Cinco años pasaron entre Queen of Clouds (2014), el disco debut de Tove Lo, y Sunshine Kitty (2019), su último material de estudio. Hoy, casi por accidente, esos dos títulos marcan un giro importante en el sonido y en la vida de la cantante pop sueca. "Mi primer disco tiene material que escribí siendo muy joven, una nena grunge que se teñía el pelo y ponía cara de mala, pero que secretamente disfrutaba el pop con algo de culpa", dice Tove en una entrevista telefónica con Rolling Stone. Ahora, instalada en Venice, California -donde vive desde hace algunos meses- nada parece más opuesto a sus últimas canciones, teñidas por un sonido veraniego, que aquel debut como la reina de las nubes. "Creo que fue todo parte de entender que como personas tenemos muchas dimensiones y podemos identificarnos con sonidos muy distintos. Se puede hacer pop y tener algo para decir, y no necesariamente tiene que ser feliz".
Aunque podría pensarse que el título de su último álbum habla de su mudanza a una región donde el invierno tiene más de seis horas de luz diarias, en realidad habla de una serie que vio estando un poco fumada. "Tuve una revelación viendo Girls", dice. "Hubo un diálogo en el que Lena Dunham hablaba de alguien que se bronceaba la vagina para tener energía del mundo y me pareció muy poderoso". Ahora, Tove Lo se prepara para cambiar el sol de la costa oeste estadounidense por el de Brasil primero y el de Argentina después: luego de su primer show en nuestro país en el marco del Lollapalooza 2017, la sueca regresa para un show en el Teatro Vorterix el próximo martes 19 de noviembre.
En tu último disco casi no hay nada de la "oscuridad" con la que te emparentó la crítica al comienzo de tu carrera. ¿Lo ves como un cambio de estado de ánimo o una madurez en la forma de componer?
Creo que hay un poco de ambas. Mi último disco refleja muy bien el lugar en el que estoy ahora, mientras que mi primer álbum tenía canciones que había escrito a lo largo de toda mi vida. En el medio hubo dos discos más y por mi vida pasaron un montón de cosas. Cuando compuse y grabé Lady Wood (2016) todavía me sentía medio perdida y creo que algo de esa oscuridad se puede escuchar en el álbum, pero al mismo tiempo seguía sintiendo la euforia de cómo se fueron cumpliendo cosas que había deseado durante mucho tiempo. Después, cuando hice Blue Lips (2017) como la segunda parte de un disco que considero doble, y pude terminarlo, fue muy emocionante. En paralelo, hicimos Fire Fade, un corto de 30 minutos super dark. Fueron muchos objetivos cumplidos y me dio una gran satisfacción. Miro para atrás y me doy cuenta que fue un momento de mucha creatividad que de alguna forma me ayudó a empezar de nuevo, con la hoja en blanco y muchísima menos presión.
¿Cómo te sentís respecto a tus primeras canciones?
Cuando veo algunos de esos temas viejos digo "¡wow!", realmente estaba en una. Pero pasaron solo cinco años y si bien me siento una persona distinta, esas canciones me llevaron hasta donde estoy hoy y todavía me gustan. Definitivamente cambió mi actitud frente a la vida y algunas cosas que antes me molestaban hoy ya ni me estresan. Lo mejor de haber crecido en ese aspecto vino con formas nuevas de entender el mundo, cosas que solo pueden venir de la experiencia.
¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con Kylie Minogue?
Es una historia loca. Yo había tuiteado una foto con mi diario, que escribo a mano, y ella respondió a esa publicación. "¡Si! ¡Es una chica de papel y lápiz", me respondió a mi tweet. Yo no lo podía creer, dios mío, que Kylie Minogue sepa quién soy. Un tiempo después nos cruzamos en Hong Kong, en un evento de la Fundación AMFAR en el que ambas tocamos. Así que le pedí a mi equipo que le pregunte a su equipo si había posibilidad de conocerla. Estuvimos un tiempo juntas y ella fue la persona más amable del mundo. Siempre da miedo conocer a un ídolo porque puede salir mal y además es tu única oportunidad de causarle una buena impresión, pero ella fue adorable. En un momento de la charla, como algo al pasar, me dijo que seria divertido grabar algo juntas y yo me guardé ese comentario en la memoria mucho tiempo. Cuando hice "Really Don’t Like U" me pareció que podía escuchar sus voces en él, así que otra vez la contacté. De inmediato ella me dijo que sí, y de ahí en adelante fue todo muy intenso. Ella es una de las personas que más me inspiró y todavía me parece increíble haber podido grabar con ella, igual que muchas otras cosas que me están pasando.
¿Cómo cuáles?
¡Todo! Lo que hice, lo que sigo haciendo. Incluso estar componiendo pop. Mi yo adolescente no lo podría creer. Era super grunge, estaba muy metida con Nirvana y con Hole, pero secretamente escuchaba pop.
¿Y cómo te amigaste con el pop?
Cuando empecé a componer seguía pensando en esas bandas grunge, pero en un momento hice una canción pop y me di cuenta que era por ahí. Dije: "¡Mierda! esta era la posta".
¿Sos una consumidora culposa de pop recuperada?
¡Si! Es que cuando sos chico pensás que tenés que apegarte a un referente con el que te identificás y que no hay nada más que eso. De más grande te das cuenta que te pueden gustar muchas cosas y que la personalidad y los gustos de una persona también admiten cosas que a priori parecen contradictorias.
¿En qué creés que es distinto el pop que podías escuchar cuando eras chica vs. el pop actual?
Creo que antes era música que solo hacía gente muy joven para otra gente muy joven. Me parece que ahora alcanzó otra profundidad. Lo veo en mujeres como Billie Eilish y Lorde. Es un pop mucho más honesto con un montón de temas y me gusta mucho el lugar hacia el que está yendo el género.
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