Totalmente poseídos: una épica sobre el rock, las rutas salvajes y una celebración de La Renga y sus fanáticos
El documental se estrena este jueves en las salas
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La Renga: totalmente poseídos (Argentina/2024). Dirección: Gustavo Nápoli y Diego Stokelj. Guion: Gustavo Nápoli. Edición: Gustavo Cataldi, Lisandro Costa y Sebastián Arcidiácono. Sonido: Matías Goncalvez. Música: La Renga. Calificación: Apta para todo público. Distribuidora: Lupino Films. Duración: 93 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Con las letras rojas y movedizas, como las que identifican el nombre de la banda, Totalmente poseídos se presenta en la pantalla. Es un viaje que condensa una gira por distintas provincias, es un disco que sintetiza la vitalidad del rock, es un documental que alberga en su esencia la historia de la banda, su identidad federal y su vigencia. Escapa a los moldes gastados del género, al necesario didactismo, a las presentaciones cómodas para espectadores desprevenidos. Es una celebración para sus seguidores, para quienes compartieron el viaje gritando y cantando en esos mismos escenarios, los que escucharon el disco como una nueva cita impostergable, los que gritan con euforia desde la butaca del cine o repasan en su mente las letras ya conocidas. Tiene todos los guiños, esa voz aguardentosa de Chizzo Nápoli que atraviesa el relato a modo de diario de viaje, la mística de unos amigos que se lanzan a la ruta en moto, que desafían el tiempo y abrazan la épica del paisaje.
Totalmente poseídos fue filmada a lo largo de 2022 luego de la presentación del último disco de la banda, Alejado de la red, e incluye además tres temas inéditos: “Buena ruta, hermano”, “Ese lugar de ninguna parte” y “En la banquina de algún lado”. Pero bajo ese registro de los recitales, de la euforia del público, del sonido envolvente de la banda, está el periplo ficcional que elaboran Nápoli y Diego Stokelj desde el guion y la dirección. Un camino de los héroes, circular, como había imaginado Joseph Campbell en su análisis, pero no de juventud, sino de veteranía en la profesión y madurez en el aprendizaje. La partida es un mapa, una ruta proyectada a lo largo de las provincias argentinas, cada territorio como enclave, la hilera de motos como punteo de esa peregrinación. Los integrantes de La Renga se hermanan con sus admiradores, no se diferencian de ellos, no hay fronteras en el escenario ni límites en el recorrido por la tierra que los recibe. Si bien están las tomas aéreas de los drones que dan imponencia a los paisajes, lo mejor está en el registro sobre el suelo, al ras de las ruedas en el asfalto, con los pies en la tierra y la música en el aire.
Hay que pensar esta película como un regalo a los fieles, como una celebración con los amigos que se hacen a lo largo del camino. Están, claro, los ecos de aquellas road movies de la generación que conquistó el lado oscuro del Oeste en el Nuevo Hollywood como Busco mi destino (1969) de Dennis Hopper o Carrera sin fin (1971) de Monte Hellman, almas errantes que evocan el espíritu de los rockeros de aquella generación. Pero también hay algo puramente auténtico en la película, un canto festivo ante tanto augurio de que el rock se extingue y solo vale despedirlo con melancolía. Un sonido potente, una narrativa mística, sus risas de siempre, sus motos en marcha. Totalmente poseídos es una antídoto ante cualquier derrotismo, una abrazo a esa vida que late en la música y en la ruta, una pequeña épica de los aventureros que no tienen destino, sino una férrea voluntad de caminantes.
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