Tendencia: la poesía atraviesa las artes escénicas y musicales en plena calle Corrientes
En el marco del exitoso Festival Latinoamericano de Poesía del Centro Cultural de la Cooperación, una serie de obras, recitales y performances demuestran cómo la literatura surca lo escénico
La gran cantidad de propuestas teatrales y musicales que contiene, por ejemplo, a Federico García Lorca, Marosa Di Giorgio o Alfonsina Storni son una pequeña muestra de que la poesía siempre surca los límites artísticos para atravesar la escena. Es el néctar del creador a la hora de pensar universos artísticos mágicos, trascendentes. Un hecho contundente que está sucediendo en plena avenida Corrientes remarca esta tendencia.
Con salas llenas, guitarras, pianos, botellas de vino y escenarios vibrando por acordes, gritos y versos, esta semana se realizó el XI Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro Cultural de la Cooperación, epicentro creativo ubicado en pleno corazón porteño.
Fue durante la noche del martes cuando un recital del reconocido cantautor Gabo Ferro y la presencia de escritoras y escritores de siete países diferentes convocaron a cientos de personas en un ritual que se celebra desde hace una década con el objetivo de poner sobre tablas aquellos proyectos teatrales, musicales y de danzas que -según explicaron a LA NACION sus organizadores- toman la literatura y la poesía como material de creación escénica.
"Este festival muestra la existencia de una voz poética latinoamericana, una voz poética común. Marca un territorio de lenguaje y sensibilidades. Es una declaración de principios políticos y amorosos", manifestó el cantante y poeta Gabo Ferro antes de interpretar un set que, por momentos -entre el público que escuchó su voz noble, desgarrada, fina-, despertaba risas y aplausos, pero también algunas lágrimas de emoción.
Por su parte, el poeta y referente del Centro Cultural de la Cooperación Juano Villafañe aseguró: "Organizar un festival así es un símbolo de resistencia; es un ritual musical y teatral que tiene un alto nivel de atracción y convoca a personas con conciencia del conocimiento artístico".
Para explicar los fundamentos filosóficos de este festival, Villafañe sostiene que "la experiencia poética origina el resultado de un poema; luego, el poeta la elabora formalmente desde el lenguaje, y crea una lengua dentro de la lengua; desarrolla metáforas, imágenes, símbolos. En un festival se celebra ese acontecimiento. Esta experiencia poética -que no siempre se traduce en una obra teatral o una película- funciona en el terreno de lo afectivo, y hay personas que la viven, muchas veces, desconociendo que están conectando con un mundo de ensueño".
Su historia, como hijo del mítico titiritero Javier Villafañe, es poesía en sí misma. "Los artistas estamos dentro del campo de la gran diversidad de las micropoéticas, pero el acto presencial no se ha modificado. A pesar de las redes sociales y las nuevas tecnologías. El ritual del presente funciona como un terreno afectivo. Por ejemplo, el teatro -con el actor en escena y con el público- tiene absoluta vigencia. Y la ha tenido a lo largo de toda la historia. El decir poético, la lectura de poesía, también viene de tiempos remotos".
En la misma línea se expresó el escritor salteño Carlos Aldazábal, coordinador del espacio literario Juan Ortiz del Centro Cultural de la Cooperación. Afirma que el festival habla de la persistencia de los poetas, de un esfuerzo por mostrar la diversidad de la poesía en sus distintas manifestaciones. Para él es uno de los tantos milagros de la poesía, ese género literario que puede pensarse como algo más que literatura. "Por ejemplo, la profecía y el mito, tan comunes en casi todas las culturas no occidentales, son, en mi opinión, parte indiscutible de la poesía. Y lo mismo pasa con la canción. Las buenas canciones también son poesía, como bien lo demuestran Gabo Ferro, Spinetta, los hermanos Expósito o el Cuchi Leguizamón", sostiene.
Luego, el escritor, que durante la inauguración leyó algunos textos de su autoría, agregó: "Vivo este evento con alegría, como corresponde a una fiesta; alegría por las palabras que se van a escuchar, por los encuentros y los reencuentros, por el asombro y la felicidad que provoca la palabra bien dicha, la canción bien cantada. El público que nos acompañó durante estos días se fue con la misma felicidad que nos provocó hacer el festival".
El Festival contó con las presencias internacionales de Manoel Herzog, de Brasil; Adriana Almada, de Paraguay; Rafael Courtoise, de Uruguay; Heather H. Thomas, de los Estados Unidos, y Enrique Hernández, de Venezuela. Este "ritual de poesía" es, a su vez, el núcleo duro de una pequeña temporada bautizada Agosto poético, que continúa hasta fin de mes.
Cuando nacía la noche del miércoles, en uno de los espectáculos más importantes de la cartelera, la esencia guerrera del espíritu rioplatense cobró vida a través de la vocalista Débora Infante. Junto al director Manuel Santos Iñurrieta y el poeta Villafañe, además de un grupo de talentosos músicos, desarrollaron un recital de una hora que osciló con sorprendente versatilidad desde los versos tangueros hasta los sonidos de los bombos de cuero de La Pampa; desde la agudeza de un violín hasta la profundidad de un contrabajo. Así, el público aplaudió de pie frente a la conmoción del equipo que puso en escena Poemas y canciones en la multitud, esta performance audaz que también tuvo lugar para los versos recitados.
Respecto de la grilla, hoy -con entrada libre y gratuita- se desarrollará, desde la 17, un debate sobre la traducción de obras poéticas, coordinada por Patricia Díaz Bialet, y la participación de Natalia Litvinova y Bárbara Belloc. Luego continúa una serie de actividades vinculadas al género y a la literatura.
Por otro lado, a las 20 en la Sala Raúl González Tuñón, la autora Luisa Valenzuela y los directores María Emilia Franchignoni y Jorge Chikiar irán por todo con Cuentos de Hades, una apuesta que conecta en un concierto escénico, la música electrónica experimental, las artes visuales y la narración oral. Es una versión, a modo de concierto, de los relatos de la escritora argentina Luisa Valenzuela. Una creación indisciplinada que rescata la polifonía oral, característica de los cuentos de hadas, con el fin de que sus protagonistas resuenen con la libertad y el poder que le imprimieron sus narradoras originarias. Así, Caperucita Roja, La Bella Durmiente y Cenicienta, entre otras, adquieren voz propia y se rebelan ante la moral de sus tiempos.
El domingo por la noche también tendrá espacio Fuera de cuadro, un homenaje a Clarice Lispector, interpretado por Jimena Angeletti, con Juliana Moreno y Fabiana Galante en la flauta y el piano, respectivamente.
Pero la semana que viene se continúa con el granadino por excelencia. Ingrid Pellicori, Marcela Suez y Ana Yovino crearon la propuesta multidisciplinaria Federico, Poema del cante jondo. Está interpretada por músicos, bailaores, cantaores y actores en un seleccionado de la variedad: Juan Ayala, Argentina Cádiz, Juan Romero Cádiz, Rodrigo González, Ingrid Pellicori, Emilio Romero, Eugenio Romero y Marcela Suez, todos ellos dirigidos por Ana Yovino.
En otras salas la poesía continúa. Déborah Turza acaricia el alma en su interpretación de Alfonsina en Un mar oculto, en los Estudios Caracol, dirigida por Agustín León Pruzzo, y Juan Parodi con Vanesa Maja, abrazan a Marosa en Rosa brillando. Sin dudas, la poesía nutre al espectáculo en todas sus formas.
Temas
Otras noticias de Poesía
Más leídas de Espectáculos
"Él fue desleal". Wanda Nara rompió el silencio sobre el incidente con Mauro Icardi en su casa de Nordelta
En fotos. De las salidas mundanas de los hijos de Pitt y Jolie a los días de playa de Jessica Chastain
A los 60 años. La estricta dieta que sigue Lenny Kravitz para mantener su físico intacto
Estallaron las críticas. El polémico gesto de Leonardo DiCaprio que da la vuelta al mundo