Tom Cruise, todo un yuppie
Se estrena hoy "Jerry Maguire", uno de los films con más nominaciones para el Oscar. Calificación de La Nación: buena.
Jerry Maguire es un joven emprendedor, dinámico y favorecido por el éxito. Se lo merece: es dueño de todas las características necesarias para ser un ganador, por lo menos en este mundo en el que todo está en venta: alto perfil, simpatía full time, capacidad para soportar los embates de la competencia, tenacidad para consagrarse día y noche al trabajo y conciencia alerta para no distraerse de sus objetivos ni cuando llega la hora del amor.
Jerry es agente deportivo. El se encarga de conseguirles a sus clientes los mejores contratos con los clubes, con las agencias de publicidad y con los sponsors y de ellos saca jugosos porcentajes.
Se convendrá que no es lo más oportuno para él sufrir una repentina crisis de escrúpulos. Pero ésta le sobreviene, y con tal ímpetu que vuelca todas sus impresiones en un informe: ha llegado a la conclusión de que el secreto del negocio está en la atención personal, que es preferible tener menos clientes mejor atendidos y que la gente importa más que el dinero.
Va a parar a la calle, claro. Pero insiste, con el apoyo de una empleada que está secretamente enamorada de él y un único atleta como cliente. A éste, jugador de fútbol americano, le recomienda que no juegue pensando en el dinero sino con el corazón. Santo remedio.
Cuando después de algunos tropiezos, llega el final feliz, también llega la recompensa. Un premio moral -el de haber sido fiel a las propias ideas- y otro en dólares, en muchos dólares, con lo que Hollywood demuestra que las causas nobles no sólo valen por sí mismas sino que además producen mejores dividendos.
El círculo se cierra.
La historia de Jerry termina pareciéndose mucho al film, que hace todo por complacer al cliente-espectador: le pinta con ojos moderadamente críticos "un mundo cínico de competencia desalmada", se manifiesta en favor de algunos valores hoy desatendidos -la lealtad, la amistad-, y mientras tanto vigila la buena marcha del negocio entregando calculadas y estratégicas dosis de emoción, humor, ternura y romance. Y sin correr riesgos: los convencionalismos más clásicos de Hollywood reaparecen colocados en ambientes muy actuales y alrededor de una figura de probado atractivo como Tom Cruise. La comedia yuppie tiene su clientela. Numerosa y bien dispuesta, a juzgar por la brillante carrera comercial que ha hecho la película, que hasta figura, vaya uno a saber por qué, como candidata al Oscar. Pero para disfrutar de ella es indispensable aceptar la convención. En "Jerry Maguire" todo es, como manda el mercado, absolutamente superficial, aun su observación crítica de la realidad. Y está cuidadosamente procesado y listo para el consumo (mejor no ponerse a hilar fino sobre qué es más cínico, si el mundo que el film critica o el propio film).
No es, por cierto, un producto destinado a público exigente: cualquier espectador entrenado en materia de clisés hollywoodenses lo verá como una implacable sucesión de lugares comunes que, por más reciclados que estén, siguen siendo previsibles.
Nada que vaya a desanimar a los seguidores de Cruise ni a los consumidores de entretenimiento ligero. Para ellos hay ritmo sostenido, personajes y ambientes tan reales como los de cualquier publicidad, algunos diálogos ingeniosos y trampitas de invariable eficacia, como el hijito de la protagonista, un nene de anteojos que hace comentarios de adulto y viene a cubrir la cuota de ternura que aconseja el marketing.
Y está la atildada desenvoltura de Tom Cruise, el tibio encanto de Renee Zellweger y la simpática vitalidad de Cuba Gooding Jr.
Que el protagonista sea candidato al Oscar al mejor actor (y que se lo vea con buenas perspectivas para ganarlo) pertenece a la misma categoría de enigmas que el estrellato, las razones del éxito o los motivos por los cuales hay tanta gente dispuesta a divertirse siempre con el mismo chiste.
Corta, pero promisoria
Con futuro: así podría definirse la carrera de Renee Zellweger, la joven actriz de "Jerry Maguire", premiada en Mar del Plata.
NUEVA YORK.- Renee Zellweger es conocida por los argentinos: ganó el premio a la mejor actriz en el último Festival de Cine de Mar del Plata, por su trabajo protagónico en "The Whole Wide World", aún no estrenado en la Argentina y muy elogiada en Festival de Sundance de 1996. Tiene veintiséis años, es rubia, texana, hija de un suizo y de una noruega.
Hablar con ella sobre el premio marplatense la pone feliz, pero su último mérito -por eso la reencontramos aquí- es haber coprotagonizado con Tom Cruise y Cuba Gooding Jr., la realización de Cameron Crowe "Jerry Maguire", que se estrena esta semana en Buenos Aires.
"Jerry Maguire" se halla nominada para el Oscar, entre otros rubros, como mejor película, mejor actor protagonista (Cruise) y mejor actor de reparto (Gooding Jr.). Ya ganaron el Globo de Oro.
Rene Zellweger es una actriz joven con certeza de futuro y esta entrevista tiene el interés de enfrentar a alguien que comienza dentro de la industria mayor del cine. Zellweger tiene una carrera corta, pero llamativa, en el cine y en la televisión.
Cuando le preguntamos si vio la película junto a Tom Cruise y el director, responde que aún no está a la altura de los principales, por lo tanto no la convocan para ser la primera entre quienes ven la película. "En el casting voy tercera, después de Cruise y de Cuba Gooding Jr."
-Pero el suyo es el primer nombre femenino del reparto.
-Eso no me cambia. Sólo me transforma un buen corte de pelo como el que me acabo de hacer. ¿Lo nota?
-¿No la intimida trabajar con el célebre Tom Cruise?
-Para mí, lo importante era ser eficiente y estar a la altura de su trabajo, de modo que no me recordase como aquella chica que trabajó tan mal y no se acordaba la letra.
-Ni lo va a decir ni es así.
-Mi preocupación era respetar a Tom y cumplir con un buen trabajo personal. Al notar que me iba afirmando y que recibía más elogios por el trabajo que correcciones me fui sintiendo muy segura, aunque en mi entorno había personalidades a las que sólo una ve cuando se acercan para ensayar o para filmar.
-¿Alguien le hizo notar esa distancia?
-No. Pero no se olvide de que sólo he dado pasos importantes en el cine independiente. Esto hizo que me miraran con desconfianza y con respeto.
-¿Cómo la descubrió el director Cameron Crowe?
-No tengo la menor idea. Sé que sólo vio fragmentos de "The Whole Wide Wold", porque quería saber si yo , frente a la cámara, podía dar un poco más de edad que la que tengo.
-¿Cuál fue su formación?
-No tuve una educación formal para actores, escuelas y esas cosas. Actué en obras de teatro, en el colegio primario y en el secundario. Cuando lo terminé, no me interesaba ser actriz. Quería escribir, por eso ingresé en la facultad para estudiar lengua y literatura. Antes de obtener el título tenemos que asistir a clases optativas de historia del arte, estética, música o actuación y luego, si se elige esto último, realizar una "performance" personal con textos teatrales.
-Eligió la clase de actuación.
-Sí, pero sólo porque era la que mejor encuadraba en el horario que yo tenía para ese trimestre.
-Dice la información que usted nació en Houston, Texas.
-No es del todo así. En realidad, nací en un pueblito, a cuarenta kilómetros al oeste de Houston. Se denomina Katy y es un poblado rural.
-En su trabajo de actriz,¿ que vale más?
-Entre la razón y el instinto, el instinto siempre me ayudó mucho. La experiencia acumulada.
-La experiencia de una mujer muy joven.
-Pero con la vocación de ser actriz profesional, con toda la carga que ese adjetivo tiene y la responsabilidad que implica. Cuando trabajo con profesionales, no puedo quedarme atrás. Es la regla inicial.
-Siempre en una etapa de crecimiento.
-El crecimiento, en la industria del cine, no es solamente elevar el nivel dramático del personaje, sino tener respuestas personales coherentes, buenos vínculos, con los compañeros de trabajo, el director, los productores y los demás.
Una estrella nacional
-¿Volvamos al acontecimiento en su vida, trabajar con Cruise?
-Tom es una estrella nacional. Tiene un equipaje propio, como usted dijo, de fama y reconocimiento, no sólo del público sino de quienes buscan sacar buen provecho económico del mejor trabajo de un actor tan importante. Cada uno tiene opiniones diferentes sobre Tom Cruise.
-¿Cuál es la suya?
-Es muy normal, muy agradable y con una perspectiva de vida que incluye lo importante: ama a su familia, le gusta el hockey y habla mucho sobre los partidos que ve. Lo trivial suele ser su tema de conversación a la hora del descanso. La gente cree que los actores sólo hablan de temas trascendentales.
-Dicen que es muy paternal cuando actúa.
-Es verdad, pero en este caso lo fue menos conmigo y con los otros actores, porque como en la película trabaja un niño pequeño y adorable, Jonathan Lipnicki, que hace de mi hijo, se la pasó llevándolo de un lado al otro y dándole indicaciones cariñosas sobre cómo integrarse en las escenas donde trabaja.
-Su papel , madre soltera de ese niño, ¿cómo se llevó con él?
-¡Ah...! Ese chiquito es sorprendente. Logramos con él un vínculo muy intenso. Además es tan juguetón que uno lo mira y dan ganas de alzarlo y abrazarlo. Mi primera escena con él fue levantarlo en brazos y esto producía preocupación, porque a cualquier nene le da miedo que un adulto desconocido lo alce. Fue muy receptivo, a pesar de que se vio de pronto en brazos de una mujer vestida de todos colores, lejana de sus familiares y entre muchas luces encendidas. Fue muy cariñoso y entregado al trabajo. Me daban ganas de llevármelo del set a casa y de decirle: "Bueno, ahora no crezcas que te vas a quedar conmigo".
-¿Qué tipo de películas piensa hacer?
-¿Tipo...? No tengo una elección previa. Varios tipos... Cada película puede darme una experiencia nueva. Ultimamente paso más tiempo leyendo lo que no voy a hacer que guiones en los que voy a trabajar. Si no me interesa un guión y no siento nada por el personaje, no hallo inmediata empatía con él, me alejo.
-Sin embargo aceptó un papel en "La matanza de la sierra mecánica de Texas II".
-Aprendí mucho a partir de esa película. En ese momento, mis opciones eran éstas: o continuaba siendo una camarera o decidía invertir cinco semanas de mi vida en una primera película llamativa. No se trataba de la elección del personaje, en ese caso, sino más bien de cómo entraba ese film en el personal viaje de mi carrera. Ahí aprendí qué es el compromiso laboral y en qué consiste sacar buen partido con lo poco que a uno le dan
-¿En qué son diferentes Dan Ireland y Cameron Crowe?
-Los dos son fantásticos en su trabajo y saben con exactitud qué quieren; son cineastas muy talentosos, formidables para trabajar, porque cuando llegan al set saben qué hay que hacer y no nos hacen perder la paciencia. La diferencia es que Dan, algo más viejo, se tomó más tiempo para hacer su opera prima, en tanto Cameron, que sabe tanto de música y de cine, porque es videoclipista, que nos obliga a trabajar con ritmo y música, algo francamente inusual.
-Este trabajo le va a dar a usted fama y popularidad.
-No es lo que más me interesa, aunque viene bien. Me satisface el núcleo de amigos que uno forma y el aprendizaje de estar en el rodaje de una película número uno. Todavía no me preocupa si el film o yo misma vamos a gustar y si la crítica nos va a tratar bien: por ahora sólo me seduce el proceso. Me preocupa lo que el trabajo me da y lo que yo puedo aprender. Esta posición frente al cine no va a cambiar en mi vida.
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