Volvió Mirtha Legrand: lo que no se vio del esperado regreso de la diva a su programa
Desde temprano, la estrella se preparó para volver a enfrentar las cámaras con gran lucidez, en una jornada marcada por los cuidados sanitarios y la emoción del reencuentro con el público
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“Qué emoción, no me hagan llorar, no quiero llorar”. A las 21.48, esas fueron las primeras palabras de Mirtha Legrand al enfrentar las cámaras de eltrece. El inicio de su estelar regreso era el corolario a una mañana ajetreada de preparativos, mucha emoción y algo de nervios. La ocasión ameritaba ese cúmulo de sensaciones encontradas: habían pasado poco más de ocho meses desde aquel 19 de diciembre en el que se pudo ver a la diva por última vez al frente de su legendaria mesaza.
Con una lucidez prodigiosa y un timing televisivo admirable, Legrand condujo La Noche de Mirtha como si el paréntesis impuesto por la pandemia no hubiese acontecido. “Me decían ´volvé, volvé, volvé´, aquí estoy”, dijo la estrella de 94 años antes de poner primera y pilotear con destreza ese formato hecho a su medida y al que le rubricó su sello glamoroso e incisivo.
El gran día
A comienzos de semana, Nacho Viale, nieto de Legrand y productor de La Noche de Mirtha y Almorzando con Mirtha Legrand, le acercó a su abuela la idea de volver a ocupar su histórico sitial televisivo. Si bien Mirtha deseaba volver a partir de septiembre, los planes se adelantaron debido a que Juana Viale, quien reemplaza a la diva desde marzo del 2020, en el inicio de la pandemia, no podía conducir los programas por encontrarse cumpliendo con la cuarentena obligatoria luego de arribar a Ezeiza proveniente de Europa. Legrand no lo dudó y aceptó el convite encantada. A partir de ahí, todo fue una carrera contrarreloj para ajustar lo que había que ajustar para que el programa estuviese a la altura de las circunstancias: pruebas de vestuario, elección de invitados y ensamblar la logística habitual a las necesidades de la estrella. Todo fluyó sin contratiempos, aunque la ansiedad fue ganando protagonismo a medida que se acercaba el fin de semana.
Este sábado, Mirtha amaneció pasadas las siete, algo más temprano que de costumbre y luego de haber pasado una noche casi sin dormir. Pese a todo, no alteró su habitual rutina de lectura de diarios y radio encendida, mientras desayunaba frugalmente en su cama, antes de iniciar la producción de su estilismo. Su fiel e histórica asistente Elvira siguió de cerca cada uno de los detalles. A media mañana, Héctor Vidal Rivas llegó al piso de Avenida de Libertador para supervisar el outfit con el que la diva saldría de su casa y terminar de elegir el vestido diseñado por Claudio Cosano que luciría al aire.
Mirtha se peinó y maquilló en su domicilio. A pesar de tener aplicadas las dos dosis de la vacuna Sputnik V, la diva optó por no exponerse más de la cuenta y permanecer el menor tiempo posible en los estudios de la productora audiovisual La Corte, donde, cada sábado, se graban sus dos programas. Aunque hoy, para no exigir a la conductora con dos grabaciones seguidas, se decidió que solo se haría La Noche de Mirtha y suspender la emisión de mañana de Almorzando con Mirtha Legrand.
Ineludible en tiempos de pandemia, el mismo sábado por la mañana un equipo de profesionales se acercó hasta la vivienda de la diva para realizarle el hisopado correspondiente tanto a ella como a sus asistentes cercanos. Al mismo procedimiento se sometieron los invitados, los integrantes de la producción y los técnicos que llevaron adelante el ciclo. Para proteger a Mirtha, al estudio solo se permitió el ingreso del personal indispensable y, salvo ella y los invitados cuando se llevaba a cabo la grabación, nadie se quitó su tapabocas.
El oficio de ser diva
La estrella salió de su casa alrededor de las 12.30 en su vehículo de marca alemana. Además de Marcelo, su chofer, la acompañaban Elvira y Héctor Vidal Rivas. Mirtha lució un tailleur verde agua y un barbijo al tono. Como es habitual en ella, lucía guantes, aunque la temperatura no lo ameritaba.
Pasadas las 13, y sin detenerse para hablar con los cronistas presentes, el automóvil ingresó al edificio dejando a la diva a pasos del ingreso al estudio. Inmediatamente recibió la primera ovación de todo el equipo de producción y de los técnicos. Mirtha agradeció a todos con verdadera emoción y felicidad por volver al ruedo.
El estudio, con 500 m2 de escenografía, habitado por los programas de Legrand, hasta el año pasado eran utilizados por los formatos de Marcelo Tinelli (Bailando por un sueño y Cantando 2020), razón por la cual, la diva ocupó el camarín que utilizaba el conductor de ShowMatch, ubicado dentro del estudio, de manera tal que no tuvo que caminar demasiado ni subir escaleras. Ese camarín es el que también utiliza Juana Viale. Legrand no permaneció demasiado tiempo allí, solo el necesario para cambiarse de ropa y retocar maquillaje y peinado. En algún momento, Nacho Viale golpeó la puerta para conversar unos minutos de manera íntima con su abuela. De todos modos, el viernes por la tarde ya había visitado a Mirtha para ponerla en autos sobre la escenografía y la dinámica de la grabación. A la estrella la inquietaba pisar un set desconocido por ella.
Cuando la diva ingresó al estudio, una nueva ovación le dio la bienvenida. Pampita, una de las invitadas que ya estaba ubicada, no pudo contener las lágrimas. Mirtha saludó a todos y realizó un reconocimiento del terreno. Le indicaron por donde debía ingresar y cuál sería la ubicación de las cámaras de piso y la grúa aérea. A diferencia de su nieta, Legrand sí optó por su habitual escritorio desde donde realizó el primer bloque. Ella pidió algunos portarretratos y un par de premios Martín Fierro para coronar la coqueta mesa de grandes dimensiones.
Faltaban segundos para las 14, cuando por el talk back el director anunció que comenzaban a grabar. Un video introductorio mostrando el devenir del ciclo a lo largo de 53 años y un loop con varios saludos de la conductora prologaron su salida estelar. Se abrieron las pantallas de led y Mirtha apareció radiante, aunque se la percibió con los nervios lógicos de la ocasión. Dos asistentes vestidos de gala la escoltaron hasta el escritorio, donde Mirtha saludó y mostró su vestido. “Nada ha cambiado”, bromeó la estrella ante el ritual sagrado y sin privarse de reclamar por la presencia de Nelly Trenti, la locutora que la acompaña hace añares. “Le voy a pagar yo el sueldo… tantas vueltas”, se inquietó Legrand, dando a entender que Trenti no estaba allí por cuestiones presupuestarias.
En el primer bloque, Mirtha mantuvo una simpática charla con su nieta vía Skype y leyó un sinfín de avisos publicitarios con cierta inseguridad, porque no quiso utilizar anteojos, según ella misma confesó. “Los traeré para la próxima. ¿Hay próxima?”, bromeó, dejando entender que desea mantener su ritmo laboral. “El médico me dijo que trabaje”, sostuvo cuando repasó su vida en pandemia. “Vivo con Elvira y ya no teníamos sobre qué hablar”, recordó entre risas, pero con mucha verdad en torno a los efectos adversos del encierro.
Entretelones
Finalizado el extenso primer bloque, la diva fue conducida a la gran mesa. Antes, hubo que acondicionar la escenografía, correr el escritorio y reubicar a las cámaras. El parate duró más de lo previsto y Mirtha se impacientó: “¿Cuándo volvemos a grabar?”, consultó cordial, pero dando a entender que no deseaba perder el ritmo alcanzado en la apertura.
“Acompañan a la señora Mirtha Legrand…”, dijo la locutora antes de presentar a los invitados Carolina Pampita Ardohain, Jonatan Viale, Baby Etchecopar y Fernán Quirós, Ministro de Salud porteño. Si hubo algo de nervios en el primer bloque, en la mesa Mirtha se movió como pez en el agua.
Nacho Viale siguió de cerca la grabación sin invadir el trabajo de su abuela, a quien le evitaron tener que conducirse hasta la cocina para ser testigo y partícipe de la preparación de una receta de la cocinera Jimena Monteverde, tal como sucede con Juana Viale. Esta vez, la chef solo se limitó a presentar cada uno de los platos que degustaron los invitados y la anfitriona.
El equipo de producción, con Silvia Peschiera en torno a lo periodístico, acompañó a la diva con datos precisos a cada momento. Al aire podía escucharse cómo la producción y el asistente de dirección apuntalaban a Mirtha con indicaciones puntuales.
Tarea cumplida
El programa se desarrolló con buen ritmo y Mirtha, rápidamente, ganó seguridad y se mostró tan alerta como siempre. Uno de los momentos más emotivos fue cuando Legrand recordó a Goldy y Josecito, sus hermanos fallecidos. “Era como mi mamá”, dijo en referencia a Silvia Legrand y agregó que tenía una foto del ataúd que contenía el cuerpo de su hermana como última imagen del ser querido que no pudo despedir debido a las restricciones vigentes en mayo del año pasado cuando se produjo el deceso.
Cerca de las 16.30 Mirtha se puso de pie y cerró el programa con su habitual latiguillo: “Como te ven te tratan y si te ven mal, te maltratan”. Y el estudio estalló en una nueva ovación. Mirtha se tomó una fotografía con sus invitados y, cuando las luces se apagaron, rápidamente Nacho se acercó a saludarla.
Casi como un acto de resistencia, la diva no abandonó inmediatamente el estudio. Sentada en la cabecera de la mesa, conversó con sus colaboradores y celebró lo bien que había salido el programa. Antes de partir, respondió algunas preguntas para un video que StoryLab, la productora de Nacho Viale y Diego Palacio, subió a sus redes sociales. “No salgo de mi asombro, lo que ha ocurrido conmigo... Ahora, con mi reaparición, es como que el público se aferrara a mí... Una gran alegría, una gran felicidad, muy contenta...Me di cuenta que necesitaba hacerlo...Ahora me veo fantástica”, sostuvo Mirtha con lógica.
Rodeada de flores, Mirtha volvió a subir a su automóvil sin tomar contacto con la calle. Si bien es cierto que estaba algo cansada, la sensación de felicidad pudo más. Cerca de las 17.30 llegó a su piso de Palermo, pensando en la posibilidad de volver pronto. Entre el lunes y el martes se decidirá si la diva regresa el próximo fin de semana a ocupar su lugar ganado a lo largo de 53 años desde aquel estreno acontecido el 3 de junio de 1968 en las pantallas de Canal 9, cuando la leyenda televisiva se fundaba bajo el mote de Almorzando con las estrellas.
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