Top Five: películas que generan amor y odio
No todos los films saben cómo conquistarnos a primera vista; solo cinco ejemplos de aquellos que dividen aguas; ¿ustedes de qué lado están?;
*1. REQUIEM POR UN SUEÑO (2000, Darren Aronofsky)
Probablemente todo el Top Five de hoy suene a lugar común, ya que vamos a focalizar en directores que provocan reacciones ambivalentes y esa observación recurrente en la crítica de cine de "para amar o para odiar" en algunos casos (sea lugar común o no) es bastante acertada. Darren Aronofsky es uno de los realizadores contemporáneos que más se ajusta a esa categoría. Sin embargo, Réquiem por un sueño es la obra que (a diferencia de, por ejemplo, la sólida y contundente El luchador tiene grandes momentos (toda la secuencia final con Clint Mansell colaborando en gran medida) y otros que parecen efectistas, manipuladores y de cierto maniqueísmo. Y si hablamos de maniqueísmo, podemos ir a El cisne negro, otro exponente del cine del director que hace explícita su idea de escindirlo todo, con las reacciones contrapuestas que eso genera.
*2. CLOSER, LLEVADOS POR EL DESEO (2004, Mike Nichols)
Hay un problema con Closer, llevados por el deseo y es su falta de cine. Para que no sintamos que estamos viendo la obra teatral de Patrick Marber en la que se basa, debe haber una reinterpretación con un nuevo lenguaje. Pero acá eso no siempre sucede. Salvo algunas escenas en ralenti donde juega un papel clave Damien Rice, el resto son diatribas, conversaciones que, si bien reales y en varios casos devastadoras, no cuentan con una correlación visual impactante como para mantener el interés o como para que ese lenguaje cinematográfico se note. Dicho esto, Closer lo tiene a Clive Owen en una actuación descomunal, apasionada y descorazonada en simultáneo, dos rasgos que, curiosamente, podríamos hacer extensivos a la película misma.
*3. TITANIC (1997, James Cameron)
El reestreno este año de Titanic en formato 3D reabrió la vieja discusión de si se trata de una gran película (su éxito comercial ya es un hecho indiscutible, cerrado a cualquier interpretación) o de si es solo un film con buenos efectos visuales pero con una historia de amor sin matices. Para quien les escribe, Titanic es James Cameron en estado puro: con dominio de lo que la tecnología tuvo para ofrecerle en los 90 y con una temática universal que no solo se aplica al vínculo entre Jack y Rose sino también a las diferencias sociales en general. Lo mismo haría el realizador con la no menos impresionante Avatar: elevar la apuesta técnica para volver a narrar una historia que puede parecer simplona (en este caso, hay un evidente subtexto medioambiental) pero que, aún sin grises, resuena, conmueve y, sobre todo, perdura.
*4. BORAT (2006, Larry Charles)
Empecemos por un dato no menor: las películas protagonizadas por Sacha Baron Cohen están dirigidas por Larry Charles, el hombre que escribió algunos de los mejores episodios de la inolvidable serie Seinfeld (entre ellos, "The Library" y el brillante "The Keys"). Su incorrección política, su falta de preocupación ante cómo debería tratarse todo lo tabú, repercute en Bruno, repercute en El dictador y repercute, más que nada, en la predecesora Borat. Para muchos, se trata de una de las comedias imprescindibles del 2000 (adhiero) y para otros, un vehículo más para que Cohen - creador de ese reportero ficticio que da título al film - despliegue todo su arsenal de chabacanería. Lo cierto es que Borat, por más que no sea para todos los gustos, es una sátira hilarante que se propone hacernos reír constantemente. Y vaya si lo logra.
*5. BARRY LYNDON (1975, Stanley Kubrick)
Cierro la nota con otro lugar común: Stanley Kubrick definitivamente provoca sensaciones disímiles. No hay margen para el término medio cuando vemos (o cuando escribimos sobre) sus películas. Elegí a Barry Lyndon como caso emblemático porque no solo lo muestra al director en su máxima meticulosidad (esas secuencias a la luz de las velas) sino porque es uno de sus trabajos más criticados en cuanto a su distanciamiento intelectual para seguir a sus anti-héroes. Si bien un poco extensa y también víctima de algunas de sus ambiciones, Barry Lyndon tiene una belleza deslumbrante, y para ejemplo de esto les dejo una escena que, con la música clásica siempre acompañando un determinado hecho (vital en Kubrick, y aquí con Schubert) estremece y echa por tierra esa frialdad que aún hoy se le sigue objetando al director.
lanacionarParticipá. ¿Qué películas les generan sensaciones encontradas? ¿Qué directores provocan amor y odio? ¡Dejen sus comentarios!
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