The Great: una comedia ácida y ocurrente que cuenta cómo Catalina la Grande logró su apodo
Para LA NACIONPaula Vázquez Prieto
The Great (Gran Bretaña/Australia, 2020). Creador: Tony McNamara. Elenco: Elle Fanning, Nicholas Hoult, Phoebe Fox, Sacha Dhawan, Charity Wakefield, Belinda Bromilow, Gwilym Lee, Adam Godley. Disponible en: Starz Play. Nuestra opinión: muy buena.
La historia que Tony McNamara ha decidido contar sobre Catalina la Grande, la gran emperatriz de la Rusia del siglo XVIII, es la de su crucial transformación: de una joven romántica a una experimentada estratega política. Despojada de un estricto rigor histórico y construida como una sátira irreverente en manos del guionista de La favorita, The Great esquiva los lugares comunes del relato histórico para convertirse en una comedia fresca y ocurrente sobre uno de los períodos más fascinantes de la historia del Imperio Ruso.
En un prólogo sintético y expeditivo, vemos a una Catalina adolescente (Elle Fanning) llegar a su nueva madre patria desde su Austria natal. El viaje es largo y las ilusiones son demasiadas. El ideal del amor ha permeado en su imaginario, impulsado por la literatura y las artes, y el matrimonio y la felicidad se han convertido en anhelos individuales antes que en deberes de Estado. Basta con llegar a las frías tierras rusas para descubrir que nada es lo que parece. Tony McNamara se esmera en convertir el desencanto de Catalina en la más ácida tragicomedia: su esposo Pedro III (Nicholas Hoult) resulta ser un gobernante inútil y pedante, obsesionado con un amor propio vacuo, embarcado en una guerra sangrienta y absurda, custodio de un imperio barbárico y oscurantista. Lo que le queda a Catalina es pasar del estupor a la acción.
La gesta del golpe de Estado y la dinámica de ese matrimonio condenado se convierten en los ejes narrativos de esta historia, inspirada en las investigaciones históricas de McNamara y delineada con la chispa fascinante de su estilo de escritura. Los diálogos son mordaces e inteligentes, y la puesta en escena sigue las coloridas enseñanzas de la María Antonieta de Sofia Coppola. Nada queda en pie para McNamara, y sus personajes se moldean a partir de sus designios, sin reparos en incursionar en el humor escatológico, la parodia bélica y un lenguaje de sonido contemporáneo.
Fanning consigue una interpretación radiante, ofuscada con ese mundo que la agobia y no le pertenece, hasta que descubre que los cambios políticos requieren alianzas y no berrinches. La relación con Marial (Phoebe Fox), su sirvienta noble y desclasada, y con el conde Orlov (Sacha Dhawan), timorato embravecido por la furia de los tiempos, se convierten en el tránsito a su progresivo control de la corte, clave en el ascenso al poder y la transformación de Rusia en una nación moderna. Y Hoult le brinda a Pedro la talla perfecta: la genialidad para construir su estupidez es clave para comprender el derrotero que anida en su esperado futuro.
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