Titanic: la pesada broma durante el rodaje que dejó a James Cameron sangrando y a varios actores en el hospital
Durante la filmación de la exitosa película el elenco y el equipo técnico pararon a comer y el menú consumido les produjo serios problemas de salud; todos terminaron bajo control médico
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La película Titanic fue estrenada en 1997, pero resultó ser una producción tan monumental que caló hondo en el público de todo el mundo y se transformó con los años en un clásico de la cinematografía moderna. Y, como corresponde a ese estatus, el de un verdadero clásico, todavía sigue dando qué hablar. En este sentido, salió a la luz un hecho muy poco difundido que ocurrió durante la filmación. Fue un caso de intoxicación masiva que llevó a los actores al hospital y provocó que el propio director del film, James Cameron, terminara confundido y con el rostro lleno de sangre.
La historia que recrea la tragedia del transatlántico británico que se hundió en abril de 1912 en las aguas heladas del norte del Océano Atlántico se grabó en parte en la provincia canadiense de Nueva Escocia. Allí, más precisamente en la ciudad de Dartmouth, se encontraban el 8 de agosto de 1996 unos 50 miembros del elenco y del equipo técnico de Titanic. Participaban en el rodaje de las escenas que en el film transcurren en el tiempo “presente”. Por ello, ni Kate Winslet ni Leonardo De Caprio -los eternos Rose y Jack que protagonizan el film- se encontraban en ese lugar cuando ocurrió el incidente.
Pero sí estaban allí los actores Bill Paxton y Suzy Amis, entre otros, el productor del film, Jon Landau, el director de fotografía Caleb Deschanel y, por supuesto, el hombre a cargo de la cinta, James Cameron. Cansados por la larga jornada de trabajo, el equipo completo decidió hacer un alto a la filmación alrededor de la medianoche y juntarse a comer. La compañía de cátering contratada por la producción sirvió entonces a los presentes una sopa que, según los testimonios posteriores que recogió el medio Vanity Fair, habría sido de almejas, o de mejillones o de langosta.
Los efectos de la sopa
Lo cierto es que la preparación, sea de lo que fuere, trajo en su interior un ingrediente que distaba mucho de pertenecer al universo gastronómico. Y pronto todos comenzaron a sentir los efectos de lo que habían consumido con la comida. El propio Cameron contó en una entrevista al citado medio estadounidense que tuvo que pararse de la mesa para vomitar. Estaba convencido de que se había intoxicado con alguna “neurotoxina de mariscos paralizante”, pero se equivocaba. El director continuó con su relato y contó que al volver al lugar de la cena “no había nadie”. Al respecto, señaló: “Estoy de pie frente a los monitores, cerca de la cámara, y la habitación está vacía. Era como La dimensión desconocida”.
Pocos días después del hecho, el actor Bill Paxton narró a Enterteinment Weekly lo que él mismo había presenciado en el set: “El equipo estaba dando vueltas. Algunas personas se reían, otras lloraban, otras vomitaban”. La cosa es que todos parecían estar luchando contra los efectos de la sopa, y así fue que de inmediato fueron trasladados en camionetas al Hospital General de Dartmouth, donde un rato más tarde se vivieron escenas cuasi surrealistas.
Es que la Policía detectaría pocos días después, al realizar el análisis de la sopa, que alguien había tirado en ella una droga, la fenciclidina, más conocida como PCP o polvo de ángel, que produce efectos alucinógenos y neurotóxicos. Por ello es que el envenenamiento masivo no sólo generó malestar físico en los afectados, sino todo tipo de reacciones correspondientes a personas que actúan bajo los efectos de una sustancia psicotrópica.
Caos en el hospital
Así, el personal del hospital apenas podía contener el caos producido por la andanada de técnicos y actores que llegaron de pronto en un estado difícil de describir. “Nos pusieron a todos en estos cubículos con las cortinas a nuestro alrededor, pero nadie quería quedarse en esos lugares”, dijo la pintora de escenarios Marilyn McAvoy al sitio Vice, y añadió: “Todos estaban en los pasillos y saltando a los cubículos de otras personas. La gente tenía mucha energía. Algunos iban en sillas de ruedas, saltando por los pasillos. Quiero decir ¡Todos estaban colocados!”.
En otro de los eventos psicodélicos de la noche, un miembro del equipo de Titanic se acercó a Cameron y le clavó en la cara un bolígrafo. “Estaba sentado ahí, sangrando y riéndome”, contó el director en su entrevista a Vanity Fair y agregó otra imagen que recordaba de esa noche que tranquilamente podría haber sido filmada: “La gente gemía, lloraba, gemía y se desplomaba sobre mesas y camillas”. El realizador también contó que el jefe de fotografía, Deschanel, dirigía a una fila de muchas personas que cantaban y bailaban la conga mientras marchaban por los pasillos del hospital.
El responsable, impune
Lo curioso de este bizarro acontecimiento es que ni la Policía de Halifax -que investigó el caso- ni los que sufrieron el envenenamiento psicodélico, pudieron saber quién fue el autor de tal caos. Es decir, que aquel que le echó el polvo de ángel a la sopa de mariscos todavía permanece impune.
Si bien la policía creyó que el responsable pudo haber sido algún juerguista del grupo que quiso divertirse un rato y se le fue la mano, el propio Cameron sospechaba de un miembro del equipo que había sido echado recientemente. “Habíamos despedido a un miembro del equipo el día anterior porque estaban creando problemas con los proveedores. Así que creemos que el envenenamiento fue el plan de este idiota para vengarse de los proveedores, a quienes, por supuesto, despedimos de inmediato al día siguiente. Así que funcionó”, bromeó el director.
El incidente del PCP, afortunadamente, no produjo víctimas, y todo el plantel de la película pudo continuar con su trabajo al día siguiente. En este sentido, la que se salvó del envenenamiento fue Gloria Stuart, la actriz que en 1996 tenía 76 años y estaba junto al equipo en esos días, ya que personificó al personaje de Kate Winslet -Rose- en el tiempo presente. La intérprete, que falleció en 2010, a la edad de 100 años, había ido esa noche a comer a un restaurante. Esa escapada en solitario fuera del set la salvó de intoxicarse, pero la puso en la mira de Cameron, ya que el realizador, en broma, señaló que debería poner a Stuart en “la lista de los sospechosos” de envenenar la sopa.
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