The Expanse: una joya “tapada” del catálogo de Netflix
Repasamos los motivos por los que no deben perderse esta épica de ciencia ficción
Del inagotable abanico de ofertas que ofrece la señal de streaming, muchas series quedan algo perdidas a la sombra de los títulos monstruosos que acaparan la atención de gran parte del público, y si bien hay ficciones que no gozan de la popularidad de Narcos o House of Cards, no por eso son menos recomendables. Y un buen ejemplo de eso es The Expanse, una imperdible saga de ciencia ficción de la que no se ha hablado lo suficiente. Veamos por qué merece la pena prestarle atención:
1. Una guerra inminente
Tomando como base la serie de libros escrita por James S. A. Corey (seudónimo de Daniel Abraham y Ty Franck), The Expanse transcurre en un lejano futuro en el cual Marte fue colonizado por habitantes de la Tierra. Pero lejos de convivir en paz, ambos planetas están sumergidos en una guerra fría que amenaza con explotar ante el chispazo más insignificante. En medio de ese enfrentamiento se encuentra un cinturón de asteroides en el cual vive una tercera comunidad que sufre los ecos de esa guerra no declarada. Inmersa en ese clima, la serie se dedica a explorar cómo ese conflicto armado que parece inevitable afecta a todo tipo de personajes. Desde importantes políticos y militares, pasando por miembros de una célula terrorista hasta llegar a atormentados detectives o camioneros del espacio, uno de los grandes atractivos de esta ficción es el amplio espectro de tonos, personajes y lugares en los que transcurre la acción. Y en esa variedad de historias que poco a poco comienzan a conectarse, el relato se centra en héroes y antihéroes que se mueven en los variados mundos que componen la saga.
2. Licuadora de géneros
Como sucede con el (buen) terror, el de la ciencia ficción es un género muy permeable de absorber elementos de otros rubros para incorporarlos a su lógica de tecnologías imposibles y mundos futuristas, y en The Expanse hay mucho de esto. La excusa de una inminente guerra entre la Tierra y Marte da pie a un atrapante thriller de espionaje que envuelve las muchas capas que conviven dentro de un mismo conflicto.
En las altas esferas del poder se encuentra Chrisjen Avasarala (Shohreh Aghdashloo), una astuta política cuyo objetivo es evitar el comienzo de enfrentamiento. Por otra parte está Joe Miller (Thomas Jane), un detective que vive en el cinturón de asteroides y cuya cotidianeidad transcurre en oscuros callejones poblado de sórdidos delincuentes. Miller comienza su misión cuando le encomiendan descubrir qué pasó con Julie Mao (Florence Faive), una joven desaparecida a quien sus padres buscan incansablemente. La última línea de acción se centra en Jim Holden (Steven Strait), el oficial de un carguero espacial que debido a una llamada de auxilio de una nave a la deriva, termina convirtiéndose en el centro de un complot que busca tensar la relación entre los planetas. Esas tres historias, superficialmente opuestas y con pocos lazos en común, con el tiempo se revelan como piezas clave de un complot que intenta detonar la guerra entre la Tierra y Marte.
De esta manera y utilizando líneas argumentales claramente divisibles (una centrada en los conflictos políticos, otra emulando un policial noir y una última dedicada a una apasionante aventura espacial), esta ambiciosa serie de ciencia ficción abrirá un abanico de conflictos que se irán entrelazando de forma inesperada.
3. Thomas Jane y un personaje a su medida
Este actor norteamericano pertenece a ese terrible club de artistas que sobreviven en el mundo del espectáculo más a fuerza de carisma que al de grandes interpretaciones. Pero a no confundir, no tiene que ver con que Jane sea un mal actor (de hecho no lo es), sino con que muy pocas veces pudo encontrar personajes que le hicieran justicia a su talento, y cuando los encontró fue en proyectos que pasaron algo desapercibidos. Jane demostró un carisma animal en Boogie Nights, y a partir de allí logró grandes momentos en otros títulos como The Sweetest Thing o La Niebla. Incluso su versión fallida de The Punisher lo mostraba totalmente comprometido con su rol de Frank Castle (su amor por ese antihéroe lo llevó años más tarde a protagonizar Dirty Laundry, un corto muy logrado basado también en ese personaje). Por último, si bien Jane consiguió cierto reconocimiento por su protagónico en la serie Hung, la ficción fue recibida con tibieza por parte del público.
Pero en The Expanse, finalmente Thomas Jane encuentra un rol que le permite jugar con sus propias reglas, y ese es Joe Miller, un heredero directo de esos cínicos detectives en la línea de Philip Marlowe. Se trata de un personaje de la “vieja escuela”, machista, dueño de una moralidad de lo más flexible y siempre dispuesto a utilizar la violencia como forma de diálogo, pero a pesar de tener esos rasgos no deja de esconder una nobleza inquebrantable. Él es uno de esos antihéroes rotos que comienza a través de un rutinario caso policial, el posible camino hacia su redención. Y con su interpretación de Miller, Jane logra uno de los picos más altos de toda su carrera.
4. Un futuro pesimista
The Expanse conecta rápidamente con esa ciencia ficción sucia que solía aparecer en los relatos pulp de los años treinta y cuarenta, con sagas centradas en naves espaciales atadas con alambre y navegadas por temerarios aventureros galácticos. Aquí el acento no está puesto en la ciencia (esto no es Star Trek) ni en la autosuperación personal de un gallardo campesino (tampoco es Star Wars), ni siquiera la historia presenta una visión impoluta del futuro en la línea 2001 ni es una carta de amor al género tipo Forbidden Planet. The Expanse es en realidad un collage compuesto por naves viejas y personajes falibles que viven en un futuro pesimista integrado por sociedades viciadas. Los recursos naturales escasean, las batallas dividen a los pueblos y los ciudadanos de a pie, alejados de los lujos de la vida política, deben vivir aprendiendo a conformarse cada vez con menos. Ese es el marco en el que transcurren las historias de la serie, que por lamentables similitudes, por momentos parecen demasiado cercanas a nuestro tiempo.
5. Continuar un legado
En su minuciosa radiografía sobre cómo se construye una sociedad, quiénes son los que dirigen, quiénes los que obedecen y quiénes los que se encuentran en las pequeñas fisuras de esa lógica maniquea, The Expanse remite en parte al espíritu de la segunda Battlestar Galactica, esa ópera espacial mezcla entre The Wire y La invasión de los usurpadores de cuerpos. La serie es en ese sentido un nuevo eslabón en la tradición de relatos de ciencia ficción que utilizan el género como excusa para escarbar en personajes imperfectos atrapados en sociedades que aún se encuentran en proceso de construcción.
A pesar de sus intrigas políticas o de su costado detectivesco, el relato no hace a un lado el aspecto más salvaje de esa guerra fría que involucra crueles escenas de acción y héroes que deben hacerle frente a amenazas del espacio que no tienen tanto que ver con monstruos, sino con otros humanos que buscan conseguir el poder absoluto. Y es así que la historia logra una compleja combinación: la de construir una saga que ponga el acento en una galería de personajes complejos, sin por eso desentenderse de las cuestiones de género que tanto fascina de los relatos de ciencia ficción. De ese modo, The Expanse se revela como uno de los grandes títulos actuales que sin el despliegue audiovisual de Game of Thrones ni del regodeo nostálgico de Stranger Things, es un necesario soplo de aire fresco dentro de un panorama de plásticas series que prometen mucho, pero cumplen poco.
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