Top Five: las peores películas románticas de los últimos años
Tomamos el reciente estreno de El camino más largo como excusa para repasar cinco olvidables exponentes del género
Hace un tiempo, y también tomando como disparador el estreno de una adaptación de Nicholas Sparks, hicimos una recopilación de todos los clichés propios de las novelas y traspolaciones al cine del autor. El listado incluía besos bajo la lluvia, cartas que se enviaban aún cuando no era necesario y la clásica muerte/golpe bajo de turno. En 2015, Sparks volvió recargado con la no menos simplista El camino más largo y nos dio la excusa perfecta para repasar otras películas románticas poco memorables que generó el cine en los últimos años. Recordemos tan solo cinco de ellas...
*1. LO MEJOR DE MÍ (2014, Michael Hoffman)
- Si hay un rasgo que define a las adaptaciones de Nicholas Sparks es la falta de sutileza. Lo mejor de mí abre con una secuencia en la que vemos al protagonista Dawson ( James Marsden ) leyendo The Grand Design, la famosa obra conjunta de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow. No solo eso: la lectura se produce en un recreo laboral bajo las estrellas. El detalle no es nada menor, ya que en la escena subsiguiente nos encontramos con el interés romántico de Dawson, Amanda (Michelle Monaghan), dándole un consejo a su hijo: "Vos podés ver el destino a través de las estrellas". Así, en cinco minutos, ya se nos expone la narrativa del film de Michael Hoffman. Dawson y Amanda fueron separados en la adolescencia por una fatalidad, pero el gran diseño de la vida (es decir, el destino) hará que se reencuentren en su adultez. La película padece muchas afectaciones, pero hay una que la emparenta directamente con Diario de una pasión: los flashbacks terminan resultando más atractivos que la historia del presente. Excesivamente larga, previsible y con dos actores que carecen de química, el único aspecto valioso de esta adaptación es la actuación de la joven Liana Liberato, quien le inyecta un poco de frescura a un relato de manual tan calculado como anodino.
*2. LA CRUDA VERDAD (2009, Robert Luketic)
- Katherine Heigl no le hace bien a Robert Luketic. El realizador que prometía con esa gran comedia devenida placer culposo Legalmente rubia, dirigió a la actriz en el involuntario díptico La cruda verdad y Asesinos con estilo con resultados poco favorables. Si bien la segunda es, si se quiere, algo inofensiva, La cruda verdad es una película misógina desde todo punto de vista. La premisa centrada en la de por sí trillada "batalla de los sexos" nos muestra cómo una mujer de supuesta autosuficiencia en lo laboral no logra encontrar su ideal de hombre, hasta que un compañero de trabajo le abre los ojos para mostrarle lo que se supone es una verdad revelada: la media naranja que ella busca no existe y los hombres solo piensan en el sexo. Lo llano del guión se traslada de dicha a premisa a su desarrollo, en el que debemos presenciar cómo esas dos personas incompatibles se terminan enamorando. La cruda verdad no es solo insultante para el sexo femenino (generaliza a las mujeres de una manera atroz, bajo el perfil de solterona que cree en el amor eterno) sino también para el masculino (el hombre siempre la tiene más clara) y, por lo tanto, cualquier empatía que podamos llegar a sentir por alguno de sus protagonistas se ve diluida cuando notamos que no son más que estereotipos de una mentalidad que atrasa décadas.
*3. QUIERO ROBARME A LA NOVIA (2008, Paul Weilland)
- Si la película de Paul Weilland al menos intentara hacerle un guiño a su ineludible referente (La boda de mi mejor amigo), al menos se la podría considerar como un simpático homenaje a aquella sólida comedia romántica de P.J. Hogan. Sin embargo, no solo esconde su objeto de inspiración sino que además utiliza algunas de sus ideas vendiéndose como original de manera descarada. Patrick Dempsey interpreta a Tom, un Don Juan moderno que súbitamente advierte que está enamorado de su mejor amiga Hannah (otra vez Michelle Monaghan intentando ser carismática sin conseguirlo) y elabora un plan para sabotear su casamiento con un duque de Escocia. Independientemente de las paradas obligadas que hace el guión en todos los clichés del género, su principal falla es que no le permite al espectador sentir un riesgo narrativo. Jamás se nos genera la duda de si Tom podrá conquistar a Hannah porque es evidente que eso eventualmente sucederá. En este aspecto, las piedras en el camino que sortea su protagonista son inverosímiles e irrisorias (la despedida de soltera que debe organizar es motivo de disputa) y así, el momento del clímax, cuando Hannah descubre las verdaderas intenciones de su amigo, resulta penoso y poco inspirado. La boda de mi mejor amigo, por el contrario, respetaba a sus personajes al punto de negarnos el final feliz que Quiero robarme a la novia nos provee con extrema liviandad.
*4. JUST GO WITH IT (2011, Dennis Dugan)
- Adam Sandler no pudo haber cometido un peor error en su carrera que darle la razón a los escépticos, a todos aquellos que aseguraban que su nicho era solo el de las comedias hechas en piloto automático. Lo mismo sucede al repasar la filmografía de su director y amigo Dennis Dugan, quien redujo sus esfuerzos desde la brillante Happy Gilmore hasta las inexcusables Jack y Jill y Son como niños (título premonitorio, si los hay). Just Go with It no representa más que esa profecía autocumplida, donde ya no quedan vestigios del Sandler de Como si fuera la primera vez o incluso del de la más melancólica Funny People. En este caso, la visión chata que Dugan y compañía tienen del universo femenino se explicita burdamente en el núcleo argumental del film. Danny (Sandler) pretende estar infelizmente casado para poder conquistar mujeres y, de paso, evitar el compromiso posterior. Su fachada se cae cuando conoce a Palmer (Brooklyn Decker), una atractiva y dulce maestra que le trastoca los planes, y lo obliga a inventarse uno nuevo: hacerle creer que se está divorciando de su supuesta esposa Katherine ( Jennifer Aniston ). Just Go with It ni siquiera funciona como comedia de enredos porque no hay un solo gag medianamente construido para tal fin. Asimismo, una vez llegando a su desenlace, se torna algo solemne con el discurso de "lo que importa es la familia", una constante en las últimas producciones de Sandler y Dugan, quienes están muy distanciados de su potencial.
*5. GRACIAS POR COMPARTIR (2012, Stuart Blumberg)
- Gracias por compartir es el exponente ideal de película que se cree importante tan solo porque su elenco lo es. Repasemos algunos nombres de esta historia coral: Mark Ruffalo , Gwyneth Paltrow, Tim Robbins, Joely Richardson, Carol Kane, Patrick Fugit, Pink, Josh Gad y un largo etcétera. Por separado, todos ellos se destacaron en distintas clases de producciones. Ruffalo es un camaleón; Kane viene de una escuela clásica gracias a sus trabajos con Woody Allen ; Tim Robbins es un sólido actor dramático y así podríamos seguir. Sin embargo, cuando se los junta para esta historia de adictos al sexo, ninguno de ellos hace clic con los demás, volviendo aún más evidente cómo cada uno interpreta a su personaje en un registro distinto. Pero si Gracias por compartir no llega a conmover en sus diversos microrrelatos (románticos o familiares) es porque hay una indecisión en el género que no le permite cobrar vuelo. Mitad comedia romántica, mitad reflexión sobre las adicciones. Ni una cosa ni la otra. Tampoco ayuda que el foco del film esté puesto en la relación entre Ruffalo y Paltrow, quienes nunca conectan y entre quienes hay un abismo actoral enorme (pensemos, por el contrario, en la sincronía perfecta que hay entre Ruffalo y Keira Knightley en Begin Again). Punto a favor para los personajes de Pink y Josh Gad, cuya amistad se convierte en lo único noble de un film bastante tibio.
*PARTICIPACIÓN. ¿Qué otras malas películas románticas sumarían a la lista? ¡Hagan sus aportes!
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