Terry Riley, el minimalista que bajó de las montañas
Su obra En Do dividió las aguas de la música clásica y popular; esta anoche actúa en la Sala Sinfónica del CCK
Terry Riley toca el pequeño piano Yamaha que habita la Cúpula del CCK. En la Sala Sinfónica del viejo correo dará hoy, a las 20, un concierto que podrá seguirse también en www.cck.gob.ar y que resultará en un programa del canal Encuentro. El veterano padre del minimalismo convierte cada rincón de su vida en un playroom, y con la misma afabilidad se acurruca en el pequeño banco que rodea a la Cúpula para hablar de su carrera con LA NACION.
Una de las figuras más influyentes de la música contemporánea tuvo a la radio, el más lúdico de los medios, como su principal fuente de inspiración. "Vivíamos en Colfax, una región montañosa de California, y la radio era mi único vínculo con el mundo exterior", cuenta Riley en su tono pausado, opuesto al vértigo de mucha de su música. "Escuchaba canciones de fines de los cuarenta e inicios de los cincuenta, la mayoría standards. Eso marcó mi gusto por las melodías."
A lo largo de su carrera, muchas veces Riley usó canciones populares para reprocesar con sus delay de cinta abierta. "Tenía dos Ampex y mandaba la cinta de uno al cabezal del otro; de ese modo, mientras un grabador reproducía una cinta el otro la estaba registrando para después reproducirla, con segundos de retraso", cuenta sobre su famoso time-lag accumulator, el precario sistema que influiría a otros músicos experimentales (como Robert Fripp y Brian Eno en el clásico disco No Pussyfooting), antes de simplificarse en un pedal de efectos. "Era bastante engorroso", cuenta. Desde Shri Camel, de 1980, Riley prácticamente abandonó el sistema de cintas para grabar con teclados electrónicos.
"Si bien estaba cerca de John Cage y venía de trabajar con La Monte Young [el otro pionero del minimalismo], por entonces yo estaba comprometido con el estudio de compositores serialistas", explica. "Pero haber escuchado esas voces en la radio tuvo un profundo efecto espiritual en mí. Desde entonces abandoné el serialismo y me volqué por completo a la música modal."
La epifanía ocurrió en 1962. Un año después, Riley pondría todo eso en práctica. Mientras investigaba técnicas de música concreta en París, el californiano se encontró con Chet Baker y lo invitó a grabar una versión de "So What", de Miles Davis, con el objeto de musicalizar la pieza teatral The Gift. "Grabé a todo el grupo de Chet por separado", cuenta; "después los hice grabar juntos, pero lo importante fue que tuve la posibilidad de experimentar con las cintas para reconstruir la canción." El resultado fue Music for The Gift, una obra clave en el desarrollo del minimalismo que el mismo Riley reconoce como puntal de su carrera. "Si escuchás bien, el tema de Davis anda por ahí dando vueltas, pero está totalmente desfigurado", se ríe.
A fines de 1964 tendría lugar un hecho aún más importante: el estreno de In C ("En do"), una de las obras más influyentes no sólo del minimalismo, sino de la música norteamericana del siglo XX. Riley compuso 53 pequeñas piezas melódicas en do para ser tocadas al unísono por un ensamble "de número indeterminado". Esta última fue la primera de sus dos instrucciones. La segunda y fundamental fue que cualquier miembro del ensamble podía pasar de una pieza a la otra cuando lo crea conveniente. "Eso fue un cambio radical para la libertad del intérprete", reflexiona Riley.
El efecto en el público y la crítica fue tan grande que cuatro años después, en 1968, CBS publicó la obra en su serie Masterworks, convirtiéndose en la primera pieza minimalista editada por un sello internacional. In C abrió mentes a ambos lados del Atlántico, cambió modos de percepción en músicos de rock y de jazz gracias a su ritmo maquinal e implacable, un estilo que se consolidaría en las futuras piezas de Philip Glass y Steve Reich. "En In C había balance, hubo instrucciones y notación", dice el compositor, que a partir de los setenta relegaría a esta última por la improvisación. "Pero nunca abandoné las formas; siempre parto de una composición que llevo en mi cabeza", sonríe.
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