Virginia Innocenti: "Mi personaje, Libertad Morel, es la antítesis de todo lo que yo defiendo"
Encarna a una villana de antología en Argentina, tierra de amor y venganza, y pone el corazón en una obra de poesías y canciones
Ella interpela: "¿Existe acaso otro destino que narrarnos?". Es en un momento de Traducción de las noches, el espectáculo de Virginia Innocenti que en forma juguetona -o no tanto- describe como "una ficción biográfica descarnada", en la gigantografía instalada en el acceso al Centro Cultural de la Cooperación. Allí, cada domingo, la malvada de Argentina, tierra de amor y venganza, de pronto se convierte en niña y comienza a desandar, desde la adultez, su "collage de teatro poético musical".
Es una travesía por las aguas profundas de amores, mandatos, deseos, rebeliones y búsquedas personales.
"En la medida de lo posible, trato de seguir los caminos de mi corazón. No hay especulación en mis producciones artísticas", responde Innocenti sobre las motivaciones para llevar a escena la obra en este momento. "Es más una necesidad de alimento espiritual y vital. Es lo que me rescata y mantiene viva. Por algo en la obra pregunto si existe otro destino que narrarnos. Y bueno, creo que no, que es la tarea". Y en esa misión está Innocenti desde los 9 años, cuando escribió el primer poema, dedicado a su madre. "Creo que este espectáculo en realidad es el resultado de una necesidad de dar a luz mi material poético. Tenía muchas ganar de editar un libro, pero como se complicaba por la situación que atravesamos, dije '¿cómo hago para llegar más directamente a la gente, al corazón?'. Si bien considero que la poesía es música, cuando uno canta los poemas, cuando los pone en escena, cuando acompaña con música, y además los hilvanás con un relato, contás un cuento, la gente lo celebra.
-Hablás en primera persona y sobre un período de tiempo en particular. ¿Cuánto de ficción y de realidad hay en esa narración?
Si bien hablo en primera persona, esta mujer que habla desde el hoy y cuenta un tramo de su vida no deja de ser una ficción. Si bien hay muchas cosas que viví, hay otras que forman parte del material emocional, de las vivencias ancestrales familiares y de mi entorno. Porque con ese recorte pretendía también hacer metáfora de una época.
-El recorte abarca la infancia y adolescencia de esa mujer, pero además, concluye en 1983. ¿Por qué decidiste terminar el relato en ese momento?
Siempre pensé que había tanto dolor al que prestarle atención respecto de las víctimas directas de la dictadura que nunca hubo espacio para hablar del dolor de mi generación. Es como que casi no hay material de los que quedamos vivos, y que fuimos criados parte de nuestra infancia y adolescencia, que es justo la etapa en la que uno se forja, en el terror y en medio de un montón de cosas que uno no entendía. El recorte tiene que ver con dar cuenta de una época y también de una etapa de la vida que me tocó transitar de ese modo.
-¿A cierta altura de la vida, se puede hablar más abiertamente de los sentimientos y las vivencias?
Ya cumplí 50. Estoy en una etapa de mi vida en la que me importa muy poco lo que digan u opinen de mí. Sé por qué hago lo que hago, con quién me interesa compartir mi tiempo vital. El otro día una amiga me mandó una frase, tan sencilla y tan maravillosa, que decía "desde que entendí que lo único que me voy a llevar de esta vida es lo vivido, empecé a vivir lo que me quiero llevar". Es así de sencillo. Creo que todos los seres humanos nacemos con un don y que vivimos en una sociedad que no está armada como para que cada uno vibre en su tono, que se desarrollen las particularidades. Poder crear es lo que me salva desde chica.
Las reivindicaciones acerca de la igualdad de género también están presentes.
Siempre traté de colaborar en todo lo que tiene que ver con ganar derechos para todas las minorías. Y este me parece un momento valiosísimo: que se pueda empezar a pensar que se puede vivir de otra manera y que se derriben tantas mentiras, que se terminen la doble moral y la hipocresía es muy importante. El momento histórico también me animó. Si bien vengo militando en todas estas causas desde chica, me parece que está bueno compartir la experiencia propia, para que también las generaciones que vienen puedan entender un poco más.
-En Argentina, tierra de amor y venganza, de eltrece, componés a una mujer violenta, inescrupulosa, machista. ¿Desde dónde construís este personaje?
Libertad Morel, mi personaje, es justamente la antítesis de todo lo que yo defiendo (sonríe). Me divierte hacerla. Y digamos, ¿quién no tiene una Libertad en su familia?... Para encarar un personaje, necesito empatizar con él, defenderlo. Porque tengo que entender por qué es como es. Necesito conocer el origen del daño, ya que todas las personas y los personajes bien escritos tienen su razón de ser. Entendiendo su verdad, el motor de su accionar, puedo ser piadosa y crear, interpretar, seres creíbles.
-¿Cómo lográs empatizar con Libertad en este momento?
Primero, es necesario que Libertad exista para que se enteren los más jóvenes de esto que decía antes, de dónde venimos. Mis padres, creo que sin quererlo, fueron un poquito Libertad conmigo y con mis hermanos. No al extremo de ella. Pero sí venían con el coletazo de ese "deber ser". Y en la época en que transcurre la novela, más aún. Estaba muy mal visto que una mujer trabajara. Se supone que tenía que pasar de ser propiedad de sus padres, sobre todo del padre, a ser propiedad de su marido. Conozco muy de cerca a hombres y mujeres con el discurso de Libertad Morel. Los he padecido. De eso hablo, entre otras cosas, en mi obra. De cómo sobrevive y se refunda una mujer que ha sido violentada y reprimida por su contexto social e histórico y por sus mayores, a la misma edad que ellos fueron también reprimidos y violentados. Entiendo que lo que no se sana se repite. Libertad no pudo elegir el camino de la luz. No tuvo herramientas para eso. Es una típica mujer reseca e infeliz, también producto de una época y de la clase social en la que fue criada.
-¿El personaje te sedujo por ser una villana o fuiste profundizando ese rasgo?
-En primer lugar me sedujo el proyecto en su totalidad, con un equipo de excelencia y receptivo. Trabajé en Pol-ka desde sus inicios. Saben con el amor y la pasión con que encarno mis personajes. Y en Argentina, tierra de amor y venganza me ofrecieron uno complejo, inmenso, de esos que no se olvidan. Lo construyo y hago mis aportes día a día desde la base sólida de los guiones y el cuidado de los directores. En principio, en las primeras convocatorias, un poco se sintetiza en "bueno, vas a ser la villana". Pero ya sé que después eso es arcilla que me dan para moldear y profundizar. Por supuesto, he ido profundizando. Pero también es un ida y vuelta entre los autores, los directores, los productores. Una propone algo y ellos lo receptan, y así el personaje va creciendo, se va complejizando.
-¿Cómo te llevás con la exposición al hacer una tira diaria?
-Muy bien. La verdad estoy gratamente sorprendida por el amor con el que la gente recibió esta ficción y este personaje, en el que diferencian claramente a la actriz que interpreta ese personaje. Y me agradecen mucho, fundamentalmente la calidad. Creo que no hay que subestimar nunca al público. Y que cuando se ofrece algo de calidad, bueno, creíble y en lo que la gente se puede sentir identificada, el éxito está garantizado.
-¿Preferís ser la malvada o la heroína?
-Siempre depende del proyecto, de la historia que vamos a contar. En algunos prefiero ser la heroína (sonríe) y en otros, la malvada. En este caso me estoy divirtiendo mucho con esta mujer, con tantos y tantos problemas. Con tanto dolor y resentimiento. Que les genera tanto sufrimiento a sus hijos, a la gente que la rodea.
Traducción de las noches
Domingos,a las 19.30
Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.
Argentina, tierra de amor y venganza.
Lunes, martes, jueves y viernes, a las 21.30; miércoles a las 22.
Por eltrece.
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