar debido a que había "hecho sentir a algunas personas incómodas y les había faltado el respeto". Y agregaba: "Quiero pedir disculpas para aquellos que han recibido un abrazo no pedido o un gesto que los haya hecho sentir que crucé la línea". A partir de ese momento, se empezaron a multiplicar testimonios en contra del hombre más poderoso de Pixar, acusándolo de contacto excesivo, misoginia y discriminación. La dupla de guionistas originales, Rashida Jones –actriz e hija de Quincy– y su socio Will McCormack, quienes también habían escrito un capítulo de Black Mirror, dijeron en The New York Times que habían dejado el proyecto por diferencias "creativas y filosóficas". Y describieron a Pixar como "una cultura donde las mujeres y la gente de color no tienen la misma voz creativa". Haciendo un relevamiento de los testimonios que publicaron los diversos medios, Pixar fue retratada como un "club de hombres" donde viejos conocidos tienen el poder por sobre el resto y lo detentan como se les canta.
Mark Nielsen no esquiva la pregunta sobre la ausencia de Lasseter y el impacto que tuvo en Pixar y en la gente. "Ha pasado un año y medio desde su partida, fueron tiempos difíciles para el estudio y una transición dura. Nos metimos en la cabeza contar las mejores historias como siempre, pero para eso tiene que haber un ambiente donde la gente se sienta apoyada y donde quienes trabajan en el estudio puedan hablar abiertamente de lo que quieran, sin tener que ocultar nada. Pete Docter [el director de Monsters, Inc., Up e Intensamente] es el nuevo CCO y está en la empresa desde el comienzo. Todos le tenemos respeto como productor ejecutivo, nos provee un gran liderazgo y les da libertad a las personas. Fue una transición dificil, pero tenemos esperanza en el futuro".
Quizás un poco por el escándalo Lasseter y para mostrar una empresa unida, la presentación a la prensa de Toy Story 4 incluía la revelación de que el personaje de Bo Peep, la escultura de porcelana de una pastora con su rebaño de tres ovejas, ha sido completamente revitalizado. Desde los artes conceptuales, la animación y la textura de la ropa y su piel de porcelana, el equipo a cargo del personaje es ciento por ciento femenino. Son seis mujeres lideradas por Valerie LaPointe, quien también está acreditada como guionista.
Bo Peep fue un incipiente interés romántico de Woody en las dos primeras (entre ambas películas apareció solo siete minutos) y estuvo completamente ausente en Toy Story 3. Ahora, la muñeca vuelve como una mujer independiente, empoderada y libre. "La pregunta que nos hicimos sobre Bo fue: ¿qué pasa con los juguetes que no pertenecen a nadie? ¿Se deprimen porque no encuentran su lugar o deciden seguir con su vida y vivir de forma independiente, sin un dueño?", filosofa LaPointe.
Esos interrogantes existencialistas continúan con la introducción de Forky, un nuevo personaje, creado en la película por Bonnie a partir de un tenedor-cuchara y restos de basura que encuentra en un tacho. La idea de Forky surgió cuando "estábamos hablando de cómo nuestros hijos, cuando abren los regalos, juegan con las cajas y no con el juguete que está adentro –cuenta Cooley–. Y nos preguntamos qué pasaría si la caja cobrara vida. Eso llevó a qué pasaría si Bonnie creara un juguete que antes no existía. Fue todo un proceso experimental". La personalidad de Forky es caótica, anarquista y, al ser creado, no entiende qué le pasa. El mito de Frankenstein en Toy Story es el puntapié para la historia de la película, cuando Forky deambula y se pierde y Woody y Buzz salen a buscarlo.
Otros juguetes nuevos que aparecen son Duck y Bunny (con la voces del dúo cómico Keegan-Michael Key y Jordan Peele, este último director de ¡Huye! y Nosotros), dos peluches ganados en una feria, Duke Caboom (Keanu Reeves), un muñeco de los años 70 articulado ("Crecí con los muñecos Kenner de Star Wars", referencia Cooley) y la villana Gabby Gabby (Christina Hendricks), una muñeca de los 50 con muñecos de ventriloquia como sus guardaespaldas, que residen en una tienda de antigüedades oscura y atemorizante, quizás lo más cercano al género de terror que Toy Story se ha acercado.
Cierra Cooley: "Las películas de Toy Story son muy importantes para el estudio y para el mundo. Mucha gente creció con ellas. Yo pude trabajar con las personas responsables de la primera, los verdaderos creadores, y con animadores jóvenes que nos mostraban las fotos de esos chicos vestidos de Woody. Toy Story es algo especial a esta altura para dos generaciones: los padres y sus hijos".
Otras noticias de Toy Story
- 1
Claudia Villafañe: su mejor rol, por qué no volvería a participar de un reality y el llamado que le hizo Diego Maradona horas antes de morir
- 2
El mal momento que lo tocó vivir a China Suárez a pocos días de Navidad
- 3
Con qué figura de la selección argentina habría tenido un romance secreto Emilia Attias
- 4
John Goodman, el actor de Los Picapiedra, luce irreconocible tras su gran cambio físico