Thandie Newton: "Muchas veces me sentí sexualmente explotada"
Son apenas 20 minutos los que Thandie Newton tendrá para ser entrevistada, pero es ella quien comienza haciendo las preguntas. "Me gustaría saber de dónde venís. Es una especie de trabajo antropológico que hago", dice en la habitación de hotel de Beverly Hills, con una taza de té en la mano. Luce relajada; tiene el cabello recogido, jean, camisa blanca, zapatillas y nada de maquillaje.
El rostro de la protagonista de Westworld se enciende cuando escucha "Buenos Aires, Argentina" como respuesta. "¡Oh, Gael García Bernal!", dice en voz alta, como recordando algo. "Pero él es mexicano", se apura por corregir este enviado especial de LA NACION. "¡Ya lo sé! ¡Puedo distinguir Argentina de México, no soy una estúpida!", bromea Newton con voz aguda, ceño fruncido y brazo en la cintura. "Es sólo que Gael vive en Buenos Aires gran parte del año y siempre me dice 'tenés que ir de visita, tenés que ir'. Estoy desesperada por viajar y conocer ese país", explica, ahora sí, con seriedad.
A los 45 años, Newton no teme mostrarse genuinamente divertida para "romper el hielo" o utilizar palabrotas para ponerle énfasis a lo que está diciendo. Tampoco se mide al momento de reflexionar sobre lo que se le pregunta, lejos de las típicas respuestas "de casete" que suelen darse en una rueda de prensa. Es ella, de hecho, quien marca el ritmo de la conversación, acudiendo a ese mismo magnetismo innato con el que trasciende la pantalla interpretando a Maeve, la androide que encabeza un foco de rebelión dentro del parque Westworld. Esta, definitivamente, no será una entrevista del montón.
Un personaje clave
Newton dice que sabía muy poco sobre Maeve Millay cuando firmó contrato con HBO para sumarse al proyecto de Lisa Joy y Jonathan Nolan. "Desconocía qué rumbo iba a tomar el personaje en la serie, sólo me contaron que se trataba de la madama de un burdel y me adelantaron que iba a tener un montón de escenas desnuda. Pensé que me estaban cargando", explica.
No lo dice por pudorosa, sino por la carga emocional que para ella significaba sacarse la ropa frente a cámaras: en julio de 2016, poco más de un año antes de que los abusos cometidos por Harvey Weinstein en Hollywood dieran pie al movimiento MeToo, Newton contó que un director abusó de ella durante una audición, en los comienzos de su carrera. El testimonio lo dio durante una gala organizada por el proyecto V-Day, que busca prevenir la violencia contra las mujeres, sin mencionar al agresor pero yendo contra todos los consejos de no hacer público el tema para no "afectar" su reputación.
"El solo hecho de estar desnuda y poner mi cuerpo para que sea 'utilizado' frente a cámaras es algo que me aterra, pero nunca me sucedió eso en el rodaje de Westworld. Me siento en completo control de la situación", asegura. "He estado desnuda en otras películas y no fue agradable. De hecho, muchas veces me sentí explotada y fui abusada por un director. Pero en Westworld todos han sido tan respetuosos... Nunca estuve más feliz de desnudarme (risas)".
Las escenas de desnudez no son caprichosas. Maeve es una androide más de los miles que pueblan el parque temático que invita a una experiencia inmersiva, en la que todo es posible. Los robots se convierten así en "juguetes" que pueden ser maltratados, asesinados y abusados por los visitantes de Westworld, y que necesitan ser reiniciados en un laboratorio antes de entrar nuevamente en escena. Desnudos e indefensos, vuelven a "nacer" una y otra vez. Pero Maeve comienza a tener recuerdos y a hacerse preguntas. Y, en esa búsqueda de respuestas, se embarca en un plan que la pone al frente de una peligrosa cruzada contra quienes le hicieron daño.
"Esta mujer, que en realidad es un robot, consigue hacer ajustes a su programación y volverse mucho más fuerte y poderosa. Se pone al frente de su propia narrativa. Y creo que su historia puede significar mucho para las mujeres pero también para cualquiera que haya podido hacer esa transición hacia el empoderamiento, que haya sufrido bullying en el colegio y un día puede salirse del lugar de la víctima... Es increíble en cuántos aspectos de la vida este personaje llega a la gente", dice con orgullo.
En pleno desarrollo de la segunda temporada -la season finale se emitirá el 24 de junio- HBO ya le garantizó a los fans de Westworld que la serie estará de regreso con nuevos episodios, posiblemente, en 2020.
"Me sentí ignorada por el movimiento MeToo"
Newton nació y creció en Londres, aunque desarrolló gran parte de su carrera en Hollywood. Crash: Vidas cruzadas (2004) fue la película que la catapultó a la fama, aunque antes había tenido pequeños roles en películas como Entrevista con un vampiro, Misión Imposible II y La batalla de Riddick. Desde hace 20 años, está casada con el guionista y director Ol Parker (Mamma Mia! Vamos otra vez), con quien tiene tres hijos. Además, es una militante de distintas causas referidas a la igualdad de género, fomenta el veganismo y está muy contacto con las raíces africanas de su madre, que era oriunda de Zimbawe.
Ella misma prefiere hablar de "activismo" para hablar del compromiso que lleva consigo a cada ámbito de su vida. "Se vuelve más duro a medida que pasan los años, pero también se pone mucho mejor", explica. "En el último tiempo he podido concentrarme mucho más en las cosas que me importan. Siento que pude poner mi cabeza en lugares, personas y cosas que necesitan atención, y eso también ha hecho que me posicione de otra manera al momento de actuar y asumir un rol".
Newton se encuentra particularmente orgullosa de trabajar en Westworld. "Esta serie me permitió conjugar activismo y trabajo como nunca antes me había sucedido, porque la historia es bastante gráfica al hablar de la violencia ejercida contra las mujeres, pero también es una suerte de metáfora de cómo el 75 por ciento de la población mundial vive para servir al 25 por ciento restante, que es el que tiene el poder", indica. "Hay un 75 por ciento de la población mundial que no tiene idea qué es Westworld, que no tiene acceso a computadoras, que vive en condiciones precarias o directamente subhumanas y que necesita que salgamos de nuestro pequeño microcosmos para que los escuchemos y les prestemos nuestras voces".
-¿Cuál es tu opinión sobre los movimientos Me Too y Time's Up?
-Experimenté un profundo dolor por las mujeres que lo sufrieron el abuso y el acoso en carne propia. Y creo que dar testimonio de lo vivido nos ayudó a visibilizar cosas que parecían naturales en la industria, como la violencia sexual a la que estuvimos expuestas por décadas. Pero cuando conté lo que me había pasado, sentí que era partida en dos, que nadie me escuchaba. Fui menospreciada, rechazada, perdí trabajos porque no pude callarme. Dios bendiga a mi familia que me dijo que no me callara, a pesar de que mi publicista me decía que hablar iba a dañar mi reputación. Era curioso, porque yo estaba diciendo que había sido sexualmente abusada... ¿Y tenía que pensar en mi reputación?
-¿Te involucraste con esos movimientos?
-La verdad es que no fui tenida en cuenta. Muchas veces yo me siento una actriz estadounidense antes que británica, porque en el Reino Unido los actores de color tenemos participaciones muy reducidas en la industria del entretenimiento, estamos muy limitados. Si la BBC tiene en las series de época su fuerte, ¿para qué papel podría audicionar además del de una sirvienta? Hice gran parte de mi carrera en Hollywood. Por eso, en un punto, sentí que estaba siendo rechazada nuevamente en un lugar que era mi casa. Eso te deja en un lugar de mucha soledad.
-¿Por qué creés que fuiste "olvidada"?
-Quizás no era lo suficientemente linda, ni demasiado conocida, ni tampoco iba a estar invitada a los Oscar ese año. No sé por qué no me convocaron ni me tuvieron en cuenta. Me sentí ignorada. Siento un profundo respeto por los movimientos que crearon algunas de mis colegas, pero entiendo que ese movimiento no se termina cuando la cámara se apaga.
Más allá de las polémicas, hay un hecho muy significativo para ella que la hace sentir orgullosa: este año, se convirtió en la primera actriz de color en obtener un papel de peso en el universo Star Wars. En la recientemente estrenada Han Solo: Una historia de Star Wars, Newton interpreta a Val, una mujer que trabajó con Tobias Beckett (Woody Harrelson) durante el reinado del Imperio Galáctico.
"Creo que en el último año y medio actué más de lo que he hecho en mucho tiempo, no he parado un segundo", confiesa. "Estuve filmando Westworld y Star Wars al mismo tiempo. Fue un enorme esfuerzo pero también me resultaba interesante estar en esa legendaria saga como actriz de color que soy. Uno podría pensar en Lupita Nyong’o, que trabajó en El despertar de la fuerza, pero el suyo era un personaje creado íntegramente por CGI. En este punto, soy la primera actriz de piel negra en ser incluida. Y creo que es un hito".
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