Hits de funk pop, testosterona y un frontman incansable: la banda de Las Vegas le dio a su público casi dos horas de euforia
Todavía no había sonado más de un acorde del show de The Killers, pero la banda ya había soltado miles de papelitos color salmón que flotaban en el campo del Lolla, mientras del escenario salía fuego y en las pantallas titilaban carteles de neón: fieles a su estilo eufórico, brillante y exagerado, los headliners de la segunda jornada del festival salieron a matar o morir. De hecho, en lugar de guardarse su máximo hit para el final (“Somebody Told Me”, el himno energético de indie ochentoso de Hot Fuss, su debut), lo tocaron segundo, después del inicio con “The Man”, que es, como alguna vez dijo Brandon Flowers, “el tema más funky de nuestra carrera”, y en el que el cantante ostenta toda la soberbia de Las Vegas al proclamarse como “El Hombre”.
El exceso de testosterona del show de los Killers en tan consciente que, en el medio del escenario, está el símbolo biológico del sexo masculino, ese círculo con una flecha apuntando hacia arriba y a la derecha. Como cualquier acto de un casino de Las Vegas, el recital es shockeante tanto por lo colorido (Flowers usa trajes tornasolados y cambia de vestuario) como por lo primal.
En constante diálogo con el público, Flowers vio el cartel de un chico que pedía que lo subieran a tocar la batería y accedió, pero el que subió no fue el baterista sino un colado que quiso estar cerca de sus ídolos, pero no pudo enfrentar el desafío. Sin embargo, antes de que terminara el tema (“For Reasons Unknown”), hicieron subir al verdadero dueño del cartel, que sí estuvo a la altura y se llevó una de las tantas ovaciones de las noche.
La buena sintonía con los fans y el hecho de que la tormenta eléctrica anunciada nunca llegara hasta San Isidro hizo que la banda extendiera un poco su set, que tuvo los 15 temas habituales para un show de cierre de festival más ¡cuatro! bises. El final fue con una versión pirotécnica del hit “Mr. Brightside”, con Brandon Flowers vistiendo un traje dorado como un premio Oscar y totalmente exhausto después de casi dos horas de un show tan encandilante que nadie pareció extrañar a Dave Keuning y Mark Stoermer, guitarrista y bajista fundadores de la banda, que decidieron descansar y no subirse a la gira. Horas después, los Killers subieron una foto a su cuenta de Instagram que decía, en castellano: “¿Buenos Aires, nos extrañaron o qué?”.
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